Imaginemos qué invito a varias personas a mi casa a cenar, antes de que vengan les dejo en claro las reglas: no se usan zapatos dentro, en vez de frituras se ofrece fruta y aquí, en la cena, el postre va primero; más, evidentemente, todas las reglas de sana convivencia. Tal vez las “reglas” suenan locas, pero es mi casa y los invitados tienen todo el derecho a decidir si quieren venir o no. Entonces, al llegar, un invitado decide no quitarse los zapatos, atentamente lo invito a hacerlo; después saca una bolsa de papas y las pone encima de mi fruta, y al final incita a otros invitados a pelearse dentro y fuera de mi casa. Claro está que voy a correr a dicho invitado, por respeto a mi y a los demás, no como un acto de censura a sus acciones.
Algo así pasó con Donald Trump, tal vez para muchos –incluido el presidente, Andrés Manuel López Obrador- las acciones que tomaron Twitter, Facebook y YouTube respecto de las cuentas de Trump fue un movimiento de censura, sin embargo debemos recordar que las redes sociales son espacios de expresión públicos administrados por empresas privadas, por lo que cada una tiene reglas diferentes de convivencia y operación y si no se respetan se deben asumir las consecuencias, no como censura, sino como respeto a la comunidad digital que en ella se alberga. Sin embargo, también se debe tener en consideración que dicha casa está “operando” en un territorio diferente al que fue creado –la mayoría de las redes sociales fueron creadas en Estados Unidos – y por lo mismo, debe atenerse a las reglas de los diferentes territorios ¿no?.
Ahora, hay muchos factores que se deben considerar antes de pensar en someter a las redes sociales a una regulación, que bien hecha podría ser benéfica dada la importancia que han tomado estas en muchas esferas sociales y que, siendo honestos, se han convertido en el pedestal que muchos políticos usan para posicionar su imagen. Por ejemplo, la propagación de noticias falsas tema que, también, tomó fuerza durante la primera campaña presidencial de Donald Trump y que, por lo mismo, es una que se ha querido regular a nivel mundial aunque, a la fecha, ni el mismo Facebook ha logrado solventar del todo, ya que la verificación de la información que se publica en la red requiere de la implementación de procesos de monitoreo que, de momento, no pueden ser automatizados al 100 por ciento.
Lo cierto aquí es que reformar la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, para regular a las redes sociales es complejo y no me cabe la menor duda que si el Estado, no considerara el contexto y trabaja de la mano de organismos especializados y de las mismas redes sociales, no lograrán un producto legislativo eficaz frente al entorno digital. Esto, sin tomar en cuenta, lo problemático que resultará para la imagen de Morena –el partido de AMLO- sortear las críticas que le han llovido y le seguirán lloviendo, pues en gran medida muchos ven esta movida como una que sólo busca regular para tomar el control y acallar a aquellos que no comulguen con sus ideales, aún cuando el presidente diga que no está de acuerdo en regular las redes sociales.