El mundo de la política siempre ha estado marcado por el escrutinio constante de la opinión pública. Los líderes políticos se enfrentan naturalmente a una serie de desafíos, y entre ellos, la presencia y el papel que juegan las primeras damas y, ahora, primeros caballeros en su carrera política. Esto viene a colación porque recientemente, se dio a conocer la noticia de que el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y su esposa, Sophie, se separan, lo que abre una discusión sobre cómo esto puede afectar el capital político y la imagen pública de los líderes.
Es indiscutible que la imagen integral de un político está directamente relacionada con su vida privada. Las crisis de índole personal, sobre todo cuando estamos hablando de una extensión de la imagen tan pública y al mismo tiempo tan personal, pueden tener un impacto significativo en el aspecto político. Esto porque puede ser que la audiencia cuestione la capacidad del político de manejar el país cuando éste está teniendo problemas para navegar su vida personal. En el caso de Trudeau, el tema es un poco más sensible pues actualmente está enfrentando una crisis dentro de su gabinete con los múltiples cambios que tuvo recientemente, y ahora una crisis personal, ciertamente su imagen integral se encuentra bajo un escrutinio aún mayor, lo que podría afectar negativamente su popularidad y confianza ante el electorado canadiense que todo parece indicar pasará por elecciones en 2025 y no antes como se había especulado.
Líderes como John F. Kennedy y Barack Obama en Estados Unidos son un claro ejemplo del impacto que las primeras damas pueden tener en la carrera política de sus parejas. Su presencia mediática, su capacidad de conectarse con la audiencia y en general el papel de Jacqueline Kennedy y Michelle Obama fueron factores determinantes en el éxito político de sus esposos. En contraste, en México, recordamos cómo la exesposa del expresidente Enrique Peña Nieto, Angélica Rivera, provocó un impacto negativo en la imagen del presidente, tras la polémica surgida en torno a «La Casa Blanca», suceso que lo persiguió durante todo su mandato. Sin duda, la manera en que se manejó la situación afectó la imagen del mandatario, y esto fue consecuencia directa del manejo de crisis que tuvo la primera dama.
Vamos, es evidente que las primeras damas y ahora primeros caballeros no son simples acompañantes de los líderes políticos; su presencia y desarrollo durante su carrera política los convierte en activos importantes que aportan valor a la marca política de su pareja. Por lo que, la imagen de la pareja política como equipo, su conexión emocional con la audiencia y aquella que transmiten públicamente son factores importantes que ayudan a fortalecer la imagen del político en cuestión. Y esto sin considerar todo aquel capital de valor que aporte a la ecuación la esposa o esposo del presidente en el proceso, como por ejemplo: programas escolares, de ayuda a mujeres en situaciones delicadas, de atención a niños, entre otros que se enfocan principalmente en la atención de grupos vulnerables y que generan una percepción de empatía social necesaria e importantísima para el político en cuestión.
En el caso de Justin Trudeau y Sophie, la noticia de su separación legal podría tener implicaciones en la percepción de su liderazgo en los próximos años y puede ser un desafío para su imagen pública y liderazgo político, ciertamente cómo manejen la situación a partir de este momento, será crucial para mantener la confianza del electorado en las capacidades de Trudeau, aunque se esté hablando de un tema privado y personal, y no de uno político.
Te invitamos a conocer el podcast de Imagogenia para escuchar las opiniones