En un escrito anterior, titulado ‘Jerarquía católica española’, transcribí casi totalmente una carta abierta que Isabel Turull (hermana de uno de los presos políticos, por el referéndum del 1 de octubre del 2017) envió al cardenal, arzobispo y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Joan Josep Omella; y que fue publicada en el Ara, del 3 de octubre 2020.
Ayer, miércoles 7, ese mismo medio publica un artículo de Xavi Tedó, titulado ‘Omella se defiende por no visitar a los presos políticos’, y, como anuncié en el escrito de ayer, hoy dedico este escrito de forma monotemática a esa ‘respuesta’, contrastándola con los comentarios de Isabel Turull, entrelazados por los del mencionado periodista:
Isabel Turull:
“No entiendo porqué el tan poco que ha hecho la jerarquía eclesiástica ha de estar envuelto de tanto secretismo, y hasta a alguno de sus miembros se le ha llamado la atención (por decirlo suavemente) según lo que ha dicho. Como dijo Jesús, ‘nadie enciende una lámpara para ponerla debajo de una tapadera, sino en el portalámparas, para que haga luz a todos los que están en casa. Que brille igualmente vuestra luz delante de la gente; así verán vuestras buenas obras y glorificarán a vuestro Padre Celestial” (Mateo, 5,14-16).
Tampoco entiendo dónde estaba su voz cuando se les negó el confinamiento en casa, mientras que a otros presos en su misma condición se les dejaba pasar el confinamiento en su casa. El mismo papa Francisco pidió que se aplicase esta medida para los presos. Si alegan desconocimiento, pienso que deberían querer estar al día de las situaciones que provocan sufrimiento a su alrededor.”
Joan Josep Omella:
“‘Los obispos visitan a los presos de su diócesis (…) no puedo visitar a los presos de otra diócesis’, dijo Omella, que también dijo que visita regularmente la prisión de Barcelona. La única que hay en la capital catalana es la de Wad-Ras, donde desde hace unos meses está cerrada Carme Forcadell. Fuentes del arzobispado no confirmaron ni desmintieron que el obispo haya ido a ver a la expresidenta del Parlament.”
Isabel Turull:
“Por lo tanto, por todo lo que he expuesto, le pediría que, con el Evangelio en la mano, hablase con los obispos de la Tarraconense y pidiese el indulto para los presos y presas políticos, como cristianos y personas de bien. A pesar de que no es lo que se merecen, ya que lo que les correspondería es una amnistía (…). Si hacen esto, yo daré por bueno que mi padre haya muerto sin poder ver a su hijo en libertad, cosa por la que ha luchado con todas sus fuerzas y rompiendo todos los pronósticos. Y así espero que sea el último en sufrir esta crueldad.”
Joan Josep Omella:
“Lejos de criticar las altas penas a los dirigentes independentistas, Omella afirmó que es preciso acatar el veredicto del Supremo. ‘Respeto a las leyes y a la sentencia de un juicio en un país democrático’, opinó, explicando que no quiere ‘entrar en política’.”
Isabel Turull:
“Le hago saber que hace poco más de una semana, mi padre, Domènech Turull Marquès, nos dejó. Hoy, 1 de octubre de 2020, día en que también nos ha dejado el padre Hilari Raguer, le quiero decir, con todo el dolor que estamos viviendo, pero con toda la sencillez y humildad que soy capaz, que no entiendo nada. Ya hace sobretodo tres años que, como cristiana, no entiendo nada.
(…)
Lo que me ha movido a hacer este escrito es que me gustaría que mi padre fuese el último padre que muriese sin poder ver a su hijo en libertad, o en casa, en el caso de los exiliados. Ninguno de estos padres se lo merece.”
Joan Josep Omella:
’Hago mío el dolor de la familia y de los presos’ (…) Omella aseguró que desea ‘que nadie esté en la prisión’, por que es un gran sufrimiento para todos’.
Isabel Turull:
“Le pediría que, con el Evangelio en la mano, hablase con los obispos de la Tarraconense y pidiese el indulto para los presos y presas políticos, como cristianos y personas de bien. A pesar de que no es lo que se merecen, ya que lo que les correspondería es una amnistía (…). Si hacen esto, yo daré por bueno que mi padre haya muerto sin poder ver a su hijo en libertad, cosa por la que ha luchado con todas sus fuerzas y rompiendo todos los pronósticos. Y así espero que sea el último en sufrir esta crueldad.”
Joan Josep Omella:
“’Ha habido una sentencia judicial y ahora, una petición de una amnistía o un indulto, esto es un tema que ha de resolver la justicia’. Así, considera que la Iglesia no ha de entrar a valorar las posibles medidas de gracia”.
Isabel Turull:
“No me podrá decir que la Iglesia no se pone en política, porque lo que me ha dado pie a dirigirle mi petición es la nota que la CEE (Conferencia Episcopal Española), que usted preside, ha hecho sobre ‘la salida de S. M. D. Juan Carlos I’. No puedo entender que una institución que defiende la indisolubilidad del matrimonio a capa y espada, y muchas veces sin ni siquiera preocuparse o mirar de entender la situación que viven algunas de las parejas que han acabado en divorcio, dé soporte o pida comprensión para una persona que ha hecho el salto a su mujer tantas veces como ha querido y con tantas mujeres como ha podido. Ustedes, que se supone que han de velar por los vulnerables, están pidiendo la comprensión para una persona que se ha enriquecido con millones que no le correspondían, mientras otras personas se han quitado la vida por haber perdido su casa. Un hombre que ha vivido una farsa y una hipocresía.”
Joan Josep Omella:
“Un silencio respecto a los presos políticos, que contrasta con el soporte de la Conferencia Episcopal Española al rey emérito, que quedó claro con el comunicado en defensa de Juan Carlos I, justo después de su huida a los Emiratos Árabes Unidos. El presidente de la CEE justificó la carta de los obispos españoles en la que mostraban ‘respeto por su decisión y el reconocimiento por su decisiva contribución a la democracia y a la concordia entre los españoles’. En este sentido, Omella reivindicó el papel de Juan Carlos I durante la Transición: ‘Escribimos una nota valorando su implicación y el papel que jugó por el cambio durante la Transición y después el 23-F (golpe de estado del guardia civil Tejero), cuando salió en defensa de la democracia. No podemos olvidarlo, la memoria democrática e histórica se ha de reconocer’, remató. ‘Como institución, la monarquía contribuyó, como también la Iglesia, muy favorablemente en el momento de la Transición’, insistió. ‘Creo que es de justicia decirlo por que hay memorias muy selectivas y hemos de ser justos’, añadió. Omella concluyó que ‘los jueces deberán determinar si el rey emérito ha obrado bien o no’ en los escándalos de corrupción que sacuden a la casa real”.
Isabel Turull:
“Como dicen mis padres, acabo sin ningún rencor porque nuestra fe es querer, perdonar y dar gracias”.
Joan Josep Omella:
“Omella comentó que ha recibido en el arzobispado la visita de la hermana de Turull. ‘He hablado con ella y le he dado mis razones’.”
Con la lectura comparada de ambos argumentos, el paciente lector podrá extraer sus propias conclusiones, obviamente.
Asimismo, no pretendo efectuar un juicio a los valores religiosos, ya que esto es un tema personal, ni efectuar una contra-Inquisición, ni mucho menos.
Ahora bien, a mi me parece muy claro el pensamiento de Omella, pues algunas de sus respuestas son un insulto a la inteligencia, pero, lo que es más grave es su posicionamiento al lado del poder (como quedó claro en su intervención, hace cinco años, entre Rajoy y Puigdemont), y me parece importante e interesante resaltar los aspectos más relevantes, como intentaré explicar:
1 – Visita a los presos: justificarse con la división territorial episcopal, por no haber visitado a los presos políticos, es un argumento muy pobre y tramposo; pues tampoco ha visitado a Carmen Forcadell, que está en su archidiócesis. Asimismo, parece olvidar que él también es el presidente de la CEE, y como tal, tiene potestad jerárquica, pastoral y administrativa, sobre toda España, por lo que decir que no puede visitar a los presos de otras diócesis, es un argumento ‘político’. ¿Además, si hubiera querido hacerlo a nivel personal, quién se lo habría cuestionado?
2 – No responder al comentario que hizo Isabel Turull, sobre algunos miembros a los que se les ha llamado la atención (por decirlo de forma suave), según lo que han dicho, obviamente puede ser un olvido, pero un despiste ante un comentario tan grave no tiene perdón. Más bien parece un olvido interesado y, como dice el refrán ‘quien calla, otorga’.
3 – Decir que no quiere entrar en política, pero defender a capa y espada la transición, tan cuestionada, pues, como se sabe, fue un trágala, ya que los militares impusieron sus criterios fundacionales, como la sacrosanta unidad de España, la monarquía, etc.
Asimismo, decir que España es un país democrático, se ajusta a la tesis que tienen los unionistas, especialmente el poder judicial, que ponen por encima de la democracia las leyes, y por encima de éstas, la unidad y la monarquía. Obviamente, esto es una prueba, justamente, de una concepción de la democracia, muy alejada de las verdaderas democracias.
4 – Respecto a la monarquía, su defensa no choca con la inteligencia, sino que choca frontalmente con la ética, la moral, la ejemplaridad, etc.; y está tan fuera de lugar, que no merece ni rebatirla.
5 – Con relación al argumento histórico, al decir que no podemos olvidar la memoria democrática e histórica, que se ha de reconocer; es un insulto a la inteligencia, al conocimiento académico riguroso. Pues confundir ambos conceptos es no querer entender nada. Es como la justificación de la participación salvadora de Juan Carlos I en el golpe de Tejero; cuando parece confirmado que el rey estaba plenamente informado del golpe, y hasta lo apoyaba, como lo muestra su tardía aparición de la televisión. Y, claro, su falta de ética y de valor, junto a su interés por salvaguardar su patrimonio y la corona, le hizo traicionar a los suyos, al ver la deriva que tomaba el chapucero golpe, que ningún país del mundo entendería. Por todo eso, el argumento del arzobispo no aguanta el más sencillo de los exámenes académicos.
6 – Sobre ese mismo punto, considerar que es de justicia reconocer los hechos de Juan Carlos I en defensa de la democracia, y que debemos ser justos; realmente es no querer ni poder entender nada. La justicia, para él, es entender el argumento oficial, y si no lo aceptamos, no somos justos. Que tristeza, que simpleza.
7 – Con relación al respeto a las leyes y a la sentencia en un juicio en un país democrático, como argumenta Omella, deja en evidencia las piedras que pone para evitar los juicios de pederastia; por la defensa numantina para preservar su patrimonio y no pagar impuestos; para aumentar su patrimonio de forma irregular, con las inmatriculaciones de más de 30.000 bienes, desde 1998; por citar sólo unos ejemplos. Pero, claro, su interpretación del respeto a las leyes no es que sea sólo selectiva, como acusa a Isabel Turull y a todos nosotros, si no que es intencionadamente selectiva, aquí no caben erróneas interpretaciones ni olvidos. Esto es pura carroña.
8 – Considerar que la Iglesia no ha de entrar a valorar las posibles medidas de gracia, demuestra no solo una desconsideración histórica, heroica en muchos casos; sino que también es una desconsideración al Papa Francisco I, que pidió una gracia a todos los jefes de estado, para que, durante la pandemia, se atendiese a la flexibilización de las penas, como han hecho en muchos países, y aquí con muchos presos, pero no con los independentistas, claro.
No quiero alargarme, creo que queda suficientemente clara mi opinión al respecto.
Tampoco quiero descalificar de forma genérica, pues, en todos los sectores hay ciudadanos de todo tipo y opinión, y, en el eclesiástico, hay de muy honorables. Pero, como pasa en el poder judicial, éstos no ascienden, no hacen carrera. Y la carta de los obispos españoles y la CEE hicieran la nota apoyando al rey emérito, es la prueba del algodón, la prueba del nueve, de que a las cúspides sólo llegan los de pensamiento único, unificado y … franquista.
Haciendo un paralelismo, parece que esa cúspide no sólo se asemeja a los fariseos, si no, a los saduceos, que eran aristocráticos y colaboracionistas con el poder militar y político romano. Y, evidentemente, muy alejados de los zelotes y de los esenios.
Que diferente hubiera sido la estructura eclesiástica si hubiesen acabado venciendo estos dos últimos, pero el poder es el poder, y vencieron los dos grupos citados en primer lugar, los fariseos y los saduceos, y así le va a la estructura, pensamiento y funcionamiento de la iglesia católica.
Para finalizar, y volviendo a la cita evangélica que hizo Isabel Turull, referida al Sermón de la Montaña, explicado por Mateo 5, seguidamente la reproduzco de forma íntegra:
14 – Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
15 – Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
16 – Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.
Personalmente, desde un pensamiento agnóstico, no pretendo defender a esta iglesia católica, apostólica y romana (y aquí, franquista); pero me gustaría que realmente fuera una institución clara, transparente y justa, pero no con el triste valor que le da el cardenal Omella a este concepto, pues más que luz, proyecta penumbras.
En España sabemos que seguimos teniendo una estructura y personajes herederos de los vencedores de la cruzada franquista, y así nos va.
Es mas de lo mismo, tomemos el tema que tomemos, siempre topamos con el mismo tabú.
Amadeo Palliser Cifuentes