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Del mito al timo

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

La cultura (pensamiento racional: filosofía y ciencia) partió con el paso del mito al logos, es decir, de las creencias mitológicas y religiosas, al pensamiento racional. Y, con los siglos, hemos llegado a otra fase, la del mito al timo, si nos centramos, por ejemplo, en el paso de la figura del héroe / líder, al villano, como intento explicar a continuación.

Fernando Jáuregui, en su artículo de ayer, titulado ‘Por qué Sánchez debería convocar ya elecciones (y no es sólo por Puigdemont)’, comenta unos aspectos muy importantes, como podrá observar el lector, pues señala que:

‘Sánchez sabe que sus éxitos quedarán totalmente oscurecidos por sus errores si continúa por el camino de tratar por todos los medios de agotar la legislatura.

(…)

Incluso entre los próximos a Sánchez he encontrado ahora algunas personas que piensan que lo mejor, para evitar una gran explosión, sería que el presidente del gobierno central convocase ya unas elecciones generales, salvándose de un destino parecido al que le espera al fiscal general del estado, Álvaro García Ortiz (…) y son muchos que piensan que el notario mayor del reino, es decir, el fiscal, no sobrevivirá de esta prueba.

(…)

El sitio entorno de Sánchez se estrecha y, por primera vez, la oposición del PP ve la luz del túnel. Hay no menos de diez razones por las que Sánchez debería convocar elecciones.

(…)

En la Moncloa se admite abiertamente, la hipótesis de una ruptura con Junts e incluso también con ERC.

(…)

Diversos miembros del gobierno se han involucrado ‘demasiado’ (dicen incluso algunos ministros) en la defensa de los intereses de Sánchez, de su hermano y de su esposa y, por descontado, del fiscal (…) y también, el ministro de justicia está abiertamente enfrentado con las principales asociaciones de fiscales y de jueces, y el titular de interior ha entrado en colisión con la guardia civil, a causa de las investigaciones de la UCO, la unidad central operativa de la GC, que sigue el caso del fiscal.

(…)

Si a todo esto le añadimos que se está dando un cambio de era en la situación internacional y que Sánchez ya se ha posicionado como el enemigo europeo de Donald Trump, de Israel y del inquilino de la Casa Rosada en Buenos Aires, Milei, por no hablar de sus ataques a Elon Musk, ‘cabeza de la internacional de la ultraderecha’ (así lo calificó), comprobaremos la extrema debilidad del aparato que sustenta a Sánchez, incapaz de llegar a ningún acuerdo mínimo con la oposición que personifica su odiado Alberto Núñez Feijóo.

Ignoro, la verdad, si alguno de sus asesores más próximos ya le ha aconsejado de ‘tirar la ‘toalla de la resiliencia’ y decantarse por convocar elecciones para, al menos, ‘salvar los muebles’. 

(…)

Pero me dicen que el actual inquilino de la Moncloa es una persona extremadamente sensible a la huella que dejará en la historia del país, y que sabe que sus éxitos -que los ha tenido- quedarán totalmente ofuscados por sus errores si continúa por el camino de tratar por todos los medios, de agotar la legislatura hasta el 2027.

(…)

El desgaste es excesivo, y solo éxitos espectaculares en materia económica o/y algún hecho político relevante, que ahora no se entrevé, podrían paliar un poco, el deterioro del gobierno.

¿Qué acabará pasando? (…) el clima se está haciendo, al menos en los cenáculos y mentideros madrileños, muy irrespirable, la verdad (…)’

(elmon.cat, 16 de enero del 2025)

Psicosocialmente, están muy estudiados los temas del liderazgo y de la decisión sobre su punto final y, asimismo, de su sucesión; aspectos que trataré sucintamente, si bien, en primer lugar, apunto unas referencias mitológicas, para enmarcar el tema.

La mitología griega nos explica leyendas de la gigantomaquia y la titantomaquia, considerando que el término ‘maquia’ (makhe + ia) en griego significa lucha, combate. Por lo tanto, esas leyendas se referían a luchas entre gigantes (seres poderosos surgidos de la Tierra, de Gea) y entre una raza anterior, los titanes (hijos de Urano y Gea). Asimismo, siguiendo con la mitología, nos encontramos con Telésforo (hijo de Hércules y nieto de Zeus), reproducido en el altar de Pérgamo.

La mitología nos muestra que la vida es lucha y competición, pero, también, de cooperación, de heroicidad y generosidad.

La leyenda de Telésforo nos muestra una ‘historia’ similar a la de Edipo, pero con final no trágico, pues, antes de consumar el matrimonio con su madre, Auge, ambos descubren el parentesco que les une. Pero la tragedia de Telésforo demuestra, asimismo, que no se puede combatir hasta la destrucción total del enemigo. 

Hómëros (s. IX a.C.), en su Ilíada, explica que cuando diferentes reinos helenos se dirigieron a Troya, en la costa de Asia Menor, Telésforo llegó antes, pero a un punto muy distante del previsto, y se fortalecieron; al llegar el contingente, les atacaron y, en primera instancia venció Telésforo, pero, en una segunda batalla, fue herido por la lanza de Aquiles. Más tarde, al descubrir ambos ejércitos que estaban luchando entre griegos, se solucionó el conflicto, y Telésforo fue curado milagrosamente gracias a las limaduras de la lanza de Aquiles sobre sus heridas, y Telésforo continuó su liderazgo, como rey, hasta el final de sus días.

Estas leyendas permiten extraer diferentes lecciones, pero, a los efectos del presente escrito me parece interesante destacar, entre ellas, que no es conveniente, ni necesaria la destrucción total de los enemigos, ya que, llegado cierto momento, es más positiva la generosidad para fomentar una futura cooperación; asimismo, no deben olvidarse las propias heridas sufridas.

La historia nos confirma que uno de los motores de las sociedades es la convicción de que el éxito es una necesidad, ya que nos cuesta aceptar nuestra propia vulnerabilidad; si bien, la vulnerabilidad racionalizada, puede ser la fuente de nuestra fortaleza.

Históricamente se ha diferenciado entre el nosotros y el ellos, los otros, los outsider, los extraños, los forasteros. Pero esa diferencia también se observa internamente, cuando unos personajes se consideran con cualidades superiores y tienden a conseguir el liderazgo.

Y una vez conseguido, es cuando llegamos al núcleo duro del presente escrito: ¿cómo saber cuándo se debe dejar paso a otro?

Sobre el particular es preciso destacar las diferencias entre distintas áreas, pues, en el deporte, en las artes, etc., las cualidades físicas e intelectuales son las que determinan el momento adecuado para pasar página y dedicarse a otras labores. Si bien hay ejemplos de personas (ídolos) que no saben ver ese momento, y continúan arrastrándose. Obviamente, si se trata de necesidades económicas, nada que decir, claro.

Otro tema interesante, es el de saber determinar el momento adecuado para decidir un divorcio, sin tener que llegar a un lastimoso final, pero esto es otro tema, aunque confluya en la importancia de saber el momento adecuado (si es que lo hay)

Asimismo, hay diferencias entre los líderes empresariales y los políticos; pero ambos presentan o pueden presentar características comunes: aburrimiento por la rutina; estrés crónico; impacto negativo en su salud; falta de oportunidades de crecimiento; desconexión entre sus valores y los de su empresa o partido político; no ver valorado su propio trabajo; fantasear con otros retos, nuevas ambiciones, necesidad de reinventarse; etc.

Es interesante destacar, asimismo, que las derrotas y fracasos pueden fortalecer la resistencia, la resiliencia, para llegar a metas más altas, si se afronta el trauma como un estímulo, pero no de forma obsesiva.

También se ha estudiado mucho la figura del segundón, del que está justo detrás del líder, los ‘casi ganadores’, los ‘casi sin éxito’, pues pueden realizar guerras paralelas, soterradas, que pueden llegar a forzar el momento, encendiendo el fuego, para poner en marcha al líder (start up)

Y lo que es evidente, es que, en el transcurso de su carrera, el líder ‘no debe quemar los puentes’ detrás de él, y, especialmente, debe formar y potenciar el crecimiento de todos, en especial, sus posibles sucesores, pues éstos son la garantía de la continuación de la empresa o partido político.

Pero lo más común, es que los falsos líderes, dentro de su mediocridad, hayan eliminado y despreciado a sus empleados o compañeros de partido que podrían hacerle sombra, y eso es una muestra más de su complejo de inferioridad, de su escasa inteligencia (especialmente la inteligencia emocional) y una nula empatía.

Por eso, y volviendo con la mitología griega, hacen como Saturno (hijo de Cronos) obtuvo de su hermano mayor Titán el favor de reinar en su lugar, pero éste puso una condición, ‘Saturno no debería tener hijos’, por lo que decidió devorarlos (a algunos, su esposa Ops, pudo ocultarlos y criarlos)

Los líderes, y todos en general, debemos esmerarnos para seguir informándonos, seguir estudiando para estar adecuadamente preparados y conectados con la realidad; debemos ser orgullosos, pero no engreídos, y no debemos criticar inadecuada e indebidamente a los oponentes, pues, para mejorar, es fundamental aceptar y analizar las críticas. 

Es común que pseudo-líderes se consideren verdaderos líderes, sin reconocer que tienen una crisis de identidad, y eso es debido a una constante falta de reevaluación de la situación.

Tener capacidad de líder requiere tener habilidades para inspirar confianza y compromiso por parte del equipo. Pero el líder populista se percibe como un redentor, más que como un representante. Según Paul Taggart, ‘el populismo requiere al más excepcional de los hombres para liderar al más común de los pueblos’.

Y en estas estamos, con Pedro Sánchez, llegado a un momento que ya no tiene más ‘conejos que sacar de la chistera’, para seguir engañando a sus socios de investidura; ya ha perdido su magia, su baraka, y su intuición está muy alejada de la realidad; en gran medida por estar encastillado y rodeado de sumisos ‘ángeles si señor’, soñando en ganar y seguir ganando, al precio que sea.

Pero, claro, la obsesión por el poder nubla la vista a los que lo ostentan, máxime cuando, como señala el citado Jáuregui, Sánchez está muy preocupado por su reflejo en la historia, pues quiere pasar a ser considerado como el líder chupi-guay, el más progresista, el salvador de España, el mejor estadista, pero olvida que el tiempo lo destruye y acaba con todo.

¿Qué interés puede haber en tener 20 líneas o 200 en una enciclopedia y en libros de historia?, si sabemos que éstas estarán en función de la ideología del escritor, ya que la objetividad escasea. Además, una vez muerto …

En definitiva, un líder como Pedro Sánchez, que incumple todos los pactos y, por lo tanto, no respeta a sus socios, que su estrategia es la resistencia, diciendo blanco y haciendo negro o nada, y que ahora, no acepta ni siquiera afrontar una moción de confianza, como le requirió Carles Puigdemont, demuestra el temor que tiene a perder. Y por eso, tampoco adelantará las elecciones, prefiere seguir arrastrándose, esperando tiempos mejores.

Y está claro que temer que en el congreso de debata un voto de confianza o que la población vote, es un temor egocentrista / narcisista, propio de personas no democráticas, que se consideran por encima del bien y del mal, o que anteponen sus propios beneficios, aunque sea perpetuando el mal menor.

Es evidente que Junts no tiene la capacidad de forzar que el PSOE acepte la moción de confianza, ya que ésta, como nos repiten sus papagayos, es una prerrogativa del presidente. Pero, políticamente, tiene su interés.

Carles Puigdemont ya ha utilizado en diversas ocasiones esa arma de la moción de confianza, siendo él president de la Generalitat, en el momento que no pudo tirar adelante los presupuestos generales, por los votos en contra de la CUP, presentó la moción y la ganó, quedando revalidado y fortalecido. En otra ocasión, pidiéndola a Pere Aragonès (ERC), siendo socios de gobierno; pero Aragonès (otro falso líder pretensioso), prefirió romper el pacto de gobierno. Y ahora, planteándola a Sánchez.

Y eso, tenga el valor y posibilidades legales, en los casos de plantearla desde la presidencia; o no, proponiéndola desde la oposición, tienen en común el reconocimiento y consideración de los otros miembros políticos, como representantes populares, y eso es ejercer la democracia de modo amplio y fluido, y no encorsetado y parapetado tras meros reglamentos.

Por todo esto, efectivamente, coincido con el mencionado Jáuregui, señalando que Pedro Sánchez ya ha llegado al final; y si tras él llegan la derecha extrema y la extrema derecha, será por que así lo habrá decidido de forma mayoritaria la ciudadanía española. Eso es la democracia. No hay otra. Y evitar esa voluntad, con el argumento de ‘evitar el mal mayor’, es pura antidemocracia, un totalitarismo absolutista.

Y si en ese futuro ciclo, con el PP y Vox, se acaban restringiendo, todavía más los derechos sociales (pues no olvidemos que la ley mordaza, prácticamente sigue intacta), será por la mayoría que les hayan votado, no por Junts y su petición del voto de confianza. Y la crítica de que consideramos que ‘cuanto peor mejor’, es pura banalidad intelectual.

Y esta situación es un motivo más, para forzar nuestra independencia y marginarnos del tsunami antidemocrático que amenaza al castellanizado reino español, o ya está instalado en él.