La nueva política energética del Gobierno mexicano da prioridad a la eléctrica pública, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), sobre las empresas privadas, pero la compañía estatal no puede invertir lo necesario porque generar electricidad le cuesta más de 16.000 millones de dólares anuales.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, defiende esta política con el argumento de dar un «trato justo» a la CFE, presuntamente perjudicada por los anteriores gobiernos, y garantizar el abastecimiento.