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Congruencia, congruencia, congruencia

Martha Nava Argüelles
Martha Nava Argüelles
Imagogenia
@mar_naa

En imagen la congruencia entre lo que se dice y lo que se hace debe ser absoluta, y esta congruencia no sólo debe incluir a la figura pública -persona, empresa, institución- sino también a las extensiones de su imagen -familia, asesores, empleados, etcétera-, ya que estas extensiones de la imagen son vistas como parte integral del proceso perceptual y por ende, de no coincidir con la imagen que proyecta está figura pública central, existiría un error de coherencia; lo que afectaría su reputación.

Tal es el caso del tema de las casas, sí, en plural porque esta no es la primera vez que una casa genera problemas de imagen. Primero estuvo el entonces presidente, Enrique Peña Nieto con la casa blanca que tuvo a mal exponer su entonces esposa Angélica Rivera en una revista de sociales, ciertamente, a la fecha el tema sigue dando de qué hablar -ya que se ha asociado a temas de corrupción y le dejó estragos para el resto de su administración- y que seguro cargarán por siempre. Hoy, tenemos la casa en la que vive el hijo del presidente, Andrés Manuel López Obrador, José Ramón López Beltrán.

El tema es que si bien el hijo del presidente tiene todo el derecho de hacer lo que guste con su vida, también debe entender que él es parte integral de la imagen de su papá y en esencia, es una extensión de su imagen al igual que todos sus hermanos, la esposa del presidente, los secretarios, los altos mandos del gobierno, y más. El punto es que, su estilo de vida no va acorde al discurso de austeridad que ha empleado el presidente como parte de la Cuarta Transformación o 4T, recordemos que fue el mismo presidente el que nos invitó a no comprar más zapatos si ya teníamos uno, a evitar los lujos y, por lo tanto, esta importantísima incongruencia está siendo usada en contra de la imagen de AMLO.

La realidad es que la molestia por las casas de millones de dólares, los viajes y los autos de lujo está altamente justificada si lo comparamos con el estilo de vida que busca predicar el presidente que, en repetidas ocasiones, ha criticado a la clase media, por ejemplo, pues considera que sólo quieren tener más, pues buscan “encaramarse lo más que se pueda, sin escrúpulos morales de ninguna índole” señalando a este sector como uno: individualista y que le da la espalda al prójimo.

A esto, además podemos sumarle una frase en la que el mismo José Ramón dejó en claro que no sabía a qué se dedicaría después de las elecciones del 2018 -lo que deja en duda de dónde salió el dinero para pagar el estilo de vida que lleva hoy en día-. Porque si bien hasta el 2018 él fue el coordinador de Morena en el Estado de México -considerado la joya de la corona en materia política, por lo que su puesto fue estratégico- y ahora ya no tiene ningún cargo público o político es este pasado lo vincula, de una manera aún más poderosa, su imagen a la de su padre y de su partido; por lo que, a pesar de que ya van varios años de su posición pública política, este debe seguir actuando acorde al discurso de AMLO, pues aunque quiera deslindarse, él siempre será una extensión de su imagen.

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