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Desconfianza garantizada

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Siguiendo con el tema del escrito de ayer, sobre la confianza (pistis y fides), en el presente me centro en ERC, si bien, las críticas podrían ser generalizables a otros partidos.

Ayer finalicé diciendo que, respecto a la democracia interna de los partidos, Oriol Junqueras, que este sábado pasado ganó las primarias de ERC, ahora, realmente, deberá ganarse la confianza de los militantes que no le han votado; etc.

Y viendo que Oriol Junqueras se ha presentado formando tándem con Elisenda Alamany Gutiérrez, como secretaria general que, acumulará funciones, asimismo, de nueva portavoz de ERC, y la nueva portavoz, también, en la ciudad de Barcelona, vemos que choca, de base, con las exigencias de las otras corrientes de ERC.

El historial político de Alamany, a mi modo de ver, es el de la típica trepa, ya que lleva casi 15 años de regidora o diputada, y esto, me parece excesivo, pero, el tema más grave es su continúo travestismo político, ya que en los años 2011 al 2015, estuvo afiliada a la CUP, del 2015 al 2019, a los Comunes, y desde el 2019 hasta hoy día, 2024, en ERC.

Como detalla Andreu Barnils, en su artículo ‘La llegada de la reina Elisenda’:

‘Elisenda Alamany ha sido la número dos por excelencia, la mujer que siempre que ha habido un rey (Xavier Domènech, Ernest Maragall o ahora Oriol Junqueras) ella se ha colocado como la reina, la reina Elisenda, proyectando la imagen de tándem (…) para entender de donde sale la poderosa Elisenda Alamany, la carne fresca, como la definía de manera cruda su amiga y persona clave, Gemma Ubasart.

(…)

Si bien Alamany dice en su cuenta de Instagram que, inicialmente, no quería ser madre, por feminista, después decidió que sí, por feminista también. Junto con Lluís Juncà, muy próximo a Junqueras -fue su jefe de gabinete-, tienen una hija.

(…)

Huyendo de la precariedad. Alamany estudió filología catalana, por no poder entrar en periodismo, que es lo que le gustaba; encontró un trabajo de profesora sustituta, y de aula de acogida, pocos meses después. ‘Mi generación salimos de la facultad y nos encontramos con trabajos bastante bien pagados. A los 25 años cobrábamos 1800 € al mes y todo nos hacía pensar que este salario nos acompañaría hasta la jubilación. Era lo que habíamos vivido de nuestros padres y no nos pasaba por la cabeza que dejase de ser así’.

Pero, ‘después del 2008, la vida se convirtió una selva. Nadie llamaba de la escuela pública y no tenía casi ahorros para poder pagar el alquiler de la habitación (…) yo, que venía de una familia de clase media, con una teoría muy arraigada sobre el ascensor social, me quedé muy desconcertada. Mientras tanto, su hermana llegaría a directora de hotel, habiendo empezado como recepcionista.

Alamany, cuando se le acabaron las clases sueltas, se fue al extranjero a buscar trabajo. Tenía unos 30 años. Primero a Bristol, de au-pair (…) y más tarde a China, donde hizo de profesora de inglés un año. ‘Y aprendí que los blancos hacíamos tanto rabia, como miedo y nadie no se hubiera atrevido a robarme o a espantarme, de ninguna manera (…) finalmente, después de unos meses en China, ‘alguien me llamó para decirme que había pasado el proceso de selección para ser maestra en la Universidad Pompeu Fabra’, y volvió a casa.

Cuando tenía 33 años, Alamany quedó con Xavier Domènech para ‘tomar un Baileys’ en la plaça del Sol, y le ofreció entrar en los Comunes (…) Domènech la convenció, y ahora que ella tiene 41 años, hace unos cuantos que tiene estabilidad profesional pública, habiendo huido de la precariedad de la privada: ‘Testimonio de una generación que veía cómo su mundo se hundía y que valía la pena implicarse en la política’, es como se explica su paso a la política.

(…) Gemma Ubasart no tan solo es la persona que la implica en los orígenes a Castellar del Vallés, sino que andan juntas, después por los Comunes, y, finalmente, en ERC. Dos amigas haciendo el mismo camino (Comunes – ERC) con estilos diferentes. El de Alamany ha sido el de sonreír. Y con la sonrisa, su cara amable, positiva, poco agria del procès. ‘En palabras del político canadiense Michael Ignatieff, a todos les gusta ver un guerrero feliz’, dice Alamany en su libro, y parece que sea la imagen que quiere proyectar.

(…)

Y si en los Comunes fue la número dos de Domènech, en ERC lo ha sido, primero de Ernest Maragall, y ahora de Oriol Junqueras. Alamany fue la pro-Comuns dentro de la CUP, la pro-independentista dentro de los Comunes, y la pro-PSOE dentro de ERC. Y si le repasamos su biografía nos damos cuenta de una característica que se repite: ella que es la número dos, aguanta, y sus números uno, acaban cayendo, como pasó con Xavier Doménech y Ernest Maragall’.

(Vilaweb, 17 de diciembre del 2024)

Pues bien, de esta rápida biografía política, me parece preciso destacar los siguientes aspectos:

  • Que su ‘amiga’ Gemma Ubasart (ex consejera de Justicia de la Generalitat) la denomine como ‘carne fresca’, me parece que es un insulto que ningún hombre sería capaz de decir, y si lo hiciera, sería atacado por tierra, mar y aire, por machista.
  • El error de las listas cremallera, para igualar la representación de las mujeres, además de ser una discriminación positiva, y todas las discriminaciones son negativas, ya que antepone el género a la valía; y falla desde el principio, pues, ponen a unas mujeres como número dos, pero, no como número uno.
  • La constante variación de partido me parece un gran escándalo, máxime al hacerlo por la puerta grande. Una gran vergüenza, que denota, a mi modo de ver, que no es de fiar, como deben saber (y callar) sus respectivos previos números uno (Domènech y Maragall)
  • Igualmente, el cambio de no querer ser madre, por feminismo, y después querer serlo, también por feminismo, denota su escasa consistencia ideológica.
  • Que su pareja sea una persona muy próxima de Junqueras, también denota que en ese partido se pagan favores.
  • Y que entrase en la política buscando una seguridad económica y profesional, nos presenta una persona ambiciosa, que pretende hacer de la política una profesión de por vida, ya que los sueldos y prebendas no tienen nada que ver con los que hubiera podido conseguir en la vida privada. Y, claro, no me parece ético ni moral. La dedicación a la política, como servicio, debería ser transitoria; y ella ya lleva 15 años e irá acumulando muchísimos más.
  • Que ahora haga declaraciones súper independentistas, a mi modo de ver, no tienen ningún valor.
  • Por eso, ¿realmente podemos confiar en ERC, con Oriol Junqueras y Elisenda Alamany, copando los dos puestos de más responsabilidad de ese partido? Yo creo que no. Y Junqueras debería ser consciente de la ambición de su actual secretaria general, ya que, viendo el historial de los números uno que ha tenido, no da una confianza; en los primeros tiempos si, pero cuando vengan tiempos más complejos … veremos (mejor dicho, lo verá Junqueras, que gobierna su partido con guante de hierro)
  • Y si a los militantes les vale la táctica de ‘su sonrisa y amabilidad’ que, para mi es instrumental y prefabricada, así les irá. Yo no acepto la afirmación de Ignatieff, que todos queremos héroes alegres, queremos líderes consistentes, honrados y éticos.

Por todo eso, la desconfianza general sobre la política irá en aumento y, claro, torpedeará todo tipo de acciones que puedan surgir para volver a una unidad de acción, como tuvimos el 2017.