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De tuyas a mías

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

El próximo día 15 de julio, el tribunal de justicia de la UE, en Luxemburgo, comunicará su sentencia a las partes implicadas en las prejudiciales sobre la ley de autonomía española. Asimismo, ayer la CE dio una primera respuesta sobre la ampliación del aeropuerto de Barcelona. Y estos dos ejemplos son más que suficientes para denunciar la ‘ingeniería’ de los argumentos y estrategias seguidas por los políticos, para sortear los obstáculos y ocultar los respectivos núcleos duros. Y sobre esa inmoralidad, va el presente escrito.

1 – Amnistía:

La mencionada sesión del próximo 15 de julio, clarificará las preguntas que los tribunales de cuentas y la audiencia españoles plantearon sobre diferentes aspectos: la compatibilidad de la ley española con el derecho de la UE; así como clarificar las consultas de los imputados de malversación y/o terrorismo. La Comisión Europea, como parte implicada, y a pesar de las presiones del PP, en sus alegaciones considera que la ley no es contraria al derecho comunitario. La respuesta del TJUE será genérica, englobando las diferentes demandas. 

Por su parte, previamente, hace un par de días se conoció la posición de la Comisión Europea, en la que se detallan los siguientes aspectos:

  • Una crítica al hecho de que la ley no fuese aprobada por una mayoría más amplia, en las cortes españolas, tal como recomendaba la Comisión de Venecia.
  • Considera que han de ser los tribunales estatales los que han de decir si una ley de amnistía respeta los principios de su estado de derecho.
  • Asimismo, considera que la ley de la amnistía es una ‘autoamnistía’ porque los votos de sus beneficiarios fueron importantes para ser aprobada la ley en el parlamento.
  • Y que el trámite por la vía de urgencia, generó una gran división en el mundo político y académico.
  • También cuestiona que el objetivo de la ley fuera de interés general.

El próximo 15 de julio conoceremos la sentencia del TJUE, pero, de entrada, me parece interesante comentar las mencionadas observaciones de la comisión europea, pues me parece que, de entrada, son un ejercicio de filibusterismo político, un equilibrio de intereses y, por lo tanto, nada objetivas, pues todo juicio debería ser coherente con la historia y el contexto concreto, ya que, a mi modo de ver, dictaminar en abstracto, como si se tratara de un caso marciano, no es más que puro surrealismo, como intento explicar.     

Con relación a la objeción de las mayorías deseables, cabe señalar que la situación política de cada país, es la que es, con sus equilibrios de partidos políticos, que configuran el posible gobierno. Y todas las leyes que se aprueban dependen de ese equilibrio, excepto cuando hay mayorías absolutas, claro. Pero, en el caso del actual parlamento español, Pedro Sánchez fue investido gracias al apoyo de investidura de hasta seis grupos minoritarios. Y eso es lo que hay. Y nadie puede ni debe quitar grados de legalidad. Y la ley de la amnistía, es una más. Relevante, claro, pero una más.

Y que esa ley fuera un requisito de los partidos independentistas (Junts y ERC) para conseguir la investidura, no le resta democracia.

Obviamente, cualquier ley aprobada de forma mayoritaria, comporta un mayor consenso social. Pero la realidad es la que es. Y los resultados democráticos deben respetarse, como lo fue el referéndum del Brexit, del 23 de julio del 2016, pues, con un resultado del 51,9% de los votos, se decidió que el Reino Unido saliera de la CE y, a pesar de que esa medida comportó una gran división social, nadie se cuestionó la decisión (aunque ahora, por la puerta de detrás, el premier británico, Keir Starmer y, de forma antidemocrática, esté haciendo acercamientos parciales, que la UE, vergonzosamente, va aceptando, pues todo son intereses económicos)

Con relación a la observación de que han de ser los tribunales estatales los que deben determinar la pertinencia de la ley de la amnistía, efectivamente, será el tribunal constitucional español, el que lo confirmará, parece, antes de final de este mes de junio. Pero, de todos modos, estoy convencido que los tribunales europeos deberían tener la última palabra, pues sería deseable una armonización y protección correctora de decisiones políticas.

Respecto a las objeciones con relación a los trámites de urgencia de la mencionada ley de la amnistía, me parece que es un comentario partidista, con clara influencia conservadora, de la derecha europea, y alejada a la verdadera justicia. Pues estoy convencido de que siempre debería primar la rápida resolución de conflictos, especialmente los que afectan a los derechos humanos, pero, también, los que afectan a todos los órdenes personales, profesionales, económicos, etc. En caso contrario, como he repetido en varios escritos, cuando la justicia es lenta, no es justicia, pues las compensaciones y las rehabilitaciones nunca son completas ni efectivas.

Y, finalmente, sobre la objeción de que es una ‘autoamnistía’, que, en parte ya he comentado, al señalar que todas les leyes, siempre, todas las leyes, que son aprobadas en todos los parlamentos, están sujetas a equilibrios y negociaciones partidistas. Y, claro, que la CE haya regalado el titular de ‘autoamnistía’ para que los críticos la tomen como si fuera el bálsamo de fierabrás, y puedan construir sus argumentos para llenar tertulias y debates basándose en ese aspecto, es vergonzoso.

Y no deja de ser sintomático que ahora, la derecha y extrema derecha critiquen esa supuesta ‘autoamnistía’, y, en su momento, en la amnistía del 15 de octubre del 1977 (ley 46/1977), aprobada antes que la constitución española, y que formó parte de la construcción de la mal llamada transición de la dictadura a la ‘democracia’, nadie objetó nada, cuando era evidente que era un requisito exigido por el ejército y todas las fuerzas del estado, y, obviamente, del poder judicial. Y, claro, la UE tampoco objetó nada, pues le parecía un buen paso hacia la normalización española. Normalización que no ven en esta ocasión, y eso confirma la tendenciosidad de las observaciones de la UE.

Y la amnistía del 1977 comportaba, asimismo, una amnistía fiscal. Y, en el 2012, el gobierno de Mariano Rajoy (PP) también aprobó una amnistía fiscal que, posteriormente fue anulada por el tribunal constitucional. El objetivo de esa amnistía (que el PP no quiso reconocer como tal, y la denominó ‘mecanismo de regularización tributaria especial) fue el de aflorar 2500 millones de euros, si bien sólo se ‘regularizaron fiscalmente’ 1192 millones. Y ese tipo de amnistías / regularizaciones fiscales (o con las denominaciones que se quisieron en cada momento) las hubieron, también en 1985 y 1991. Y, curiosamente, todas ellas, firmadas por Juan Carlos I, para mayor cachondeo, un ‘presunto’ defraudador.

Y en ninguno de esos casos, nadie objetó que fueran acuerdos de parte, pues todas, desde la amnistía del 1977, todas, fueron ‘autoamnistías’, siguiendo con ese concepto. Así que todo es puro teatro que demuestra que la justicia, la ética y la ponderación, brillan por su ausencia. 

Y ya no digamos de las ampliaciones de los presupuestos de gasto militar que exige Donald Trump, por vía de su titiritero Mark Rutte, el ‘secretario’ general de la OTAN. Pues todas esas ‘imposiciones’ se tomarán sin los respaldos parlamentarios. Y la UE ni el PP no dirán nada.

2 – Ampliación aeropuerto de Barcelona

Las explicaciones presuntamente ‘buenistas’, mejor dicho ‘mágicas’, de Salvador Illa (155), el alumno aventajado del trilero Pedro Sánchez, no dejan de ser una pura patraña para engañar a la ciudadanía. Sólo hace falta oír a Jordi Sargatal, secretario de transición ecológica de la Generalitat, un ornitólogo y naturalista, que avala la ampliación del aeropuerto, apuntando que ‘haremos una virguería de aiguamolls (humedal)’, que mejorarán el delta del Llobregat. 

Y como ya apunté en mi escrito de ayer, la CE salió rápidamente para dar un toque de atención a la declaración de Salvador Illa, indicando que ‘el estado ha de tomar las medidas necesarias para evitar un mayor deterioro del espacio ‘Natura 2000’ del Delta del Llobregat (…)’ Asimismo, la CE recordó a las autoridades españolas y catalanas que ‘antes de continuar con el proyecto de la ampliación del aeropuerto, deben aplicar las medidas necesarias para poner fin al proceso de infracción que tienen abierto y que está en curso por el impacto medioambiental de la misma infraestructura (…) por eso, antes de dar la luz verde a cualquier clase de nuevo proyecto, es preciso que se cumplan los requisitos de la legislación medioambiental de la UE.

Es vergonzoso que la anterior ampliación del aeropuerto, para la construcción de la segunda pista, que fue aprobada por la UE, a cambio de que AENA se comprometiera a compensar las hectáreas afectadas, con la ampliación de 1 a 6, con la protección de nuevas hectáreas, tras más de 20 años, AENA siga sin haber cumplido con ese compromiso. Y que Salvador Illa ‘olvide’ ese aspecto, y ahora se comprometa a una compensación de 1 a 10 (sin decir si 6 de esas futuras hectáreas, ya correspondían a las acordadas en la anterior ampliación), huele mal, y nos hace desconfiar. 

Todo es un gran engaño, pues en el acuerdo presentado tampoco hay ninguna referencia a compensaciones personales, como si que las hay, siempre que se amplia el aeropuerto de Barajas (Madrid), ya que se abonó la insonorización de las viviendas afectadas. Pero, aquí, en Catalunya, nada de nada.

AENA no es de fiar, ni el estado español, que tiene el 51% de las acciones. Ellos solo buscan su beneficio, y les importa un bledo la ciudadanía. Hoy se ha comentado que los 3200 millones de euros del coste de la ampliación, no los pagará AENA, si no que la revertirá a las compañías aéreas que operen en el futuro nuevo aeropuerto y, claro, los que realmente pagaremos, seremos los usuarios, ya que las compañías trasladarán los costes a los billetes, como pasa siempre.

Asimismo, se ha comentado que el 40% de los beneficios millonarios de AENA, corresponden a las tiendas duty free de los aeropuertos. Y si eso no es vergonzoso, ya no sé que lo será. Pues no tener un objetivo a gran escala, coherente con la reducción del impacto medioambiental, y obviando la preservación ecológica, y sólo pensar en el beneficio privado de los accionistas de AENA, es para empezar a llorar y no parar. Y que sigan pensando en ampliar el aeropuerto, sin contemplar que la progresiva e inevitable elevación del nivel del mar, pondrá en peligro esa infraestructura, es de cortoplacistas. 

Y sobre el particular, el penoso especialista de la Generalitat, Jordi Sargatal, en una entrevista al Ara de hoy, tras reconocer que el cambio climático comportará la subida del nivel del mar, se limita a decir que ‘toda Holanda vive bajo el nivel del mar. Deberemos buscar sistemas de barreras para que el mar no entre, y tener sistemas de bombeos para tirarla fuera. Hemos de intentar, de una parte, mitigar este cambio climático y, de otra, irnos preparando para la subida, que ya es evidente’. No sé si es tema de psiquiatra, o de pura cara dura, decir eso, y seguir apostando por la ampliación del aeropuerto y acelerar el cambio climático. 

En definitiva, que Pedro Sánchez y Salvador Illa, tengan un proyecto cortoplacista de Barcelona y Catalunya de servicios turísticos, con empleos de baja cualificación y retribución, nos confirma para qué nos quieren a los catalanes y a Catalunya. Y les importa un bledo que la gentrificación nos acabe arruinando y expulsando.

Conclusión:

Con estos dos ejemplos me parece más que suficiente para descalificar a Pedro Sánchez y Salvador Illa; pues no merecen el menor crédito. Siempre mienten más que hablan, y después incumplen, como sabemos con muchos ejemplos, además del mencionado de AENA.

No podemos seguir manteniendo a esos personajes. No nos vale que la alternativa será peor. Pues el mal menor sigue siendo mal, como dijo Hannah Arendt.

No podemos seguir como el enfermo de la siguiente fábula de Esopo:

‘Un médico preguntó a cierto enfermo cuál era su mal, y el paciente contestó que sudaba mucho.

Eso está muy bien, respondió el galeno.

Al día siguiente, cuando el médico le preguntó por su salud, el enfermo contestó: tiemblo demasiado.

Eso está bien, dijo el galeno, y se marchó.

Cuando el galeno fue requerido por tercera vez, volvió a preguntarle por su mal, el paciente dijo: ahora, doctor, dígame usted lo que tengo, pues me siento peor que antes.

Eso está bien, reiteró el doctor con frescura. Cobró sus honorarios y se marchó.

Vino un paciente a ver al enfermo y preguntó por su salud, y el enfermo le contestó: me muero a fuerza de ir bien.

Y tampoco podemos, o no deberíamos poder, actuar como la zorra al ver el racimo de uvas inaccesibles, que, tras varios esfuerzos infructuosos, marchó diciendo que no estaban maduras, que eran verdes. Y la realidad es que el pasotismo generalizado de estos años, parece asimilarnos al comportamiento de la zorra, en otra famosa fábula de Esopo.

Si no tenemos la convicción de actuar, y seguimos como la zorra, acabaremos muriendo a ‘fuerza de ir bien’, como el enfermo. Y, en gran parte, habrá sido responsabilidad nuestra.