Este es el título de una canción de Lluís Llach i Grande, incluida en el álbum ‘El meu amic el mar’ (Mi amigo el mar), publicado en 1978. Que copiaré al final de este breve escrito, pues me parece que es muy pertinente, vista la situación que sufrimos los independentistas catalanes.
Es evidente que nadie tiene la llave de la independencia, máxime habiendo constatado el muro antidemocrático que es el reino de España. Y ante esa situación, es comprensible que muchos que se hayan convertido en escépticos, otros en pragmáticos, otros en contorsionistas ilusorios, …, otros en marcianos, etc., y todo es humanamente explicable y justificable.
Pero, entre todos ellos, hay mentirosos, personas que dicen una cosa y actúan en sentido contrario, para enfriar, desmotivar y desmovilizar. Personas así las encontramos en todos los niveles y en todos los espacios, hasta en el familiar. Y claro, si esos mentirosos son tertulianos, dirigentes políticos, etc., su irresponsabilidad es imperdonable, ya que su incidencia es mayor.
Dando un paso más, para molestar más, si cabe, me parece preciso resaltar que, en nuestro lenguaje, normalmente, hay ciertos términos que son considerados muy fuertes y altisonantes, como, por ejemplo, el de traición y traidor.
Según el diccionario de la RAE:
- Traición: falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener.
- Traidor, ra: Que comete traición.
Y leídas las declaraciones de Marta Rovira, secretaria general de ERC, a las que me referí al final de mi anterior escrito, así como la decisión de Pere Aragonès de no asistir a la manifestación de la Diada (11 de setiembre), personalmente, me siento traicionado, así, con todas las letras, y sin ambages. Y lo siento mucho, ya que consideraba que eran compañeros.
Por eso me parece muy adecuado reproducir seguidamente la letra de la famosa canción de Lluís Llach, que he citado con anterioridad; un cantautor que sigue siendo un referente ético y moral, para muchos de nosotros.
‘No es esto, compañeros, no es esto
por lo que murieron tantas flores,
por lo que lloramos tantos anhelos.
Posiblemente hace falta ser valientes otra vez
y decir no, amigos míos, no es esto.
No es esto, compañeros, no es esto,
ni palabras de paz con garrotes,
ni el comercio que se hace con nuestros derechos,
derechos que son, que no hacen ni deshacen
nuevos barrotes bajo forma de leyes.
No es esto, compañeros, no es esto;
Nos dirán que ahora es preciso esperar.
Y esperamos, bien seguro que esperamos.
Es la espera de los que no nos pararemos
hasta que no sea preciso decir: no es esto.
No es esto, compañeros, no es esto;
Nos dirán que ahora es preciso esperar.
Y esperamos, bien seguro que esperamos.
Es la espera de los que no nos pararemos
hasta que no sea preciso decir: no es esto.
No es esto, compañeros, no es esto
por lo que murieron tantas flores,
por lo que lloramos tantos anhelos.
Posiblemente hace falta ser valientes otra vez
y decir no, amigos míos, no es esto.
No es esto, no, compañeros, no es esto’.
(traducción propia)
Y ante una situación como la que sufrimos, no cabe el pasotismo, ni quedarse en el sofá, ni ningún tipo de festejos; debemos continuar siendo reivindicativos, debemos ser como la mosca cojonera. No hay otra alternativa.
Y cuando nos pidan el voto, deberíamos ser coherentes, superar la memoria del pez, que cité ayer, y ser consecuentes. Y por mucho que intenten desmotivarnos determinadas personas, ciertos partidos y algunos mensajes, o los previsibles tertulianos de turno, deberíamos, si cabe, reafirmarnos en nuestras creencias y hacer oídos sordos a esas falsas sirenas.
Por todo ello, deberemos acudir masivamente a la manifestación de la Diada, pues será una prueba, delante del estado, de que seguimos vivos, y que no olvidamos, pues nosotros sí que seguimos queriendo la independencia.
No nos basta:
- la desjudicialización del ‘delito de sedición’,
- ni la gobernabilidad de España (que nos impone el diezmo de 20.000 millones de € anuales, para diezmarnos),
- ni las promesas de diálogo efectuadas con cara de Jekyll propia de los miembros del Opus Dei, efectuadas por un gobierno mentiroso y tramposo del Mr. Hyde. Ambas facetas de Pedro Sánchez,
- ni la gestión de una autonomía de cada vez más descafeinada (como vimos con la reciente centralización del Cuerpo de Bomberos y el ninguneo de nuestro Servicio Meteorológico) y asumida sin más por nuestro gobierno,
- por citar unas pocas.
No es esto, compañeros, no es esto, y no nos pararemos hasta que no sea preciso decir: no es esto.