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Decir – Hacer – Imagen

Martha Nava Argüelles
Martha Nava Argüelles
Imagogenia
@mar_naa

Durante más de un año que lleva la pandemia, los países han elegido un máximo representante, un personaje que se ha convertido en el centro de atención del público pues es quien ha llevado la batuta sobre los temas que conciernen a la problemática más devastadora que estamos enfrentando actualmente: el COVID-19; en el caso de México ese personaje, es el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell.

Lamentablemente, el manejo de la imagen del subsecretario no ha sido la más acertada durante este proceso y por lo mismo la estrategia integral de la actual administración se ha visto afectada, independientemente de si las acciones han sido las correctas o no para contrarrestar los estragos de salud y económicos de estas circunstancias y, que sin duda, muchos mexicanos están padeciendo. El problema, más allá de si los datos y las estadísticas que comparte todos los días la Secretaría de Salud son ciertos o no, es que López-Gatell, no ha predicado con el ejemplo, y recordemos que la incongruencia es uno de los factores que más pueden afectar la credibilidad, y así, la imagen pública.

Si bien, podemos decir que han existido “irregularidades” entre lo que dice el Subsecretario y lo que dice el presidente, Andrés Manuel López Obrador, de una u otra forma han buscado subsanar esas discrepancias, ciertamente su manejo de crisis no ha sido el óptimo, pero vamos, estas no han trascendido de una forma irreparable; sin embargo, cuando nos referimos exclusivamente a la reputación de Gatell, éste carga con un peso adicional que definitivamente le está pasando factura, pues sus errores están plagados de faltas a las acciones que el predica pero que no está dispuesto a acatar, y es que, por ejemplo, se ha visto a Don Hugo: de vacaciones en Oaxaca, sin cubrebocas en un restaurante, paseando en la Ciudad de México aún con posibilidades de contagiar de COVID-19 y el más reciente error, en la mañanera del día miércoles se presentó, con lo que él dice, es un resfriado común.

Bajo cualquier otra circunstancia probablemente su estado de salud habría pasado desapercibido, sin embargo, bajo el contexto mundial que nos encontramos y considerando que él es la imagen pública del “control” de la pandemia en México, este es un desacierto para su imagen –y la imagen de la institución en general- y es que, aunque diga que “no todo es Covid y que también existen otras enfermedades respiratorias”, las críticas en redes sociales derivado del estado de salud en el que se encontraba ha desatado todo tipo de comentarios, no sólo sobre su actual “aspecto físico”, sino sobre su gestión de la pandemia en general. Probablemente, bajo otro contexto él podría haberse presentado ha trabajar sin ningún problema, pero al ser la imagen de la “salud” en México, él, más que nadie, debe cuidar cada detalle, no sólo de los que dice y hace como funcionario público, sino como persona, pues ahorita es la imagen más representativa del gobierno mexicano sobre un tema que lleva más de 400 días presionando hasta la crisis otras esferas públicas; y le guste o no, él es quién está al frente de este proceso y debe actuar con congruencia.