Como ciudadana puedo entender que, tal vez, el subsecretario de salud, Hugo Lopez-Gatell se encuentra exhausto tras llevar 9 meses de trabajo ininterrumpido derivado de un suceso que se relaciona con su responsabilidad laboral y del que, queriendo o no, se ha convertido en la imagen, porque si uno habla de pandemia o COVID automáticamente pensamos en él cómo responsable, ni siquiera en su jefe el secretario de salud, Jorge Alcocer o en el jefe de su jefe, el presidente Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, lo que no puedo entender es cómo un personaje con su nivel de estudios y con las responsabilidades con las que hoy carga, no tenga el sentido común suficiente como para saber que, si sale de vacaciones –más allá del jardín de su casa-, dicho suceso se hará viral y romperá la reputación que ha construido.
Hasta hoy su justificante para el viaje que realizó a playas de Oaxaca –estado que no se encuentra en semáforo rojo- fue un “visité familiares y amigos cercanos con motivo de los festejos de fin de año”; Sin embargo, esto lo hace caer en una contradicción, pues uno de sus principales exhortos, a toda la población, es “Quédate en casa” y “eviten las reuniones con familiares con los que no viven”, muchos llevamos meses de encierro siguiendo estas –y otras- medidas de salud, ya sea porque somos población de riesgo o estamos en contacto con población que es de riesgo, porque tenemos un familiar/amigo que trabaja en el ramo de salud y nos platica un leve panorama de cómo están las cosas en el frente de batalla o bien por la más mínima civilidad y respeto a los demás; por lo que sus vacaciones pueden generar sentimientos negativos en su audiencia.
Si bien varios actores políticos –incluido el Presidente- salieron a defender al Subsecretario que fue catalogado como una eminencia en el ramo, por resumir los piropos, están dejando en claro que, en este caso, no entienden el reclamo social; pues aquí lo que la ciudadanía cuestiona no es su capacidad como profesionista, sino su congruencia –factor crucial en la construcción de una buena imagen pública- pues independientemente de las críticas en redes sociales y medios de comunicación, la falta de empate entre lo que dice y lo que hace puede costarle caro a su imagen y la de sus jefes; no olvidemos que nos encontramos ante una contingencia sanitaria a nivel mundial y él es el principal portavoz del confinamiento como medida para evitar contagios aquí en México.
Así con casi 130 mil muertes reportadas en sus cifras oficiales, López-Gatell lleva en los hombros una pesada carga que no aligeró con una mala toma de decisiones, ya que a sus vacaciones en Oaxaca se le sumó el mal uso del cubrebocas en un avión –hecho que también buscó justificar-, sin duda, esta escapada al paraíso cargada de nulo sentido común y plagada de incongruencia, le saldrá cara a la imagen de Gatell y aunque dudo que le cueste la chamba, seguro se convertirá en un suceso que retumbará en los anales de la historia o bueno, no nos vayamos tan lejos, mínimo ha sido lo suficientemente “ilógica” como para ser noticia en todo el mundo.