Ciudad de México, 21 de diciembre de 2020. La pérdida de seres queridos como consecuencia del SARS-Cov2 y la llegada de las festividades decembrinas, podrían tener un impacto en el estado emocional de las personas, por lo que es preciso llevar a cabo estrategias para sobrellevar el duelo, indicó el Dr. Raymundo Calderón Sánchez, Director Nacional de Psicología de la Universidad del Valle de México.
El Dr. Calderón explicó que esta es una época en la que se presentan factores de carácter biológico y exógenos que pueden provocar tristeza profunda o depresión. El primero se atribuye características estacionales, es decir, la poca luz y la baja en las temperaturas, inclusive relacionadas con vitamina D que proveen los rayos del sol. Mientras que el factor exógeno, está relacionado con nuestra cultura, con la costumbre de llevar a cabo reuniones con la familia en esta temporada pero que este año no se pueden realizar ante el riesgo de enfermar de COVID 19.
El especialista comentó que es preciso tener diálogos con la familia, ya sea de forma presencial o a distancia, que permitan hacer un recuento o una recuperación de lo que ha pasado en el año, tanto las cosas negativas como las positivas.
Es importante, recomendó, entender la falta del contacto físico como consecuencia del COVID 19 y asumir esta nueva realidad para buscar alternativas que nos permitan seguir disfrutando de la compañía de nuestros seres queridos, aunque sea a distancia.
Agregó que es importante evitar estar solos y tratar que otras personas queridas permanezcan solas, además, sugirió programar actividades, incluso, aquellos individuos que viven sin compañía. Si hay más de una persona viviendo en el hogar, recomendó que se organicen actividades específicas para las fechas decembrinas.
“Hay personas que han sufrido la pérdida de un ser querido, pero tienen mucha actividad; su concentración está en un área diferente o con muchos recursos afectivos, de tal manera que puede manejar solo, de una manera adecuada, el impacto que está teniendo a nivel emocional sin que se presente una situación patológica”, comentó el Dr. Calderón.
“La navidad es un espacio de interacciones humanas en el que seguramente, teniendo una reunión presencial o no, se va a platicar sobre lo que está sucediendo en el año, será un espacio el que se tendrá que dialogar sobre la pérdida de las personas que ya no están con nosotros, esto no se puede evitar”, expuso.
El Director Nacional de Psicología de la UVM también explicó que el duelo es un proceso de respuesta o adaptación emocional ante la pérdida de un ser querido o incluso ante cualquier pérdida; la depresión puede derivar en que se pierda cierto sentido de vida; en la tristeza profunda el sujeto es muy consciente de muchas de las actividades que deja de hacer, en la depresión no.
Calderón explicó que en el duelo por la pérdida de un ser querido pasa por cuatro etapas: negación, enojo, tristeza y finalmente un momento de aceptación.
Detalló que, en la negación, aunque su origen es afectivo, hay una especie de bloqueo intelectual, en el que la persona no puede aceptar que quien se fue ya esté muerto y, por lo tanto, sigue actuando como si no lo estuviera. La segunda etapa es de coraje, surgen reproches por el fallecimiento del ser querido y la ira por impotencia. “Las personas que se encuentran en esta etapa del duelo pueden manifestar niveles de irritabilidad muy altos”, dijo.
El tercer estadio, es el de la tristeza, es cuando la persona inicia su proceso de aceptación y es cuando podría presentarse la depresión, indicó el Dr. Calderón. Aunque, en torno a ella hay elementos importantes que entran en juego: la fortaleza, que se refiere a los recursos de cada persona para el manejo del dolor; la relación estrecha que en su momento pudo haber tenido con la persona fallecida y, el tercero, que tiene que ver con factores exógenos como el apoyo que recibe de amigos o familiares. Estos tres elementos pueden determinar la profundidad de la depresión, explicó.
Indicó que un duelo que se maneja de manera adecuada dura entre tres y cuatro meses; en el caso de personas de la tercera edad puede llegar hasta a seis meses, después de este tiempo se podría decir que ha pasado a una situación de tristeza profunda o depresión que podría convertir un duelo patológico, apuntó.
“Los signos y síntomas del duelo patológico pueden ser retraimiento social fuerte, hay mutismo selectivo, tristeza profunda, dolor y pensamientos constantes acerca de la pérdida del ser querido, falta de concentración, atención extrema a los recuerdos del ser amado o la anulación excesiva de los recuerdos, asumir que sigue vivo, resentimiento por la pérdida, sentimiento de que la vida no tiene sentido ni propósito, incapacidad para disfrutar la vida”, enumeró el Dr. Calderón.