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Como es sabido, la leyenda cuenta que:

“Midas fue un rey de Frigia que gobernó en el período entre 740 a. C. y el 696 a. C. De acuerdo con la mitología griega, un día, Sileno, habiendo bebido más de lo normal, se perdió y fue a parar a las tierras de Midas, que lo acogió y le ofreció su hospitalidad.

Dionisio, que buscaba a Sileno, su preceptor, lo encontró allá y para agradecer al anfitrión haberlo alojado, otorgó un deseo a Midas, que pidió la facultad de transformar en oro todo lo que tocase. Don que le fue concedido, pero entonces también la comida que tocaba se transformaba en oro; incapaz de comer y de beber, suplicó al dios volver a su estado anterior, que le liberase de esa facultad.

Dionisio le ordenó, para eso, que se lavase las manos en las aguas del río Pactol, próximo a la montaña de Timolos; este baño eliminó el poder de Midas y desde entonces la arena del río se convirtió en oro” (Wikipedia)

Haciendo un símil con esa leyenda, me parece adecuado identificar a Pedro Sánchez con Midas, pero, en lugar de desear convertir en oro todo lo que toque, por lo visto pidió al ‘dioniso estado profundo’ que pudiese recentralizar todo lo que desee y, obviamente, ese deseo le fue concedido “con sumo agrado” (como diría el dios Marchena, ya que esa frase la repitió muchas veces en el juicio a nuestros representantes políticos).

Ahora, el ‘midas Sánchez’, nos ha anunciado que su ‘nueva normalidad’, que tanto me desagrada, subiría un grado, ya que será una ‘nueva normalidad vigilada’ y, a tal fin, comentó que el próximo martes 9 aprobaría un real decreto-ley, en el que fijarán el marco de actuación hasta que no se encuentre la vacuna o algún remedio paliativo.

Y ese marco, en principio, irá desde el próximo 21, que finalizará, previsiblemente, el estado de alarma, hasta que los laboratorios hayan encontrado el remedio, y lo puedan producir a gran escala, distribuirlo y estar a disposición de las necesidades locales, es decir, un período que puede ser muy largo. Así que Sánchez seguirá teniendo recentralizadas muchas funciones, propias de las comunidades autónomas.

Las medidas serán de prevención, contención y coordinación para evitar rebrotes tras el fin del estado de alarma. Es decir, una centralización en toda regla, que quedará, por los siglos de los siglos, pues todos sabemos que ese tipo de medidas nunca se revierten, como vimos después del atentado del 11-S, nunca más tendremos la libertad perdida.

Evidentemente, el lenguaje y el papel lo soportan todo, por eso, el funambulista Sánchez, pasa sin apuros del “mando único”, a la “cogobernanza”, a la “gobernanza absoluta” y ahora nos dice que después del estado de alarma, las comunidades autonómicas pasaremos a la nueva normalidad vigilada.

Todos sabemos que hay muchas formas de mentir, y los circunloquios para no decir lo que realmente se piensa, es un arte del que Sánchez usa y abusa.

Su único objetivo es alargar hasta el infinito las potestades recentralizadas, la pandemia es la excusa perfecta, según le deben aconsejar sus asesores.

Sánchez, como ya he ido comentando en repetidas ocasiones, es el típico político oportunista, que tanto intenta vender una enciclopedia, como una nevera, pero careciendo de todo conocimiento de lo que vende, mientras le permita mantenerse en la poltrona. Su partido, el PSOE, también hace años que perdió el rumbo; visto desde el presente, somos conscientes que hemos estado engañados durante 40 años, y nos damos cuenta que, desde que Felipe González tomó las riendas en el congreso de Suresnes (Francia), en octubre de 1974, y cambió la orientación política e ideológica del PSOE, poco antes de la transición democrática en España, realmente empezó el engaño, pues buscaba el poder dentro del sistema.

Como todos sabemos, difícilmente se respetan ni siquiera los propios acuerdos, ya que unos de los puntos aprobados en ese congreso, fue el del “Reconocimiento del derecho de autodeterminación de todas las nacionalidades ibéricas”. Y ese reconocimiento se perdió en el negro túnel de nuestra reciente histórica, y ahora, el ‘midas Sánchez’ ha cogido gusto al poder del BOE, para regularlo todo y, envolviéndose con la bandera, intenta unificarlo todo. Esa es la fuerza de Vox, del PP y de Ciudadanos, ya que han conseguido que Sánchez haya virado hacia la derecha. Esa es la ‘consistencia’ de la ideología del PSOE y de Sánchez: ser camaleónicos y fortalecer el estado profundo.

No tenemos que dejarnos engañar, el cese del coronel Pérez de los Cobos no ha sido para eliminar la policía patriótica, aunque ahora ese sea su mensaje, pero es puro maquillaje; su único objetivo era frenar el informe contra su gestión de la pandemia. La policía patriótica ya les va bien, como han demostrado, pues Pedro Sánchez ha tenido tiempo de cargársela, si hubiera querido, es jefe de gobierno desde el 2 de junio del 2018, es decir, hace más de dos años.  

En su último discurso en el congreso, para la aprobación de la sexta prórroga al estado de alarma, dijo cosas tan poco democráticas, como las siguientes:

“Sánchez “ha criticado a los partidos que han acusado a ‘este Gobierno malvado’ de recortar libertades y de ‘sustraer el poder autonómico’ porque ‘nada es más lejos de la realidad’. Ha defendido que se han mantenido ‘todas las libertades democráticas’ salvo la restricción de la movilidad para ‘preservar la salud pública y se han mantenido también todas las competencias autonómicas’.

Por eso, ha dicho no entender ‘que algunas fuerzas, en las primeras ocasiones, dijeran que era necesario el estado de alarma y ahora simplemente digan que no es posible seguir prorrogándolo’.

Sánchez ha vuelto a pedir ‘unidad’ a los partidos, y ha pedido ‘extraer lecciones de la pandemia. El enemigo es el virus y la política debe servir para combatirlo unidos, no puede ser un pretexto para combatir al adversario y menos aún aprovechando a las víctimas como arma arrojadiza ni una bandera, que es la bandera de todos’

‘La bandera es la bandera de todos, representa nuestras lenguas, nuestra literatura, el paisaje, el patrimonio y nuestra voluntad de vivir juntos, representa un proyecto de país común y, por eso, nadie está fuera de la bandera ni tiene derecho a usar la bandera contra otro compatriota. Pese a que hay modelos antagónicos de concebir el país, todos ellos son España, porque no hay ni buenos ni malos españoles. No usemos la bandera para dividir, porque lo que nos une es mucho más que lo que nos separa (…)” (www.rtve.es).

Las banderas son símbolos, signos de identidad, de un estado, una ciudad, o un club de futbol, pero, para mi, no deja de ser un trozo de tela identificadora de un pensamiento, de una ideología, de un sentimiento; nunca más debería ser usada como una ‘arma’ como se desprende del mensaje de Sánchez, pues la utiliza como varita mágica para reforzar su unionismo.

Hemos visto que la gestión del Covid-19, para él, y para el estado profundo, ha sido gestionada como un combate, como no se ha cansado de repetir, incluso en ese fragmento citado, y buena prueba de ello fue poner a la cúpula militar como portavoz del gobierno. Y en ese tipo de mensaje, de forma explícita, envolverse con la bandera, no deja de ser una forma de reforzar su mensaje y su campaña publicitaria, centrada en la idea de: unidos, todos juntos…, realmente es una crítica a los independentistas (pero, claro, él no hace política, somos los otros los que la hacemos, buffff).

Y, con ese pensamiento unionista, realmente les importa un bledo saltarse todas las leyes, como han hecho en repetidas ocasiones. Recordemos que:

El Estatut de Catalunya, como los de las otras comunidades autónomas, tienen el carácter y rango de ley orgánica, por lo tanto, es de rango muy superior que las leyes ordinarias.

Para modificar el Estatut, formalmente, deberían seguirse unos trámites, y, posteriormente, ser aprobado por referéndum en la comunidad autónoma.

Pero todos sabemos que cuando les interesa, que es siempre, hacen lo que les da la gana, ya que el texto aprobado por el parlament catalán y, por el referéndum en el año 2006, y posteriormente por el congreso, el senado, y ratificado por el rey, fue mutilado por el tribunal constitucional el 2010, así que los catalanes tenemos un estatut ilegal, ya que éste, recortado, no lo votamos.

Ahora, con su ‘nueva normalidad vigilada’, con la excusa de la pandemia, controlarán todo lo que quieran, desde la educación, las normas laborales, de movilidad, sanitarias, culturales, etc.; pues fijando las normas de concentración de los ciudadanos, en realidad lo regulan todo. Llegando a situaciones ridículas, ya que, por ejemplo, establecer que las discotecas puedan abrir, pero manteniendo la distancia de seguridad, sin bailar, sentados, consumiendo las bebidas y escuchando música, serán bares musicales, pero no discotecas. Como ha dicho el antropólogo Manuel Delgado, ahora descubriremos que en las discotecas los jóvenes van a hablar de filosofía kantiana…

Respecto a la sanidad, hay que recordar que el:

“Estatut título IV, de las competencias, capítulo II, art. 162: “Sanidad, salud pública, ordenación farmacéutica y productos farmacéuticos:

1 – corresponde a la Generalitat, en materia de sanidad y salud pública, la competencia exclusiva sobre la organización, el funcionamiento interno, la evaluación, la inspección y el control de centros, servicios y establecimientos sanitarios.

y en el punto

3 – corresponde a la Generalitat, en todo caso, la competencia compartida en los siguientes ámbitos:

a)    La ordenación, la planificación, la determinación, la regulación y la ejecución de las prestaciones y los servicios sanitarios, sociosanitarios y de salud mental de carácter público en todos los niveles y para todos los ciudadanos.

b)    La ordenación, la planificación, la determinación, la regulación y la ejecución de las medidas y las actuaciones destinadas a preservar, proteger y promover la salud pública en todos los ámbitos, incluyendo la salud laboral, la sanidad animal ambiental y la vigilancia epidemiológica.

c)     Etc.

Pues bien, cómo se pueden entender esas competencias exclusivas y las compartidas, si desde Madrid fijan las normas a aplicar, pues no es una excusa que el ministro de sanidad las haya comentado al consejo interterritorial del sistema nacional de salud, que es asesor de las comunidades autonómicas, ya que ese no es un nivel competente para modificar ni introducir nuevas legislaciones.

En el citado punto b, se fija que la vigilancia epidemiológica es un tema de competencia compartida, pero eso Sánchez no lo entenderá nunca, él tiene un criterio jacobino del estado central.

El nuevo real decreto, del cual se ha filtrado un borrador, constará de 33 páginas, con 31 artículos y nueve disposiciones, y “ata algo más en corto a las comunidades, que deberán velar por la suficiencia del sistema sanitario, y refuerza el papel coordinador del ministerio de sanidad, que deberá recibir información puntual de la evolución de la pandemia. Es decir, por un lado, el ministro Illa devuelve el poder a las comunidades autonómicas, pero por el otro, con este decreto, se reserva un rol clave en las emergencias y ante eventuales rebrotes” (El Confidencial).

Es decir, que el ‘midas Sánchez’ tocando con el BOE todas las actividades, supedita todas las materias al estado central, obviando, por lo tanto, el Estatut, y su compromiso de gobernanza plena por parte de las comunidades autónomas.

“Ese nuevo decreto fijará, entre otras cosas, que los servicios de salud de las comunidades autónomas tendrán que garantizar, en todos los niveles de la asistencia y, en especial, en la atención primaria, que a todo caso sospechoso de Covid-19 se le deba realizar una prueba diagnóstica por PCR u otra técnica de diagnóstico molecular, tan pronto como sea posible desde el conocimiento de los síntomas.

Asimismo, las comunidades autónomas deberán disponer o tener acceso o capacidad de instalar en un plazo máximo de cinco días entre 1,5 y 2 camas de cuidados intensivos por cada 10.000 habitantes, y de entre 37 y 40 camas para enfermos agudos por cada 10.000 habitantes” (Las Provincias).

Respecto a la obligatoriedad del uso de las mascarillas en los espacios cerrados y en los abiertos que no puedan garantizar el espacio interpersonal de 2 m de seguridad, como hasta ahora, pero, con el nuevo decreto, con multas de 100 € a los que no hagan caso; a mi modo de ver, no deja de ser otra incongruencia, ya que la mayoría de los especialistas consideran que en el exterior apenas hay riesgo de contagio, manteniendo la distancia, pero regular sanciones para los paseantes, cuando los que te pasan cerca, sin control, son los corredores y los ciclistas, y ellos sin mascarilla. Y que nosotros debamos llevarla, por ellos, me parece incongruente, pero, claro, es lo fácil.

Obviamente, fijar criterios y traspasar su gestión, es relativamente fácil, pero, como hemos visto en la conferencia con los presidentes autonómicos, la mayoría han estado en desacuerdo con la infrafinanciación que recibirán al respecto. Ese es el estilo del ‘midas Sánchez’ regular y sobre-regular, así fomenta su imagen. Si después las cosas no van bien, será culpa de os responsables autonómicos, está claro.

Por eso los medios unionistas están satisfechos, y remarcan: “El gobierno tutelará a las autonomías y mantendrá muchas restricciones tras el estado de alarma” (El Mundo), “Sánchez regulará la nueva normalidad de los españoles” (ABC), etc.

Lógicamente, la Generalitat califica de inaceptable este nuevo proyecto, por invadir sus competencias.

En definitiva, el golpe de estado que según el catedrático Pérez Royo había intentado hacer la derecha, realmente se ha producido, pero vía BOE, laminando el principio autonómico. Y el estado profundo seguirá “con sumo agrado” (Marchena) en sus poltronas, controlando todo el estado con sus policías patrióticas, el uso de sus cloacas, y lo que les convenga.

Y que los republicanos catalanes (ERC) avalen a un personaje como el ‘midas Sánchez’ y nos pretendan hacer creer que están consiguiendo o conseguirán algo, es del todo increíble. Pere Aragonés estará contento con la foto de la mesa del diálogo, pero enfrente estará una bandera española y, como sabemos, las banderas, los trapos, no dialogan.

Amadeo Palliser Cifuentes