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Conferencia episcopal española (2)

Con motivo de una carta abierta que Isabel Turull, hermana de Jordi (un exconseller de la Generalitat, preso político) dirigió a Joan Josep Omella, cardenal, arzobispo y presidente de la conferencia episcopal española, escribí unas líneas sobre ‘la jerarquía católica española’.

Posteriormente, basándome en la respuesta del cardenal, escribí unos comentarios con el mismo título que el actual escrito.

En ambos escritos apunté que, como en todos los entornos, en el eclesiástico también había personas íntegras con una elevado nivel ético y moral; si bien, como pasa habitualmente, en este ámbito, en el judicial, en el laboral, etc., el que es crítico, es marginado; profesionalmente, eso lo sé por experiencia.

Ahora, para cerrar el círculo, transcribo íntegramente el escrito de un sacerdote, divulgado por las redes sociales y fragmentos de un artículo de un catedrático de historia, que me parecen relevantes, y que están en línea con mis comentarios efectuados en los anteriores escritos. Y, sinceramente, no he encontrado ninguna referencia a favor de Omella, si un día aparece y me llega, evidentemente, la comentaré también.

Como no conocía al sacerdote, lo primero que he hecho es cerciorarme que no fuera una ‘fake news’, y una vez confirmada la existencia de ese sacerdote, he quedado sorprendido por sus vivencias, que incluiré después de su escrito, pues, a mi parecer, son ilustrativas.

1 –

“P. Marcel Capellades i Ràfols.

Sant Salvador de Bellver

10 octubre 2020

A Monseñor Omella, arzobispo de Barcelona.

Dios os guarde. Soy el padre Marcel Capellades. Hace 28 que estoy en la diócesis de Vic. Soy monje y vivo retirado.

El motivo de mi carta es la respuesta que habéis dado a la carta de la Sra. Isabel Turull, hermana de nuestro preso político.

Me pregunto si la respuesta que le habéis dado y se ha hecho pública ‘le dará un poco de consuelo y de luz’, tal como ella esperaba recibir de vos.

Como presidente de la CEE hicisteis una declaración pública conjunta sobre la huida del Rey Juan Carlos I ‘respecto de su decisión y el reconocimiento por su contribución e la democracia’. ¿Esto no es hacer política?

Vos declaráis que no queréis entrar en política. El Papa, los obispos y los sacerdotes hacemos política más que otros del pueblo. Cada día decimos lo que ha de hacer, pensar y decir la gente. Cada día damos normas morales sobre el comportamiento que han de seguir los creyentes y no creyentes. Vos, como todos los sacerdotes, hace política. Es imposible no hacerla.

Sólo no hace el que vive fuera del mundo, totalmente ajeno y apartado del mundo.

Jesús hizo política y lo mató la política.

Durante los 6 años del rey Felipe VI, tres presidentes de la Generalitat: Artur Mas, Carles Puigdemont y Joaquim, Torra, han sido destituidos o inhabilitados por el gobierno español. ¿Estamos en un país democrático?

Habían sido escogidos por decisión democrática, votados en las urnas. A pesar de esto, vuestro silencio ha sido absoluto. Es otra manera de hacer política.

En octubre del 2017, el gobierno de Rajoy destituyó el gobierno de la Generalitat y aplicó el 155. ¿Esto es un país democrático?

El 21 de noviembre se realizaron elecciones y salió elegido Carles Puigdemont como presidente. Cuando en el mes de enero de 2018 fue elegido presidente, se exilió porque el gobierno español quería entrar en el Palau de la Generalitat por tierra, mar y aire, para encarcelarlo. ¿Esto es un país democrático?

Entonces se busco u sustituto que iba de segundo en las listas electorales, Jordi Sánchez. Cuando iba a ser investido, el gobierno español lo llevó a la prisión. ¿Esto es un país democrático?

Después se buscó otro sustituto, que también estaba en las listas, Jordi Turull. En plena investidura fue detenido y encarcelado inmediatamente. ¿Esto es un país democrático?

El 2018 votamos los diputados al parlamento europeo. Carles Puigdemont, en el exilio, tuvo un millón de votos. Las cloacas del estado hicieron lo imposible para que no fuese diputado ¿Estamos en un país democrático?

Oriol Junqueras, en la prisión, también tuvo un millón de votos para ser diputado al parlamento europeo. También las cloacas del estado impidieron que lo fuese ¿Y estamos en un país democrático?

Un tribunal de España ha sentenciado que no puede ser diputado europeo.

Vos afirmáis que ‘es preciso acatar el veredicto del tribunal supremo’. Una afirmación como esta, ¿no es hacer política?

Y afirmáis también ‘respeto a las leyes y la sentencia de un juicio en un país democrático’ ¿Y cuando las leyes son injustas, que hacéis?

¿Qué hacéis delante de Dios y delante de los hombres para los que tenéis una responsabilidad?

Vos sabéis que el veredicto del supremo -que es preciso acatar, decís – fue un veredicto injusto, un castigo, una venganza. Fue un juicio de mentira. Y vos sabéis que el octavo mandamiento de la Ley de Dios, es no dirás falsos testimonios ni mentirás.

¿Hemos de acatar los falsos testimonios de la fiscalía, del tribunal, de muchos falsos testimonios que mintieron e hicieron perjurio? ¿Hemos de acatar una mentira? ¿En nombre de qué? ¿Port que palabra de Jesús -una sola- hemos de acatar un veredicto como este?

Los profetas, como Jesús mismo, fueron asesinados por denunciar la injusticia, la corrupción, la mentira …. No es posible esperar una justicia de España. Este país niega los principios fundamentales sobre los que se fundamentó la Comunidad Europea.

Este juicio y el estado español violan sistemáticamente los Derechos fundamentales de un pueblo. ¿Esto es un país democrático?

Afirmáis en vuestra respuesta a Isabel Turull ‘le he dado mis razones’. Lo que ella, como todos los cristianos que re4corren a vos, no le interesan vuestras razones. Van a vos para encontrar un corazón compasivo, que siente el dolor y el sufrimiento. Van as vos para encontrar el Buen samaritano que se compadece del herido en la cuneta. Van a vos porque os hagáis ‘Próximo’ de su sufrimiento. Van a vos para que no paséis de largo como los sacerdotes y el levita. Van a vos para sentir que se os ‘remueven las entrañas’. Van a vos, para encontrar ‘consuelo y luz’ como Isabel Turull.

¿Y qué encontraron? Vuestra respuesta no es ni consuelo ni luz para nadie, ni para Isabel Turull, ni para los presos políticos. Ni tampoco para nosotros.

Tenemos la esperanza y la necesita que vos, ahora presidente de la CEE, aportaseis una visión nueva y justa a los obispos de España, sobre nuestra tan compleja Catalunya. Pero ahora ya sabemos que no será así. ¡Que lástima!

Monseñor arzobispo, no soy sacerdote de vuestra diócesis, pero os he hablado con el corazón en la mano, con la confianza de un hijo. Un hijo que quiere lo mejor para su padre. Un hijo que sufre por mi Iglesia tan maltrecha y deteriorada por la difamación, la indiferencia, el menosprecio. Pero ¿no nos lo habremos ganado?

Sufro por una Iglesia signo de salvación universal, donde las personas no encuentran salvación con nuestras actitudes. Sufro por mi Iglesia tan incomprendida, tan desconocida. Quizás nos lo hemos ganado…

Os he hablado como un hijo a su padre, con amor, por amor y por el más grande amor posible. No me ha movido nada más que esto, nada más que el amor.

Deseo que el espíritu Santo os llene de su Amor y su Compasión, acerca de todos, sobre todo los más débiles, los más frágiles, los más pobres, los más oprimidos, los más sufrientes y dolientes de nuestro pueblo.

¡Paz a vos, hermano!

P. Marcel Capellades”

Buscando información sobre este sacerdote, nacido en Sant Pau d’Ordal en 1952, ex monje cartujano, y ermitaño desde 1993 en Sant Salvador de Bellver (Sant Boi de Lluçanès), veo que es autor de varios libros: ‘Viatge a la terra de Jesús’ (2012), “Pare Estanislau Maria Llopart. El monjo, l’ermità” (2013), ‘El gran silenci” (2015), etc.

Es importante señalar que Marcel entró en el seminario a los 11 años, y en 1971 inició su vida monástica en Montserrat. En 1974, con el padre Estanislau M. Llopart Ros (bautizado Amadeu, nombre que sustituyó por el nombre religioso Estanislau Maria) (1915-2003), experto viajero, inició una experiencia ermitaña en el pueblo abandonado de Funamori, en Nozaki (Nagasaki), Japón, que duró casi cuatro años.

Allí, junto al monje ermitaño portugués Manel Duarte d’Oliveira y la hermana Miriam (no he conseguido más referencias de ella), con material de las casas destruidas construyeron sus ermitas, que fueron destruidas por un tifón en 1978; finalmente, tuvo que volver, después de un año enfermo.

En una entrevista (2014), a la pregunta:

“Tenemos posibilidades infinitas, pero en los tiempos que vivimos cuesta de creerlo, respondió: ¿cómo realizar la posibilidad infinita que sentimos en este deseo tan fuerte, en este momento que nos sentimos tan impotentes delante del fracaso institucional: político, económico, social, eclesial, religioso? Hay desengaño por todos lados, y la pregunta es: ¡podemos confiar todavía en la persona humana? Yo creo que sí, pero has de empezar por ti mismo. Si estás desilusionado de todas las instituciones, te has de preguntar: ¿lo estoy también de mí? Si ya no confío ni en mí mismo, no saldré adelante, no encontraré el ascensor, porque el ascensor soy yo mismo”.

Y, a la repregunta ¿Cómo podemos hacer posible este deseo?, respondió: Primero, no seguir ningún modelo, sino a ti mismo y a tu deseo. Empieza dando un pequeño paso, que es atreverte a decir lo que deseas (…) ¿Si te quedase un año de vida, que harías? Pues hazlo ya, empieza, ¿porque te quedan veinticuatro horas de vida, porque no me atrevo a hacerlo? Entonces verás a qué estas dando sentido y verás porqué no eres feliz, por que estás poniendo el sentido en aquello que tu mismo estás diciendo que no lo tiene. Las personas que enseñan utopías, como Teresina, se arriesgaron de súbito, un día, pero el camino es arriesgado.”

(Catalunya Religió, 27/9/2014)

2 –

Joan Baptista Culla Clarà, profesor de historia contemporánea en la Universidad de Barcelona, autor de numerosas obras, en su artículo ‘De pastor a funcionario’, comenta:

“Dicen que es un príncipe de la Iglesia; pero, desde los puntos de vista de la empatía, de la fraternidad humana y de la caridad cristiana, a mi me parece un dócil vasallo del poder temporal; un gris funcionario, vaya.

El cardenal arzobispo de Barcelona, monseñor Joan Josep Omella y Omella, respondió, hoy hace una semana, a la carta que había hecho pública unos días antes la hermana de Jordi Turull, Isabel, en la cual ésta deploraba el frío glaciar del arzobispado barcelonés ante la situación de los presos políticos. Y el argumento fundamental del purpurado para justificarse fue: ‘Los obispos visitan las prisiones de sus diócesis. Yo no puedo visitar los presos de otra diócesis’.

(…) no recuerdo haber leído en el Nuevo Testamento, cuando Jesús recorría Tierra Santa curando enfermos, volviendo la vista a los ciegos, alimentando a los hambrientos y resucitando a los muertos, que antes preguntase de qué tribu, de qué jurisdicción, a qué obediencia pertenecían los potenciales beneficiarios de sus milagros, si eran judíos, samaritanos o gentiles, fariseos o publicanos.

Tampoco recuerdo que cuando, en el llamado Sermón de las Bienaventuranzas, Jesús de Nazaret dijese aquello de ‘felices los perseguidos a causa de la justicia, porque de ellos es el Reino del Cielo’, no poniendo ninguna cláusula restrictiva del tipo ‘excepto los perseguidos por razones políticas, porque yo no quiero entrar en política’. Aún recuerdo menos que, entre las siete ‘obras de misericordia corporales’ de la tradición católica (hay siete más, de espirituales), aquella que recomienda ‘visitar a los presos’ añadiese ‘siempre que estén dentro de la propia diócesis’.

(…) son muchas las personas no independentistas, incluso cuadros de partidos activamente favorables a la unidad de España, que han visitado a los condenados y las condenadas en el juicio al Proceso, sin que fuera interpretado por nadie como un acto de indisciplina o de traición a nada. ¿Y no lo puede hacer una jerarquía de la Iglesia católica, de la cual algunos de los presos son fieles? ¿Al presidente de la Conferencia Episcopal Española no le está permitido visitar – a título personal, naturalmente – la prisión de Lledoners, por que es la diócesis de Vic, y no la de Barcelona? ¿Quién se lo impediría, el obispo Casanova, armado amenazadoramente con el báculo?

Mal que le pese, la coartada puramente administrativa del cardenal Omella para justificar su actitud, evidencia una mentalidad funcionarial impropia del pastor de almas que pretende ser. Habiendo llegado a la presidencia de la CEE, posiblemente contra las propias expectativas, se podría decir que la prioridad del actual arzobispo de Barcelona, es preservar aquella importante posición de poder, o de influencia; y que, para conseguirlo, ha entendido perfectamente qué es preciso hacer: defender incluso las facetas más impresentables del statu quo (incluida la figura del rey emérito, ahora fugitivo) y mantener una fría hostilidad respecto a los que quieren romper España, vistiéndola con tópicas innovaciones a la necesidad de cumplir las leyes y acatar las sentencias.

(…) en fin, un tema en el que el arzobispo, a mi parecer, se ha puesto de perfil y ha acabado equivocándose con la penosa escusa burocrática del martes pasado.

Claro que puede ser que yo no tengo derecho a criticarlo, porque pertenezco a otra diócesis…”

(Ara, 13 de octubre 2020)

Como muy bien explican Marcel Capellades Ràfols (Sant Pau d’Ordal) y Joan Baptista Culla Clarà (Barcelona), nacidos ambos, casualmente, en 1952, la jerarquía eclesiástica católica, ha expresado, en este caso, un papel de seguidismo al estado profundo español; y, como he señalado en otras ocasiones, esto no es nuevo, pues tiene sus raíces en el apoyo que hicieron a Franco, en la que la iglesia denominó como la ‘Cruzada’ contra los rojos y comunistas. Y, desde ese momento, siempre han estado al lado del franquismo / fascismo, ya de una forma clara y explícita, como, posteriormente, con una estrategia más ‘opusdeística’, es decir, a la sombra, pero sin alejarse, para no perder su cuota de poder.

Por todo esto, los independentistas catalanes debemos ser valientes, como recomendó el padre Marcel en la entrevista, pues sabemos lo que queremos, y debemos dar los pasos precisos para conseguirlo, a sabiendas que el camino tiene riesgos y dificultades.

Y, como sabemos, todo gran camino, toda gran carrera, se empieza con un primer paso. Y ese ya lo dimos el 1 de octubre del 2017, ganando el referéndum. Ahora debemos hacer el segundo, tercero, y más pasos, para ir avanzando.

Y olvidarnos de personajes oscuros y tenebristas, como Omella, en este caso, que representan los intereses más inconfesables del estado profundo carpetovetónico.

Amadeo Palliser Cifuentes

amadeopalliser@gmail.com