Guadalajara, Jalisco.- Se acerca la celebración del Día de Muertos en México y con ello un sinfín de tradiciones que han hecho famosa esta celebración mexicana alrededor del mundo. Parte de estas celebraciones incluyen al popular y siempre codiciado pan de muerto, y en Guadalajara se pintan solos para la elaboración de este antojo mexicano, por ello a continuación te contamos un poco de la historia del mismo y te compartimos algunas sugerencias de la perla tapatía donde es simplemente imperdible.
¿CÓMO NACE ESTA TRADICIÓN?
Para entender completamente esta tradición gastronómica, es necesario remontarnos a los rituales de sacrificios humanos durante la llegada de los españoles a la entonces Nueva España. Cuentan las leyendas que los corazones de las y los sacrificados eran consumidos en señal de agradecimiento a los dioses. Los españoles horrorizados por el acto, sustituyeron este tipo de ritual con un pan de trigo en forma de corazón bañado en azúcar pigmentada de rojo, que simulaba la sangre. Algunos especialistas gastronómicos indican que esta tradición prevaleció hasta el siglo XVIII, donde las influencias de la repostería europea llegaron para quedarse y con el tiempo, las técnicas de molienda, fermentación y estética se fueron puliendo hasta el pan que conocemos hoy.
ALEGORÍA PREHISPÁNICA
Como la mayoría de las piezas y creaciones de la era prehispánica, la forma y estructura del pan tiene una serie de significados muy enraizados con la cultura mexicana. La forma circular del pan de muerto simboliza el ciclo de la vida y la muerte, en la parte central superior, se encuentra una media esfera que simboliza el cráneo, y en forma de cruz se encuentran cuatro bordes que representan los huesos del difunto o las lágrimas derramadas por los que ya no están. Otra versión de estos bordes es que representan los cuatro puntos cardinales consagrados a los dioses más importantes como Quetzalcóatl, Tláloc, Xipe Tútec y Tezcatlipoca.
TRADICIÓN CON SABOR TAPATÍO
En octubre y noviembre, Guadalajara huele y sabe a pan de muerto, una tradición que obliga a perder la dieta y a saborear este pan tradicional que conmemora a los muertos. Así como Jalisco es tierra de símbolos mexicanos como el tequila o el mariachi, el pan de muerto también es famoso en tierras la capital jalisciense por la fusión de tradición e inventiva de las y los panaderos tapatíos. A continuación te presentamos algunas recomendaciones que no te debes perder en esta temporada de celebración muy mexicana.
Sabor intenso a mantequilla
Desde hace 25 años la panadería Goiti es una de las más famosas de la ciudad gracias a la elaboración de más de 250 tipos de pan. Uno de los más codiciados de temporada es el pan de muerto, cuya característica principal es su intenso sabor y olor a mantequilla. Visualmente es una maravilla, si no nos crees mira este link:
Goiti se encuentra en AV. México 2850 en la Colonia Terranova, dentro de la ruta gastronómica de Guadalajara.
Delicia casera
Desde hace más de 40 años, la panadería y repostería Luvier es una de las más reconocidas en Guadalajara por su versión casera del pan de muerto. Alrededor de las seis de la tarde en Vallarta 1056 es como el olor a levadura invade la calle por la salida del horno de estas delicias. De textura esponjosa y fieles a la receta tradicional con versiones alternativas de naranja y chocolate, esta panadería es una de las más buscadas por las y los tapatíos, córrele porque vuelan, mira:
Un cachito de cielo
Ubicado en Nueva Escocia 1482 en la colonia Providencia, la panadería Saint Michel es famosa por su pastelería y panadería francesa, sin embargo, en temporada de octubre y noviembre, el pan de muerte es literalmente un cachito de cielo. Tienen la versión tradicional con flor de naranja y los rellenos de crema pasatelera y nutella, sí, NUTELLA, míralos y dinos que no se te antojaron:
Con personalidad tapatía
La panadería de Don Toño es un símbolo de las panaderías de la capital jalisciense, desde los años 70s este lugar es epicentro de todos los amantes del pan dulce y piezas tradicionales como el birote, las hojaldras o los cuernitos. Pero si de panes de muerto hablamos, Don Toño presenta un esponjoso pan con la cubierta crujiente. Aquí lo que permea es la tradición de los panaderos que literalmente la puedes ver a través de un ventanal. Amasar, formar, detallar y hornear son los procesos que han prevalecido por más de 40 años. Tienen versiones rellenas pero de las tradicionales hay dos formas de comerlo, el horneado ya con el azúcar incluida, o al que le espolvorean el azúcar una vez salido del horno ¿Cuál prefieres?