‘Yo puedo ver en la oscuridad, se jactaba cierta vez Nasrudin en la casa de té.
Si es así, ¿porqué algunas noches lo hemos visto llevando una lámpara por las calles?
Es solo para que los otros no tropiecen conmigo’.
Todos creemos saber lo que es la democracia y, hoy día, todos nos creemos epidemiólogos, pero está claro que, que el conocimiento es muy subjetivo, pues:
¿Qué es el tiempo?
Si nadie me lo pregunta, lo sé;
Si alguien plantea la cuestión y yo lo quisiera explicar, entonces no lo sé.
San Agustín de Hipona (354-430)
‘Si no sé que no sé, creo que sé.
Si no sé que sé, creo que no se’.
Ronald David Laing (1927-1989)
Este célebre psiquiatra comentó, asimismo, que hay certezas, como, por ejemplo, que:
‘La vida es una enfermedad de transmisión sexual y la tasa de mortalidad es del cien por cien’.
‘La sociedad valora mucho su ‘hombre normal’. Se educa a los niños para que se pierdan a sí mismos y así llegar a ser absurdos, es decir, hombres normales’.
‘Vivimos en un momento de la historia donde el cambio es tan acelerado, que comenzamos a ver el presente solo cuando ya está desapareciendo’.
Etc.
Pero es evidente que estamos inmersos en la falsedad, la propia y la impuesta por los políticos, medios de comunicación, etc.; pero, siempre, motivados por intereses, por eso son muy interesantes las siguientes fábulas:
‘Nasrudín, le preguntó el vecino, ¿quién es más inteligente, el camello o el hombre?
El camello, contestó el mulá, porque lleva cargas pesadas sin quejarse, pero nunca pide una carga adicional. El hombre, por el contrario, atestado de responsabilidades, siempre quiere aumentar sus cargas’.
‘El pez atrapado:
El rey envió una misión privada al interior del país para encontrar al hombre apropiado que pudiera ser nombrado juez. El Mullah Nasrudín tuvo noticias de ello, y cuando los delegados, simulando ser sólo viajeros, lo visitaron, vieron que tenía una red de pescar sobre sus hombros.
¿Por qué, preguntó uno de ellos, lleva usted esa red?
Simplemente para recordar mi humilde origen, pues en una época fui pescador.
Nasrudín fue designado juez, precisamente, por su noble sentimiento.
Un día, de visita en su corte, uno de los tantos funcionarios que lo había entrevistado en esa ocasión, le preguntó:
¿Qué sucedió con su red, Nasrudín?
Por cierto, que no se necesita red, dijo el juez Nasrudín, una vez que el pez ha sido atrapado’.
(Pinterest.es)
En estos momentos, vemos que mientras muchos actúan como camellos, otros piden más cargas, pero, la mayoría, cuando tienen una mínima responsabilidad, ya prescinden de la citada red, pues se acomodan a ser y actuar como meros peces atrapados.
Esta mañana, oyendo una entrevista radiofónica (RAC1) a Óscar Camps Gausachs (1963) activista y socorrista fundador de la ONG Proactiva Open Arms, ha comentado que llevan 61.000 vidas salvadas, de más de 20 nacionalidades, 80 misiones humanitarias que han recorrido 6 vueltas a la Tierra, navegadas a bordo de Astral, Golfo Azzurro y Open Arms, gracias a sus 600 voluntarios y a las donaciones de 31.000 personas. Pero, según ha comentado, en este momento crítico, con el virus del covid-19, su actividad se ha complicado, ya que a los tests que efectuaban sobre la tuberculosis, etc., ahora deben hacer los PCR y separar por zonas, a los afectados.
Y, según ha dicho Camps, ahora siguen habiendo cientos de muertes, ya que los estados están preocupados por su problema interno, y si nunca se han interesado para ayudar, ahora menos; y siguen muriendo, pues, aunque tengan un 10% de posibilidades de llegar a Europa, saben que si se quedan morirán, con toda seguridad. Y, ayer, entre los muertos, hubo un niño de apenas seis meses, pero, no es igual, ya estamos inmunizados.
Y, por ejemplo, el ejército del aire español actúa para localizar barcazas y cayucos, pero no para socorrerlas, si no, para notificar su ubicación a las patrulleras libias, formadas por ‘tropas’ que ni controlan su territorio y que, evidentemente, no respetan los derechos humanos. Y ese ejército del aire, lo pagamos con nuestros impuestos, no lo olvidemos. Y es el que en los presupuestos generales de Pedro Sánchez aún incrementará su financiación. Esta es una de las prioridades de Sánchez, UNA PURA INDECENCIA, AMORAL, DE LA QUE NO QUEREMOS SER CÓMPLICES.
Pero lo somos, pues, como he dicho, estamos inmunizados, y sólo nos preocupamos por los problemas que nos afectan directamente.
Hace unos días, el pasado día 10, fueron decapitados más de 50 civiles en ataques yihadistas en el norte de Mozambique, en la provincia de Cabo Delgado. Además, secuestraron a las mujeres y niños y quemaron sus casas. Los prisioneros fueron conducidos al campo de futbol de la localidad de Muatilde, donde fueron ejecutados.
(Fuente: amp.elperiódico.com)
Pero muchos pasamos de todo, ‘ahora’ estamos preocupados por si podemos ir a una terraza, o, los que realmente sufren, cómo pagar las necesidades básicas.
Y no pasa nada, nos hemos convertido en los ‘hombres normales’ que apuntaba Laing, para esto nos han educado; y, a lo sumo, realizamos unas mínimas acciones, con las que ya consideramos que cubrimos el expediente, y, así, acallamos nuestra consciencia.
Es decir, hacemos como en la siguiente fábula:
‘Nasrudín cargó su asno con leña y se sentó a horcajadas sobre uno de los troncos, en lugar de sentarse sobre la montura.
¿Por qué no se sienta en la montura?, le preguntó alguien.
¡Cómo!, ¡agregar mi peso al que el pobre animal ya tiene? ¡Nunca! Mi peso está sobre la madera y va a permanecer allí’
Es evidente que todos buscamos y necesitamos el mayor nivel de calidad de vida, pero lo malo es que lleguemos a situaciones en las que ya nos importe un bledo que nuestros políticos y representantes estén en prisión, en el exilio o imputados; y, si esto ya nos importa bien poco, las desgracias que nos caen un poco más lejos ya ni las sentimos como propias, aunque las veamos por la tele, pues ya lo hacemos de forma cansina, sin prestar atención.
Nos es igual todo, ya lo vemos tan lejano como lo que pueda pasar en Nagorno Karabaj.
Blaise Pascal (1623-1662), señaló: ‘Si no actúas como piensas, acabarás pensando como actúas’.
Pero, como dijo el citado Laing: ‘La gama de lo que pensamos está limitada por lo que no somos capaces de notar. Y debido a que no nos damos cuenta de que no nos damos cuenta, hay poco que podemos hacer para cambiar; hasta que nos demos cuenta de cómo nos afecta nuestros pensamientos y acciones’.
Por eso, me parece que debemos despertar, y un buen grito de atención, un buen despertador, puede ser la canción de José Antonio Labordeta Subías (1935-2010) ‘Canto a la Libertad’ (1975)
‘Canto a la Libertad
Habrá un día en que todos
al levantar la vista
veremos una tierra
que ponga Libertad.
Hermano, aquí mi mano
será tuya mi frente
y tu gesto de siempre
caerá sin levantar
huracanes de miedo
ante la Libertad.
Haremos el camino
en un mismo trazado
uniendo nuestros hombros
para así levantar
a aquellos que cayeron
Gritando Libertad.
Sonarán las campanas
desde los campanarios
y los campos desiertos.
Volverán a granar
unas espigas altas
dispuestas para el pan.
Para un pan que en los siglos
nunca fue repartido
entre todos aquellos
que hicieron lo posible
para empujar la historia
hacia la Libertad.
También será posible
que esa hermosa mañana
ni tú, ni yo, ni el otro,
la lleguemos a ver
pero habrá que empujarla
para que pueda ser.
Que sea como un viento
que arranque los matojos
surgiendo la verdad
y limpie los caminos
de siglos de destrozos
contra la Libertad.
Pero si no hacemos nada, si ni siquiera empujamos, seguiremos siendo cómplices del actual estatus quo, con todas sus consecuencias. Y no es suficiente manifestarnos y cantar lo que sea, debemos empujar, actuar de forma activa y claramente manifiesta.
Si no nos convertimos en la mosca cojonera del sistema, nos seguirán engañando, como lo hacen con las mascarillas, las vacunas, las súper islas verdes, etc.; es decir, seguiremos atrapados en su red, mientras vemos que se nos acerca la araña.
Y les seguiremos votando, aprobando sus leyes, y soportando sus injusticias y, a lo sumo, hasta riéndonos de las bravatas del juez Félix Alonso Guevara, presidente del tribunal de la Audiencia Nacional que está juzgando a los tres acusados por el atentado terrorista del 17 de agosto en Barcelona y Cambrils; un juez que, quiero confiar que técnicamente sea riguroso, pero que sus maneras y formas autoritarias y polémicas, una persona de muy mal genio, que crispa las sesiones. Un juez que ayer rechazó a los abogados Jaume Alonso-Cuevillas y Agustí Carles, unas pruebas periciales firmadas por dos genetistas argumentando que el análisis del ADN del ex imán de Ripoll no es válido, y que no sólo se limitó a no aceptar las nuevas pruebas, dijo que ‘irían a parar directamente a la papelera, por ser totalmente extemporáneas’.
Yo estoy muy cansado de que las formas preconstitucionales sigan imperando en todos los poderes de este estado corrupto hasta la médula. Por eso quiero la independencia de Catalunya.
Y, por eso, ya no me creo más ningún canto de sirena, y ayer me molestó que, en el corte diario de la avenida Meridiana asistiera un portavoz del federalismo español, por eso, como hicimos muchos, expresamos que esa página ya estaba pasada, no queremos formar parte de un estado que sigue malgastando en armas y elementos bélicos y, claro, aumentando la dotación de la casa real, la más corrupta de la UE, y sin poner ya el presuntamente, ya que las evidencias son muchísimas. Y no hay paliativos.
Por lo tanto, apoyar al gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ya no me interesa en absoluto, pues son parte del problema, no de la solución.
Ni me interesa una utópica tercera república española, pues, como muy bien expresó un compañero ayer, la segunda república, presidida por Niceto Alcalá Zamora encarceló al president de la Generalitat, Lluís Companys y a todo su gobierno, por haber proclamado, pacíficamente, el ‘Estado Catalán de la República Federal Española’ (6 de octubre de 1934)
Me interesa una Catalunya independiente, y si no lo podemos conseguir nosotros, si que lo verán nuestros hijos y nietos. Y nosotros podremos tener la conciencia mínimamente tranquila, si hemos actuado, en la medida de nuestras posibilidades. Y, eso sí, siempre de forma democrática.
Y confío que esa democracia catalana, lo sea realmente; no una mera etiqueta como la que se autoadjudica el estado español, que olvida a las personas, para salvar intereses espurios, y, ya no digamos, agrede a los ciudadanos que intentan llegar a su soñada Europa.
Amadeo Palliser Cifuentes