BRASILIA, 29 jun (Reuters) – La deforestación de la selva amazónica en Brasil y la sabana podría estar perjudicando los rendimientos regionales de maíz, según un nuevo estudio publicado el lunes.
Aproximadamente una quinta parte de la Amazonía brasileña ha sido despejada en los últimos 50 años, ya que el país pasó de ser un importador de alimentos a una potencia agrícola mundial. En términos de maíz, Brasil es ahora el segundo mayor exportador del mundo, después de Estados Unidos.
Pero la tala, que también incluye más de la mitad de la vegetación natural en la vasta sabana del Cerrado al sureste del Amazonas, ha hecho que la región tenga mayores temperaturas. Ese calor está asociado con menores rendimientos de maíz, informaron los investigadores en la revista científica Nature Sustainability.
“El paisaje se está volviendo mucho más cálido de lo que debería ser”, dijo la coautora del estudio Stephanie Spera, científica ambiental de la Universidad de Richmond. “Estamos jugando tanto con el sistema que tal vez no podamos continuar cultivando, específicamente maíz”.
Los investigadores vincularon la deforestación con una caída del 5-10% en los rendimientos de maíz en la mayor parte del estado de Mato Grosso, el mayor productor de granos de Brasil. Los cultivos de soja, que tienden a ser más resistentes al calor, no se vieron significativamente afectados, dijo Spera.
Los especialistas usaron simulaciones por computadora para ver cómo varios escenarios de deforestación afectaron las condiciones climáticas locales y el rendimiento de los cultivos, y los compararon con cómo habría sido la situación si no se hubieran cortado los árboles.
El estudio encontró que las condiciones en 2016 incluían ocho “noches calurosas” más al año, con temperaturas nocturnas superiores a 24 grados, que si el bosque hubiera permanecido intacto. Esas temperaturas nocturnas más altas pueden dificultar el desarrollo del maíz.
Los investigadores también analizaron posibles escenarios futuros, incluida la deforestación de toda la sabana y su conversión en tierras de cultivo. En ese caso, se pronosticó que los rendimientos de maíz caerían hasta un 20% en algunas áreas de Mato Grosso.
La misma deforestación que afecta los cultivos también podría dañar la vegetación restante, ya que la pérdida de árboles puede reducir la humedad disponible para el ciclo de lluvia.
Algunos científicos estiman que si se destruye el 20% o 25% del total de la selva tropical original que abarca partes de nueve países, el Amazonas podría entrar en una espiral de muerte, sin suficiente lluvia y humedad para evitar que se seque y se convierta en una sabana.
La deforestación en la selva amazónica de Brasil se aceleró a un máximo de 11 años en 2019, con más de 10.000 kilómetros cuadrados, un área que equivale a casi 13 veces el tamaño de la ciudad de Nueva York.
La destrucción aumentó un 34% más en los primeros cinco meses del 2019 en comparación con el mismo período del año anterior, según muestran datos preliminares del gobierno.
Editado en español por Javier Leira