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Desiertos de vacunas: Cuando no hay ninguna dosis

YAMENA, Chad (AP) — En el pequeño hospital donde trabaja la doctora Oumaima Djarma, en la capital de Chad, no hay debates sobre cuál vacuna del coronavirus es mejor.

Sencillamente no hay ninguna vacuna.

Ni siquiera para los médicos y enfermeras que, como ella, atienden a pacientes de COVID-19 en Chad, uno de los países menos desarrollados del mundo y que tiene un tercio de su territorio en el Desierto del Sáhara.

“Me parece injusto, y es algo que me entristece”, dijo la doctora, de 33 años y especializada en enfermedades contagiosas. “Ni siquiera tengo esa opción. La primera vacuna que llegue que esté autorizada, me valdrá”.

Mientras las naciones adineradas acumulan vacunas de reservas para sus ciudadanos, muchos países más pobres siguen luchando por conseguir dosis. Unos pocos, como Chad, aún no han recibido ninguna.

Casi una docena de países -muchos en África- siguen esperando a recibir los viales, según la Organización Mundial de la Salud. Entre los países africanos últimos de la lista están Chad, Burkina Faso, Burundi, Eritrea y Tanzania.

“Las demoras y el desabastecimiento de vacunas está haciendo que los países africanos se vean aún más rezagados en la campaña de vacunación contra el COVID-19, y el continente supone apenas el 1% de las vacunas administradas en todo el mundo”, advirtió la OMS el jueves.

Y en lugares donde no hay vacunas también hay posibilidades de que puedan surgir nuevas y preocupantes variantes, indicó Gian Gandhi, coordinador de la División de Suministro de COVAX en UNICEF.

“De modo que todos debemos preocuparnos por cualquier falta de cobertura en cualquier lugar del mundo”, indicó Gandhi, que instó a los países con más ingresos a donar dosis a los países que siguen esperando.

Aunque el total de casos confirmados de COVID-19 en estos países es relativamente bajo en comparación con los países más afectados, las autoridades sanitarias señalan que probablemente esa cifra esté muy por debajo de la real. Los países africanos que siguen sin recibir vacunas están entre los peor equipados para monitorear los contagios debido a la precariedad de sus sistemas de salud.

Chad ha confirmado sólo 170 muertes desde el inicio de la pandemia, pero los esfuerzos para detener los contagios no han tenido éxito. El aeropuerto internacional de la capital se cerró brevemente al año pasado, pero su primer caso llegó a través de alguien que cruzó de forma ilegal una de las porosas fronteras terrestres de Chad.

Se han reanudado los vuelos desde París y otros lugares, lo que aumenta las posibilidades de que aumenten los 4.835 casos ya confirmados.

El hospital provincial de Farcha en Yamena es un reluciente nuevo recinto en un barrio a las afueras, donde se ven camellos mordisqueando las acacias. Médicos Sin Fronteras ayuda a suministrar oxígeno para los pacientes de COVID-19 y el hospital tiene 13 respiradores. Los médicos también tienen desinfectantes de manos y muchas mascarillas KN95 de fabricación china. Pero ni uno solo de los empleados está vacunado y a ninguno le han dicho cuándo podría ocurrir eso.

Eso era más fácil de aceptar al principio de la pandemia, dijo Djarma, porque a los médicos de todo el mundo les faltaban vacunas. Eso ha cambiado de forma drástica tras el desarrollo de fármacos en Occidente, China y Rusia, que han llegado a otros países africanos podres.

“Cuando oigo, por ejemplo, que en algunos países han terminado con el personal médico y los ancianos y ahora pasan a otras categorías, sinceramente, me entristece”, dijo Djarma. “Les pregunto si pueden proporcionarnos estas vacunas al menos para proteger al personal sanitario”.

“Todo el mundo muere de esta enfermedad, ricos o pobres”, señaló. “Todo el mundo debe tener la oportunidad, la posibilidad de vacunarse, especialmente los más expuestos”.

COVAX, el programa que respalda Naciones Unidas para llevar vacunas contra el COVID-19 a todo el mundo, pretende ayudar a los países de bajos y medios ingresos a conseguir accesos a las dosis. Pero unos pocos países, como Chad, han expresado su preocupación por recibir la vacuna de AstraZeneca a través de la plataforma, porque temen que no proteja contra una variante del virus identificada por primera vez en Sudáfrica.

Se espera que Chad reciba el mes que viene algunas dosis de Pfizer, si puede habilitar las instalaciones de refrigeración necesarias para conservar la vacuna en un país donde las temperaturas alcanzan cada día los 43,5 Celsius (110 grados Fahrenheit).

Algunos de los últimos países sin vacunas también han tardado más en cumplir los requisitos necesarios, como firmar documentos que otorgan inmunidad a los fabricantes y trazar planes de distribución.

Pero esas demoras suponen esperas aún más largas para países como Burkina Faso, ya que un importante fabricante de vacunas en India redujo sus partidas de exportación debido al catastrófico repunte del virus allí.

“Ahora con el desabastecimiento global de suministro de vacunas, derivado en particular por el auge de los casos en India y la posterior retención de dosis de los fabricantes de allí por parte del gobierno indio, Burkina Faso se arriesga a sufrir aún más retrasos para recibir las dosis que esperaba recibir”, dijo Donald Brooks, director general de un grupo humanitario estadounidense que participa en la respuesta del COVID-19 en el país conocido como Initiative: Eau.

Trabajadores sanitarios que trabajan en primera línea en Burkina Faso dijeron no estar seguros de por qué el gobierno no había asegurado las vacunas.

“Nos habría gustado tenerla, como otros colegas de otros lugares del mundo”, dijo Chivanot Afavi, enfermera supervisora que trabajó en primera línea hasta hace poco. “En realidad nadie sabe lo que nos hará esta enfermedad en el futuro”.

En Haití no se ha administrado ni una sola vacuna a los más de 11 millones de personas que viven en el país más pobre del hemisferio Occidental.

Estaba previsto que Haití recibiera 756.000 dosis de la vacuna de AstraZeneca a través de COVAX, pero las autoridades dijeron no tener la infraestructura necesaria para conservarla, y temían tener que desecharlas. El gobierno también expresó su preocupación por los posibles efectos secundarios y dijo preferir una vacuna de una dosis.

También hay varias naciones insulares del Pacífico que aún no han recibido ninguna vacuna, aunque la falta de brotes en algunos de esos pequeños países resta urgencia a la campaña de vacunación. Vanuatu, con una población de 300.000 personas, espera recibir sus primeras dosis de la vacuna de AstraZeneca este mes, pero sólo ha registrado tres casos de coronavirus, todos en cuarentena.

En el hospital de Farcha, en Chad, nueve trabajadores sanitarios se han contagiado, incluido el cardiólogo Mahamat Yaya Kichine. El hospital ha creado equipos burbuja de trabajadores para minimizar el riesgo de exponer a toda la plantilla.

“Tardé casi 14 días en curarme”, dijo Kichine. “Se contagiaron muchos profesionales, de modo que creo que si hay una posibilidad de tener una vacuna disponible, nos facilitaría mucho el trabajo.

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Los periodistas de Associated Press Sam Mednick en Ouagadougou, Burkina Faso; Nick Perry en Wellington, Nueva Zelanda; y Danica Coto en San Juan, Puerto Rico, contribuyeron a este despacho.