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Estos días estamos viendo unas discusiones desmotivadoras, negativas y destructivas, entre los partidos independentistas, para conformar el futuro gobierno de la Generalitat.
El ‘problema’ se centra en el papel del Consell per la República (Consejo para la República), presidido por Carles Puigdemont, exiliado en Bruselas.
ERC, no quiere ninguna tutela, ni quiere reconocer el papel director de la estrategia exterior. El diputado Gabriel Rufián ha dicho, burdamente que ‘a ERC ni se la tutela ni se la domestica (…) y que no es la criada de nadie’.
Por su parte, Junts, manifiesta, por activa y por pasiva, que el citado Consell no interfiere ni interferirá, pues, únicamente, está para colaborar, de cara al exterior.
El Consell, mediante declaraciones de Carles Puigdemont y de Lluís Llach, ha confirmado que no quiere ejercer ningún tipo de tutelaje. Y según Llach, en diferentes ocasiones han ofrecido a Oriol Junqueras y a Marta Rovira, formar parte de la dirección, pero que no aceptaron; asimismo, dijo que el Consell nunca ha sido un apéndice de Junts. Y Llach confirmó que si finalmente se tenían que convocar nuevas elecciones (que el Consell ni Junts, desean), sería un fracaso de los políticos, incluyéndose él, y nunca, del electorado.
Comentaristas como Pilar Rahola, han manifestado contundentemente, el ridículo que estaban haciendo, pues están desaprovechando la fuerza del 52% de los votos independentistas.
Obviamente, los partidos unionistas, el PSOE-PSC y los Comunes, no han parado de alimentar ese caldo de cultivo, para desprestigiar a los independentistas por su incapacidad a llegar a un acuerdo. Y se ofrecen para formar o conformar el futuro gobierno. Y los medios de comunicación unionistas, abonan estas hipótesis.
Ante esta situación de descalificaciones cruzadas, me parece muy pedagógica la siguiente fábula:
‘El coleccionista de insultos
(anónimo)
Cerca de Tokio vivía un gran samurái, ya anciano, que se dedicaba a enseñar el budismo zen a los jóvenes.
A pesar de su edad, corría la leyenda de que era capaz de vencer a cualquier adversario.
Cierto día un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos pasó por la casa del maestro. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: esperaba que el adversario hiciera su primer movimiento y, gracias a su inteligencia privilegiada, captar los errores, contraatacaba con velocidad fulminante.
El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una batalla.
Conociendo la reputación del viejo samurái, estaba allí para derrotarlo y aumentar aún más su fama.
Los estudiantes de zen que se encontraban presentes se manifestaron contra la idea, pero el anciano aceptó el desafío.
Entonces fueron todos a la plaza de la ciudad, donde el joven empezó a provocar al maestro.
Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió en la cara y le gritó todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus ancestros.
Durante varias horas hizo todo lo posible para sacarlo de sus casillas, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, ya exhausto y humillado, el joven guerrero se retiró de la plaza.
Decepcionados por el hecho de que su maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron: ¿Cómo ha podido soportar tanta indignidad?, ¿Por qué no usó su espada, aun sabiendo que podría perder la lucha, en vez de mostrarse como un cobarde ante todos nosotros?
El viejo samurái repuso:
Si alguien se acerca a ti con un regalo y no lo aceptas ¿a quién le pertenece el regalo?
Por supuesto, a quien intentó entregarlo, respondió uno de sus discípulos.
Pues lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos, añadió el maestro. Cuando no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo’.
Reflexión:
¿Qué pasaría si no cedemos a provocaciones, insultos e intentos de humillación? No podemos cambiar la actitud de los demás, pero podemos elegir no entrar en el juego, y no caer en la provocación.
(https://psicologia-estrategica.com)
Obviamente, todos deberían (deberíamos) ser altruistas, y pensar en las ventajas que nos aportan los otros al proyecto común (los unionistas van a otra guerra, la suya, y debemos ignorarlos).
Por eso, considero de interés la siguiente fábula, que ilustra que no podemos dar por sabido lo que ignoramos, no podemos presuponer las opiniones ajenas, pues eso es menospreciarlos, y todos pueden aportar cosas positivas:
‘El regalo furtivo
Un joven nació con una enfermedad que acabaría con él, ésta no tenía cura y al cumplir los diecisiete años, podría morir en cualquier momento. El joven siempre vivió en su casa, con los cuidados de su madre. Un día salió a caminar un poco y entró en una tienda donde vio a una chica muy hermosa en el mostrador. Cuando se acercó a ella, ésta le preguntó si podía ayudarle en algo. El muchacho, nervioso, le dijo que quería comprar un disco. La chica le preguntó si quería que se lo envolviera, y el chico respondió que si. Y, al llegar a su casa, lo guardó en su armario.
Cada día, el joven volvió a la tienda y compraba un disco envuelto por ella, y lo guardaba en su habitación.
No se atrevía a invitarla a una cita, hasta que su madre le animó. Decidido, al día siguiente repitió lo que hacía siempre, pero esta vez, antes de irse, dejó su número de teléfono, sin que se diera cuenta la joven.
Pasados unos días sin ir el joven a la tienda, la chica llamó a su casa, respondió la madre y le contó que había muerto el día anterior.
Al colgar, la madre entró en la habitación de su hijo, y desenvolvió los discos que había comprado. Dentro de uno, había una pequeña nota de la chica, invitándole a salir; al desenvolver otros, otras notas similares’.
(http://www.laculpaesdelavaca.com)
Y esa falta de diálogo es la que vemos entre los partidos independentistas. Hasta el extremo de que Gabriel Rufián (diputado de ERC en el congreso), ha subido muchos decibelios sus diatribas (habitual en él), como ya he comentado. Incluso, respondiendo al también diputado Jaume Asens (de los Comunes) que ha dicho que ERC no ha dejado de ser independentista, pero que ha abandonado esa pretensión en esta legislatura; y Rufián le ha contestado que ‘hay mucha gente muy nerviosa que habla demasiado de ERCV, y ha acusado a Asens de mentir o de no enterarse. ERC tiene 90 años de historia, un presidente fusilado (Companys) por los fascistas por defender la independencia de Catalunya y, ahora, un presidente del partido encarcelado por defender, también, la independencia de nuestro país. No aceptamos la división tramposa entre una lucha y otra. Quién lo dice, no entiende absolutamente nada’. A continuación, ha respondido a la portavoz de ‘Convergencia, Divergencia o Junts per Catalunya, diciéndole que acepten la realidad y los resultados electorales, pues (…) ERC no es la criada de nadie’. Y ante la crítica de Junts, Rufián ha ampliado ‘que no aceptarán lecciones de quien gobierna la tercera institución del país (Diputació de Barcelona) con el PSC, para que no gobernase ERC’. Y respondiendo a Puigdemont, que reclama tiempo para seguir negociando (el plazo acabará el próximo 26), Rufián ha dicho: ‘En Catalunya hay un millón de pobres. ¿Cómo se puede decir que no hay prisa?’. Y ha acabado diciendo: ‘Nosotros somos políticos, no trols de Twitter’.
En definitiva, todo un abanico de descalificaciones, por parte de un personaje que no tiene más que mala fe, mal carácter y poca cultura; características, que nunca son constructivas. Y con estos mimbres no se puede construir ningún cesto.
Prueba de este malestar, ayer, ante la sede de ERC en Barcelona, se realizó una manifestación, a la que asistieron entre 200 y 300 participantes, según las fuentes, pidiendo unidad, y criticando la postura de ERC.
En el corte de la avenida Meridiana siempre se cantan los nombres de los principales líderes encarcelados, exiliados y represaliados, y todos contestamos ‘libertad’. Ayer, en lugar de eso, como reacción crítica, hicimos un minuto de silencio. Y, acto seguido, a petición mía, se reprodujo el mensaje crítico-realista, de Pilar Rahola, que comenté ayer; y que fue aplaudido mayoritariamente.
Lógicamente, todos somos conscientes que Catalunya necesita un gobierno estable, pero con una estrategia clara, por eso los independentistas obtuvimos el 52% de los votos en las elecciones del 14 de febrero.
Y no debemos olvidar que todos los partidos, excluido el PSOE-PSC, estaban de acuerdo en posponer las citadas elecciones al 30 de mayo, para evitar el punto álgido de la pandemia. Así que el gobierno no se hubiera formalizado hasta el verano. Así que ahora, las citadas prisas referidas por Rufián están fuera de lugar, máxime cuando el gobierno en funciones sigue gobernando y gestionando el día a día.
Asimismo, tampoco debemos olvidar que Carles Puigdemont fue depuesto de la presidencia de la Generalitat el 27 de octubre del 2017, mediante la aplicación del artículo 155 impuesto por Mariano Rajoy, respaldado por Pedro Sánchez. Y tras las elecciones del 21 de diciembre de ese año, que ganó Ciudadanos, pero sin alcanzar la mayoría para gobernar, los independentistas propusieron a Puigdemont como nuevo president, pero, ERC se negó a investirlo telemáticamente, por miedo a las posibles represalias; así que hasta el 17 de mayo del 2018 no fue elegido president Quim Torra, de Junts. Y, el 28 de setiembre del 2020 fue inhabilitado del cargo, por una sentencia sobre una pancarta pidiendo la libertad de los presos. Inhabilitación que el president del Parlament, Roger Torrent (ERC) acató rápidamente, llegando a quitar la posibilidad de votar a Torra, a pesar de que, el día anterior ERC había manifestado su apoyo al president de la Generalitat.
O sea, que tras las citadas elecciones pasaron casi cinco meses en la interinidad, así que ahora, no se justifican las urgencias de ERC; y menos, sus argumentos históricos, ni la ‘realidad’ a la que aducen. Es evidente que los ‘agravios’ son muchos, lo que dificulta la empatía precisa.
Y ante esta situación, muchos independentistas nos sentimos deprimidos, y los unionistas hacen palmas con las orejas.
Nosotros queremos un gobierno con una hoja de ruta clara, realista, pero no conformista. Y muchos queremos que Carles Puigdemont siga ejerciendo el papel de ‘alma’ del procés, ya que, en caso contrario, es asumir y aprobar el 155.
Sabemos, también, que convocar unas nuevas elecciones es un riesgo, ya que muchos independentistas, desmotivados, se abstendrán a votar, y ganará el PSOE-PSC, con Salvador Illa, el que sólo quiere pasar página de esta década y olvidar todo sueño independentista.
Pero, aún así, preferimos correr ese riesgo, antes que tener un gobierno apadrinado o conformado por ERC con unionistas como los Comunes.
Unas máximas zen dicen:
· ‘Sólo puede llenarse un plato vacío’.
· ‘Todo, lo bueno y lo malo, deja un vacío cuando se interrumpe. Pero si se trata de algo malo, el vacío va llenándose por sí solo; mientras que el vacío de algo bueno sólo puede llenarse descubriendo algo mejor’.
· ‘Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo’.
· ‘Siempre llegarás a alguna parte, si caminas’.
· ‘Las migas son también pan’.
Y de ellas podemos extraer moralejas válidas para todos los implicados.
Pero, a mi modo de ver, la principal es que se ha de actuar, a pesar de que muchos estamos presos de nuestras necesidades y, a la par de nuestros miedos, pues ahora sabemos cómo las gasta el estado español, que lo antepone todo para salvar su sacrosanta unidad y a su monarquía.
Por eso, tenemos que plantearnos una estrategia de confrontación, e ir caminando en esa senda, paso a paso, aunque vayamos consiguiendo meras migajas, sólo así iremos llenando el actual plato vacío. Un rico vacío (pues la memoria del 1 de octubre del 2017 es histórica y relevante) que podremos ir llenando, poco a poco, con algo mejor, si actuamos de forma inteligente y empática, con sacrificios personales, ya que lo importante es la colectividad, nunca las poltronas ni los cargos, pues éstos son medios, para conseguir el final perseguido. Nadie es indispensable.
Si, en lugar de eso, nos conformamos a esperar una mesa de diálogo con los hidalgos y quijotescos unionistas, siempre seguiremos teniendo el plato vacío, y ni siquiera tendremos las migajas en cuestión.
Muchos no queremos políticos ‘falsamente iluminados’ o interesados por su carrera, éstos no son más que mercenarios, como los jugadores de fútbol que se ‘venden’ al que mejor les paga.
Queremos, por el contrario, políticos que, como los maestros budistas, tengan un plus: por ejemplo, en el budismo zen, el verdadero maestro se identifica por la forma de coger la taza de te. En el budismo tibetano se distingue a un gran lama, por su manera de andar. Es decir, en ambos casos se distinguen por sus formas, sus cuidados y atención a los pequeños detalles, algo aparentemente muy sencillo, pero que es muy complejo y profundo.
Es decir, queremos la sencillez, la honradez y la transparencia, no reformulaciones complejas y opacas.