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Clarita Rodríguez Soto, investigadora UAEMéx, analiza los efectos del cambio climático en flora y fauna de áreas naturales protegidas

• “Si no conoces lo que tienes, no lo puedes conservar”, aseveró la investigadora quien considera importante involucrar a la población para la conservación y aprovechamiento sustentable de las zonas naturales.

Toluca, Méx; 26 de abril de 2024. Las actividades humanas tienen un impacto determinante en las Áreas Naturales Protegidas, sobre todo cuando el aprovechamiento de los recursos es desmedido, lo que a la larga trae como consecuencias la desaparición de especies endémicas y la pérdida de otros servicios ecosistémicos, refirió la investigadora Clarita Rodríguez Soto, egresada de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), quién se dedica a estudiar los fenómenos biológicos geo espaciales desde hace 18 años.
Su investigación consiste en la identificación de zonas en riesgo por el cambio climático a través de modelos georeferenciados de la distribución de vertebrados, plantas, animales y hongos registrados en la Norma Oficial Mexicana 059 SEMARNAT 2010, que enlista a las especies en riesgo. Todo ello con el fin de aprovechar las oportunidades de conservación de la biodiversidad en territorio mexiquense.
Dicho trabajo de localización tomó en cuenta los factores de potencialidad de supervivencia de las especies como las condiciones del clima y la vegetación, a la vez que consideró la condición de gobernanza ambiental de diversos sitios como el recurso invertido en diversas áreas naturales protegidas del Estado de México.
La investigadora recalcó que el proyecto, el cual lleva en desarrollo tres años, también considera la presencia de corredores biológicos como una de las estrategias de conectividad de áreas naturales protegidas teniendo como ejemplo las siguientes áreas naturales protegidas: el parque estatal denominado “El Oso Bueno”, el Parque Ecológico y Recreativo de Tenancingo, Malinalco y Zumpahuacán, por listar algunos. También mencionó que estos corredores permiten el desplazamiento de las especies de flora y fauna en el Estado de México.

“Los corredores biológicos son esenciales para las especies que en un futuro ya no van a tener las condiciones necesarias para poder vivir, por lo que tendrán que buscar otros espacios con esas condiciones. Estos corredores biológicos les darán oportunidad de llegar a esas áreas donde podrán mantener poblaciones estables a largo plazo”, indicó.
La académica añadió que una forma de implementar los corredores biológicos es mediante la sensibilización de la población exhortándolos a generar huertos, policultivos, jardines para polinizadores o dejar de usar ciertos químicos como pesticidas; así como generar una planeación adecuada de la expansión urbana y la construcción de carreteras.
La investigadora explicó la importancia del involucramiento de la población para la conservación y aprovechamiento sustentable de las zonas naturales mediante un acercamiento de la información a la población general para construir una cultura ambiental. “Si no conoces lo que tienes no lo puedes conservar”, aseveró.
Concluyó que desempeñarse en el ámbito científico le permite hacer lo que le apasiona, al tiempo que aporta un granito de arena a la conservación de la biodiversidad. Actualmente colabora con el cuerpo académico Geotecnologias, Ambiente y Sociedades Resilientes conformado por investigadores con experiencia y practicantes que ayudaron con el filtrado de datos al igual que al desarrollo de los modelos de distribución potencial de las especies.