31 ago (Reuters) – Con un nuevo marco de política monetaria en vigor, la Reserva Federal pasará a discutir las próximas medidas en la lucha contra las consecuencias económicas de la pandemia de coronavirus, y si y cuándo implementar un estímulo adicional.
El vicepresidente de la Fed, Richard Clarida, dijo el lunes que tras la publicación la semana pasada de la nueva estrategia de largo plazo, las autoridades del banco central “volverán a discutir sobre una posible clarificación de la orientación y la comunicación de nuestro balance”.
Ambas son ahora herramientas básicas de la Fed para combatir la recesión que involucran promesas sobre la política futura y el ritmo de las compras mensuales de bonos.
Durante un evento organizado por el Instituto Peterson de Economía Internacional en Washington, Clarida no indicó qué tan rápido se puede resolver ese debate: “No quiero prejuzgar dónde terminará”.
Sin embargo, la discusión presenta al banco central un desafío inmediato: si anunciar los próximos pasos ampliamente anticipados en su reunión de política monetaria de septiembre, la última antes de las elecciones presidenciales de noviembre, o esperar.
Algunos analistas han instado a la Fed a actuar pronto para demostrar que se toma en serio la nueva estrategia que presentó la semana pasada, que asume el riesgo de una inflación más alta a cambio de un crecimiento del empleo más sólido, y argumentaron que sin esas medidas de seguimiento, la nueva estrategia parece vacía.
Pero incluso ellos han notado las complicaciones de actuar en medio de una elección que puede influir en las percepciones de los votantes sobre una economía en pandemia.
En septiembre de 2012, la Fed anunció su tercer y más abierto programa de compra de bonos utilizado para combatir la última crisis, y fue rápidamente criticada por los republicanos que alegaron que el banco central estaba tratando de impulsar una lenta recuperación y ayudar a la reelección del presidente Barack Obama ese noviembre.
Ahora, la Fed redujo en marzo drásticamente las tasas de interés a cero y anunció una larga lista de programas de crédito para frenar un colapso en los mercados financieros y otorgar préstamos a una variedad de empresas, ganándose el elogio del presidente Donald Trump, quien había criticado duramente al organismo y calificado a Jerome Powell como un “enemigo”.
Los mercados esperan que la Fed haga más en algún punto, pero en las últimas semanas sus funcionarios han indicado que no quieren comprometerse con un curso de acción hasta que se vea más claro la dirección de la crisis sanitaria y la recuperación, y sus políticas pudieran tener más impacto.
Medidas como expandir las compras de bonos apuntarían a mantener bajas las tasas a más largo plazo, pero ya son bajas. La Fed está comprando 120.000 millones de dólares mensuales en activos respaldados por hipotecas y del Tesoro, y en algún momento puede comprometerse a mantener esa cantidad hasta que se alcance el pleno empleo, o incluso aumentarla.
El presidente de la Fed de Atlanta, Raphael Bostic, dijo el lunes que las medidas adicionales ahora podrían ser contraproducentes, distrayendo la atención de las políticas de salud, fiscales y de otro tipo que en este momento son más importantes que lo que hará el banco central.
“Mientras tengamos incertidumbre sobre la trayectoria de la pandemia, nuestras políticas no podrán hacer mucho más”, dijo.
Otras autoridades de la Fed han hecho comentarios similares, argumentando que la capacidad del organismo para “estimular” el gasto puede ser más importante cuando la gente sienta que es más seguro comenzar a viajar, por ejemplo, y gastar e invertir con más confianza.
Reporte de Howard Schneider, Editado en Español por Manuel Farías