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COVID-19 pone de relieve la importancia de conservar y utilizar de manera sostenible los recursos naturales

  • 33% de las tierras del mundo se encuentran degradadas.

Ciudad de México, 18 de junio de 2020.- Los suelos constituyen la base para el desarrollo sostenible de la agricultura, funciones esenciales de los ecosistemas y seguridad alimentaria, claves para sostenerla vida. Fomentar la gestión sostenible de la tierra e involucrar a los actores e instituciones en un territorio, es una tarea impostergable para lograr los Objetivos del Desarrollo Sostenible.

Se estima que el 63% de las tierras en México sufren degradación, es decir, experimentan una pérdida de fertilidad, o capacidad, para producir alimentos o conservar su vegetación. La degradación de la tierra es un fenómeno complejo, íntimamente relacionado con seguridad alimentaria, cambio climático, estado de los servicios ecosistémicos, diversidad biológica y disponibilidad de agua, lo cual afecta seriamente los medios de vida de las y los productores y nuestra habilidad para alimentar a la población creciente, urbana y rural.

En el marco de la conmemoración del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, la Comisión Nacional Forestal, CONAFOR, organizó una sesión virtual: «Estrategias de Desarrollo Sostenible contra la Desertificación y la Sequía», en la que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, participó ratificando su compromiso con la protección de los suelos, el agua y la biodiversidad.

Lina Pohl, Representante de FAO en México, señaló: “La actual pandemia nos nuestra como nuestras intervenciones en los ecosistemas naturales, nuestra falta de visión de soluciones basadas en la naturaleza, tienen implicaciones directas en la salud, en la vida y en la economía de las personas. La crisis de la COVID-19 ha puesto de relieve la importancia de conservar y utilizar de manera sostenible los recursos naturales, reconociendo que la salud de las personas está vinculada a la salud de los ecosistemas”.

“Todos los escenarios climáticos indican que las sequías se van a intensificar, serán más frecuentes, más severas y se extenderán en el territorio. Los esfuerzos coordinados no pueden postergarse, son urgentes, tanto para la adaptación de los efectos del cambio climático, como para promover un desarrollo económico sustentable, pensando en soluciones basadas en la naturaleza y la protección de la biodiversidad. Será la única forma en la que podamos avanzar hacia un desarrollo sustentable y tener mejor calidad de vida para todas y todos”.

Por su parte, Víctor Villabolos Arámbula, Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, comento: “La sequía y la desertificación, impactan la capacidad agrícola y ponen en riesgo la capacidad de alimentar a 10 mil millones de personas para al año 2050. El déficit de lluvias por tiempos prolongados, así como la degradación de las tierras, la perdida de fertilidad de los suelos y la erosión, traen como consecuencia otros desastres como la inseguridad alimentaria, hambrunas, malnutrición, epidemias y migración. Desde la Secretaría de Agricultura se están desarrollando políticas públicas para promover acciones de adaptación al cambio climático, trabajando con acciones coordinadas con instituciones nacionales, agencias internacionales como la FAO y el IICA.

Para finalizar, León Jorge Castaños Martínez Director General de la Comisión Nacional Forestal, comentó: “Trabajar juntos sectorial e intersectorialmente, es una oportunidad que se nos presenta a las instituciones federales y estatales en tiempos: del COVID 19, cambio climático, desertificación, de los objetivos del Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030, para colaborar y poner nuestros recursos, conocimientos y sueños para favorecer el bienestar de las comunidades, buscar la reconciliación con la naturaleza , integrar lo agropecuario con lo forestal, cambiar hábitos de consumo, mejorar salud, enfrentar el cambio climático, no regresar al pasado y dejar a las generaciones millennials y centennials un futuro menos incierto”.

La FAO está apoyando a los países tanto en la mitigación del cambio climático como en la adaptación al mismo a través de una amplia gama de programas y proyectos prácticos, basados en la investigación, como parte integral de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.