
amadeopalliser@gmail.com
La política actual nos está llevando a todos a una actitud resignada, es decir, de conformismo, acatamiento, aceptación, renuncia, sumisión, mansedumbre; cuando ahora es más necesaria que nunca una actitud de indignación, de enfado, de rabia, de cabreo y de rechazo vehemente de todo lo que choca con nuestra consciencia y sentido de justicia. Y, espero, que ésta será la base de la necesaria futura actitud rebelde, como intento argumentar a continuación.
Los actuales problemas son tanto de nivel global, como el rearmamento provocado por la política del impresentable Donald Trump, como problemas locales, por ejemplo, el fiasco de la red ferroviaria y vial que estamos sufriendo los catalanes.
Sumado todo este amplio panorama negativo, en el que vemos que todas las instituciones están mostrando su peor perfil, para seguir disfrutando de sus prebendas, y lo hacen sin el mínimo pudor, como lo hacen los sindicatos (todos ellos, TODOS, españolistas de pro), demostrando sus vergüenzas, sin tener conciencia, ni la empatía requerida; y claro, defendiendo el patrón establecido por el reino español; tenemos muchos ejemplos recientes de todos esos sindicatos: SEMAF, CCOO, UGT, CGT y SF, defendiendo el status quo (Renfe una y no cincuentaiuna), es decir, actuando políticamente en defensa del bien estatal, en lugar de hacerlo pensando en los trabajadores y la ciudadanía (usuarios)
Y, a ese problema, hay que añadir la gran cantidad de trabajadores de Renfe y Adif, que no quieren ser transferidos a la Generalitat, ni a la empresa mixta estado / Generalitat, creada por Pedro Sánchez, para seguir con sus trampas de traspasar, sin traspasar, la gestión. Y que esos trabajadores, en especial los maquinistas, propongan efectuar huelgas, nos demuestra que también tienen una mentalidad de metrópoli, que no quieren ser relegados a la colonia catalana.
Igualmente, los sindicatos policiales (policía nacional y guardia civil) siguen ese mismo esquema, avisando de futuras acciones, para impedir el traspaso de funciones, como la de la cogestión (nunca cederán ninguna gestión íntegra) de la inmigración.
Ante esta situación, precisaríamos tener líderes independentistas, valientes y decididos, con las ideas claras; y deberíamos olvidar, de por vida, a ERC, ya que está consolidando un nuevo giro, vía Gabriel Rufián y Joan Tardà, para dejar el eje nacionalista y sustituirlo, a todos los efectos, por el viejo eje izquierda y derecha (a mayor gloria del PSOE); de ese modo, pretenden consignar a Junts en la derecha, con AC, claro. Encima, esos monosabios, defienden la unidad del soberanismo (ERC, Comuns y CUP), sin aclarar qué quieren entender ahora por soberanismo, (pues, un soberanismo no independentista, es un autonomismo dependentista, unionista)
Pero muchos no olvidamos que el PSOE, junto con el PP y Vox, nos aplicaron el 155, y nos siguen reprimiendo, ahora, vía engaño, con falsas promesas. Pero, en los temas esenciales, ese bloque sigue consolidado, como vimos el pasado 27 de febrero, en el Parlament, que el PSC/PSOE, coincidió en el voto con el PP y AC, para rechazar la petición del concierto económico catalán.
Pero, claro, cuando es Junts, el que coincide en el voto (formalmente, pero no en el fondo) con el PP, parece que es un pacto diabólico, y todos los rufianes de ERC y del PSOE sacan su peor bilis.
Por todo eso, los independentistas debemos (o deberíamos) indignarnos (etimológicamente, ‘in’ negación, y ‘dignus’, digno), como predicó Stéphane Hessel (1917 – 2013), mediante su librito titulado ‘Indignez-vous’ (indignaos), publicado en el 2011.
Es evidente que el pesimismo es la base de la depresión; y la resignación es la incapacitación, el conformismo. Y ambas actitudes, juntas, son las que están buscando Pedro Sánchez y Salvador Illa, ya que nos quieren anestesiados, dormidos, atontados. Esa es la ‘convivencia’ que entiende Pedro Sánchez. Y el pesimismo nos hace rendirnos, ante lo que se nos presenta como inevitable.
Los indignados, por el contrario, son los que están descontentos, y que no se resignan a la inacción, si no que se manifiestan, son activos en diferentes ámbitos. Y solo la insatisfacción lleva al éxito, como dijo Aldous Leonard Huxley (1894 – 1963), ya que el conformismo de los que tienen la panza llena (real o metafóricamente) nos lleva al sanchopanzismo.
Estamos más que cansados de los chantajes del PSOE, de los sindicatos, de las patronales, de los medios de comunicación, etc., todos ellos, defensores del status quo, es decir, del actual reino y su corrupta burocracia.
Hoy hemos visto la película ‘A complete unknown’, dirigida en 2024 por James Mangold, que explica el inicio de la carrera musical de Bob Dyland (Robert Allen Zimmerman, n. 1941), una excelente película biográfica, de las décadas 1960 / 70, y entre las muchas canciones que rememoran, está la titulada ‘Master of War’ (Señores de la guerra), convertido, en su momento, en un verdadero himno pacifista.
Y en este momento, me parece que es preciso recordarla, ante los señores de la guerra (desde Trump hasta Ursula von der Leyen, y la totalidad de jefes de gobierno europeos) y, por extensión, de todos sus avaladores, por activa o por pasiva; tanto a nivel general, como en la política doméstica.
Creo que, aplicando, metafóricamente, esta canción de protesta al momento actual, a todos los poderes, no desvirtúo ni degrado el sentido original, sé que el momento es diferente, pero sabemos que los ‘maestros de la guerra’ se adaptan, nos muestran sus metamorfosis, sus diferentes caras y armas, pero no dejan de ser los de siempre.
Master of wars (maestros de la guerra)
(álbum The Freewheelin, 1963)
Venid, señores de la guerra
vosotros los que construís grandes armas
vosotros que construís los aviones de la muerte
vosotros que construís todas las bombas
vosotros que os escondéis detrás de paredes
los que os escondéis detrás de escritorios.
Solo quiero que sepáis
que puedo ver a través de vuestras máscaras.
Vosotros que nunca habéis hecho nada
más que construir para destruir
jugáis con mi mundo
como si fuera vuestro juguetito
me ponéis un arma en la mano
y os escondéis de mi vista
y os dais la vuelta y os alejáis corriendo
cuando soplan las veloces balas.
Como el viejo Judas
mentís y engañáis
que se puede ganar una guerra mundial
queréis hacerme creer.
Pero veo a través de vuestros ojos
y veo a través de vuestros cerebros
igual que veo a través del agua
que se me va por el desagüe.
Apretáis los gatillos
para que disparen los demás
luego os echáis para atrás a observar
cuando aumenta el recuento de muertes
os escondéis en vuestras mansiones
mientras la sangre de los jóvenes
se escapa de sus cuerpos
y se queda enterrada en el barro.
Habéis lanzado el peor miedo
que jamás pueda arrojarse
el miedo a traer niños
al mundo
por amenazar a mi bebé
no nacido y sin nombre
no valéis ni la sangre
que corre por vuestras venas.
¿Cuánto se yo,
para hablar sin que sea mi turno?
tal vez digáis que soy joven
podríais decir que soy un ignorante
pero hay una cosa que sé
aunque sea más joven que vosotros
que ni siquiera Jesús jamás
perdonaría lo que hacéis.
Dejadme que os haga una pregunta
¿tan bueno es vuestro dinero?
¿os comprará el perdón?
¿creéis que podría?
Yo creo que descubriréis
cuando os llegue la hora de la muerte
que todo el dinero que hicisteis
nunca os devolverá el alma.
Espero que muráis
y que os llegue pronto la muerte
yo seguiré vuestro féretro
en la pálida tarde
y observaré mientras os bajan
a vuestro lecho de muerte
y permaneceré de pie ante la tumba
hasta estar seguro de que estéis muertos
En definitiva, que esta canción, como he dicho, me parece útil aplicarla a todos los poderes actuales, como he señalado y, también, a los traidores falsos gurús de ERC, que nos han llevado a la irrelevancia, a cambio de 30 monedas, pero de hojalata (ya que Rufián no merece ni la plata, con la que acusó al president Carles Puigdemontque en el 2017)
Y claro, no podemos conformarnos con la actual situación negativa, ni aceptarla, debemos luchar contra ella, superar la resignación, y la indignación, y rebelarnos. No hay otra, pues, como decía la canción ‘We are the World 25 for Haití’ (Nosotros somos el Mundo):
Llega un momento en que escuchamos cierta llamada
cuando el mundo debe unirse como uno
hay gente muriendo
oh, y es hora de echar una mano a la vida
el mejor regalo de todos.
No podemos seguir fingiendo día a día
que alguien, en algún lugar pronto hará un cambio.
(…)