
Nuevo golpe de efecto del actual alcalde de Perpinyà (capital del Rosselló y de la Catalunya Nord Francés, departamento de los Pirineos Orientales, de 120.000 habitantes), Louis Aliot, del partido de ultraderecha francesa, Rassemblement National, el partido de Marine Le Pen.
En junio pasado, ese partido desbancó al anterior alcalde, Jean-Marc Pujol, que gobernaba desde el 2009.
Y en menos de un año (nueve meses, un embarazo), el actual alcalde está eliminando todos los símbolos catalanistas, siendo el más relevante, el cambio del lema de la ciudad, que ha pasado de ser ‘Perpinyà la Catalana’, a ‘Perpinyà la Rayonnante’ (la Radiante), así como suprimir todo vestigio catalán, de raíz.
Aliot ha querido justificar el cambio del lema, por la relevancia de la luz:
‘es el elemento central que funda Perpinyà desde hace siglos. Una tradición secular reconocida por todos y que va mucho más allá de las creencias particulares que corresponden a cada uno. Perpinyà es esta ciudad radiante que celebramos con este nuevo y modernizado escudo arraigado que recupera su identidad de mecenazgo (…) Por eso, es una ciudad mediterránea anclada en su identidad catalana, pero también arraigada completamente en Francia, y esta dualidad, es necesaria ponerla en valor y por eso ha tenido la ‘deferencia’ de ‘conservar el escudo y los colores catalanes’
(…)
‘Es evidente que todos vivimos diaria y libremente según la sensibilidad de cada uno. Por ejemplo, haciendo que sus hijos aprendan la lengua catalana o no, celebrando Sant Jordi o no, la fiesta de la rosa y el libro …pues esta naturaleza catalana también forma parte de la República francesa y esto sin ambigüedades’
Es preciso señalar que la carta municipal aprobada en 2010, por unanimidad, estableció el catalán como lengua oficial, junto con el francés; por eso es triste ver que ahora, el actual alcalde, persiga los vestigios catalanes, hasta el extremo de eliminar la referencia al lema de la ciudad, y ‘asimilando’ los rasgos culturales catalanes como propios también de la cultura francesa.
Pues esa ‘asimilación’ a la gran cultura francesa, es un paso más hacia su desaparición forzada; ya que las lenguas y culturas minoritarias, lo que requieren, es justo al revés, medidas de discriminación positiva, para potenciaciarlas.
Y una población que en 1172 se integró en la Corona de Aragón, y entre 1276 y 1344 llegó a su edad de oro, al integrarse en la Corona de Mallorca, siendo Perpinyà, Palma y Montpellier, las tres ciudades más importantes de la corona. Y en 1462, por el tratado de Bayona, Joan II de Aragón cedió los condados de Rosselló y Cerdanya al rey francés, Luis XI, a cambio de su ayuda para hacer frente a la Guerra Civil Catalana. Y si bien posteriormente hubo períodos retorno a Catalunya, acabó siendo ya parte del reino de Francia. Si bien la cultura en sentido amplio, y el folclore, en particular, mantuvieron y mantienen sus raíces catalanas.
Está claro que perseguir el catalanismo, por tierra, mar y aire, da beneficios y sale gratis, tanto a la extrema derecha francesa, como al estado español, que es y se hace el sordo ante las peticiones de diversos organismos internacionales.
Otro ridículo y penoso ejemplo, éste plenamente del estado español, es el de mirar hacia el otro lado, como vimos ayer, con el partido de fútbol España / Kosovo, que acabó con un 3 a 1. Partido clasificatorio para el mundial de Qatar 2022.
El estado español, es de los pocos países de la UE que no reconocen la república independiente de Kosovo, pues sólo Serbia, Eslovaquia, Chipre y Grecia, además de España, no la reconocen. (En las Naciones Unidas 90 de los 193 países la reconocen). Y España no la reconoce para que no le sirva de ejemplo de independencia declarada unilateralmente, de Serbia, en 2008, pensando en evitar precedentes para Catalunya.
Por eso, en la TVE no se mencionó a dicho estado como tal, sino como ‘el territorio de Kosovo’. ‘equipo de la federación de fútbol de Kosovo, ‘el equipo kosovar’, directamente, ‘Kosovo’, ‘el rival’, o ‘el contrario’; y, obligados por la FIFA y la amenaza de Kosovo de no disputar el partido, tuvieron que hacer sonar el himno de ese país, pero diciendo ‘escuchemos los himnos del partido’. En el estadio de la Cartuja (Sevilla) ondearon ambas banderas, pero el videomarcador sustituía las tradicionales banderas, por los escudos de las federaciones respectivas. Y en el marcador televisivo, frente a la abreviatura ESP (en mayúsculas) ponía ‘kos’ (en minúsculas).
En un tuit, Xavier Sala i Martín, señaló:
‘Los comentaristas no podrán usar la palabra Kosovo para referirse a Kosovo!!! Esto de España es cada vez más patético: creen que si no pronuncias su nombre, el país deja de existir … como los niños de 2 años que se tapan los ojos para que no los veas’.
Asimismo, el embajador de los EUA en Kosovo, Philip S. Kosnett, en un tuit deseando suerte a los kosovares:
‘Siempre es un momento de orgullo cuando puedes jugar bajo la sombra de la bandera de tu país ondeando en el estadio’, escribía, en una clara referencia a las resistencias del estado español a reconocer la independencia de Kosovo.
El presidente de la federación de fútbol de Kosovo, harto de tantos menosprecios, comentó:
‘Siempre intento no confundir deporte con política, pero no puedo permitir que nadie subestime lo que realmente somos, porque hiere no sólo mis sentimientos, sino los de toda una nación’.
El escritor catalán Quim Monzò, en su tuit, comentó, genialmente:
¿A qué hora empieza el partido entre Kosovo y el equipo de la federación española de fútbol?
‘Hoy dos himnos sin letra. Ni Kosovo ni el equipo de la federación española de fútbol tienen’
Serbia aún considera a la república de Kosovo, como ‘la provincia autónoma de Kosovo y Metojia’, como si continuase formando parte de su territorio.
Es evidente que los estados ejercen su poder con los débiles, por ejemplo, España lo hace con Kosovo y también con Catalunya.
Y ha sido siempre así, pues, a lo largo de toda la historia, el poderoso ha impuesto su ley. Si bien hay ejemplos, menos cuantiosos, en los que se da la situación inversa. Pero todos tenemos claro que son mínimos los casos de David venciendo a Goliat, el ‘suceso’ que la Biblia (Samuel 17, 49-50) narra sobre el enfrentamiento del gigante filisteo, de la población de Gat (actual Israel), y el israelita David.
Según muchos estudios, el gigante Goliat padecía acromegalia, una malformación de la glándula pituitaria que induce una acumulación excesiva de la hormona de crecimiento en el organismo. En esas condiciones, dice el neurólogo Berginer, que el cerebro inflamado hace presión sobre el nervio óptico, lo que origina trastornos en el campo visual, especialmente en la visión lateral. Esa es la razón por la que Goliat no pudo defenderse de la piedra arrojada por la honda de David, ya que éste podía acercarse por cualquiera de los dos laterales, sin ser visto por Goliat.
(Hana Beris, 29 abril 2000, El Tiempo)
Y está claro que el estado español, poniéndose al lado de Rusia y China, y sus países adláteres, que no reconocen Kosovo, está mostrando esa acromegalia, que, etimológicamente está formado por ‘akros = extremo y ‘megalo’ = grande; es decir, extremadamente grande, y ese gigantismo comporta sus problemas.
Evidentemente, España no tiene ni punto de comparación con Rusia y China, pues, somos insignificantes. Pero España está en esa misma posición, por varios motivos, por el perenne orgullo del hidalgo castellano, que cree que todavía vive en el imperio español en el que nunca se ponía el sol. Pero, también, por ponerse del lado Serbio, ya que según el criterio español, es la patria común, indivisible y propietaria del territorio kosovar. Y, claro, en ambos casos, los referentes padecen la patología enfermiza mencionada.
En definitiva, tanto el ejemplo del cambio de lema de Perpinyà por parte de la ultraderecha francesa, como los despropósitos circenses por el partido de fútbol, por parte del ‘gobierno autodenominado más progresista del mundo mundial’ reflejan el denominador común, es decir, que los partidos sistémicos tienen un único ADN, que no es otro que proteger la patria por encima de todo y cueste lo que cueste.
Y esa mentalidad es fruto del complejo de inferioridad, que intentan sobrecompensar con su apariencia de gigantismo, que le comporta los defectos propios de la acromegalia mencionada, pues, aunque sea de forma psicosomática, afecta y comporta las mismas consecuencias y limitaciones que si se tratara de un problema realmente físico.
Sabemos que los poderes del estado español, y sus representantes, desde el rey hasta sus lacayos y serviles súbditos, siguen autoengañándose, potenciando su gigantismo, al precio que sea, aún haciendo el ridículo, como ayer, ocultando el nombre de la república de Kosovo.
Por nuestra parte, los independentistas catalanes, sabemos que esos gigantes, que creen ser los quijotescos unionistas españoles, no son más que meros molinos de viento. Y claro, esos quijotes, en sus fabulaciones, no hacen caso a los Sancho Panza, que le advierten de su error, hasta que, por fin, los quijotes se descalabran.
Para finalizar, seguidamente traslado un cuento, que es muy ilustrativo al respecto:
‘El hombre que se creía sabio:
(Adaptación de la fábula de Tomás de Iriarte, 1750-1791)
Vivía en Madrid un hombre al que todos consideraban un zoquete, pero que era inmensamente rico. Su casa era un palacete rodeado de jardines en el centro de la capital. Cualquiera que llegaba a esa mansión, con sólo echarle un vistazo a la fachada, imaginaba que alguien muy importante y distinguido vivía allí.
Una vez dentro, cada salón era más grande y ostentoso que el anterior. Enormes lámparas de cristal colgaban de los techos y exquisitos muebles llenaban todos los espacios. Estaba claro que el dueño no había escatimado dinero en construir una de las mejores casas del país.
Un día, un amigo le visitó. Recorrió todas las estancias y con cierta extrañeza, le hizo un comentario que le descolocó.
‘¡Tienes una casa impresionante! Se nota que has mandado traer magníficos objetos y las mejores antigüedades de los más recónditos lugares del mundo, pero no he visto ni un solo libro en toda la casa… ¿Cómo es posible que no tengas una buena colección?, dijo, enarcando las cejas con gesto de sorpresa. Los libros son los mejores maestros que existen, pues resuelven todas las dudas, abren la mente a nuevas ideas y nos acompañan toda la vida’.
‘Tienes razón, respondió el hombre rico, pensativo. ¿Cómo es que no se me ha ocurrido antes?’
‘Bueno, todavía estás a tiempo. Tienes espacio de sobra para construir una librería y llenarla de libros interesantes’.
‘¡Sí, eso haré! Ahora mismo mando llamar al mejor ebanista de la ciudad para que haga una librería de madera pulida a lo largo de toda la pared del salón principal. Después, me ocuparé de comprar por lo menos doce mil libros que abarquen todos los temas, desde las ciencias a la astronomía, pasando por el arte, la cocina y los viajes. ¡Que no se diga que no soy un hombre culto!’
Pasaron los días y los enormes estantes estuvieron perfectamente terminados ¡Ya sólo le faltaba colocar en ellos lis libros!
‘Uf, qué pereza tener que ir a comprar tanto libro…, pensó el dueño de la casa. ¿No será mejor poner libros falsos? En realidad, van a quedar igual de bien y adornarán estupendamente el salón’.
Lo pensó un rato y al final se decidió: ‘¡Sí, eso haré! Avisaré al pintor que suele trabajar para mí y le diré que coja tacos de madera de diferentes tamaños, que los recubra con piel y luego escriba uno a uno, con letras doradas, el título de los libros más importantes de la literatura antigua y moderna ¡Parecerán tan reales que nadie notará la diferencia!’
Tres meses después, el pintor había concluido su trabajo. El dueño de la casa pensó que la obra había quedado tal y como él quería. Uno podía acercarse a tres centímetors y no darse cuenta de que los libros eran de mentira.
‘Qué elegantes quedan en mi salín, se enorgullecía. No falta ni un libro importante, están todos aquí’.
Tan satisfecho se sentía, que una y otra vez hacía un repaso de todos los tomos, hasta el punto que se aprendió todos los títulos de memoria.
‘Fantástico, conozco todos los libros que tengo en la librería. Ahora no soy solamente un hombre rico, sino un hombre sabio’.
Y aquí termina la historia de este hombre, rico pero memo, al que, en realidad, aprender le daba lo mismo. No fue más sabio por saberse los títulos, sino más ignorante, por despreciar todo lo que en ellos se aprende’.
Los independentistas catalanes sabemos que ‘el rey va desnudo’, como explica la fábula ‘El vestido nuevo del emperador’, publicada en 1837 por Hans Cristian Andersen (1805-1875); a pesar de que todos los cortesanos le vayan elogiando sus ropajes. Y, también, sabemos de la incultura y del complejo que tienen, además de la gran deuda pendiente, que nunca podrán saldar, y sólo les queda un camino, seguir adelante, haciendo que sus problemas vayan aumentando como la bola de nieve deslizándose por la colina.
Por todo eso, tenemos que independizarnos, cuanto antes. No hay otra salida.