Mi escrito de ayer lo finalicé con el siguiente párrafo: Sabemos que, incluso siendo millones, el estado español no le daría importancia (y la UE tampoco), como no la dieron años atrás, pero también sabemos que el mensaje que lanzaríamos, sería potente; y, por más decepcionados que estemos, deberíamos ir, pues seguro que ‘nos gustaremos, al vernos tantísimos juntos’, y nos servirá de nueva dosis de moral, para afrontar el próximo 1 de octubre con una potencia descomunal, pues ese día será el quinto aniversario de nuestro referéndum y, en esos cinco años, el estado español únicamente ha tenido una idea: reprimir, reprimir y seguir reprimiendo. Ninguna propuesta para mejorar la autofinanciación, potenciar el catalán, nada, todo justo al revés.
Y la manifestación de hoy ha sido todo un éxito, 700.000 asistentes, según la ANC convocante (según la guardia urbana de la alcaldesa unionista Ada Colau, 150.000, 42.000 más que el año pasado; pero todos sabemos, por la experiencia que tenemos, que estas cifras ‘oficiales’ no son de fiar, ya que, en años anteriores, especialistas matemáticos, respaldaron las cifras de la ANC)
Y sí, nos hemos gustado y hemos cogido moral, pues hemos oído el discurso de cierre de Dolors Feliu, presidenta de la citada Assemblea Nacional de Catalunya, pidiendo al gobierno de la Generalitat, presidido por Pere Aragonès: ‘independencia o elecciones’, y los asistentes, respondiendo: ‘independencia o dimisión’.
Efectivamente, si ahora, ERC tuviera un mínimo de dignidad, viendo que su campaña para desmovilizar a la ciudadanía ha fracasado, así como el pulso efectuado contra la ANC, debería replantear su hoja de ruta de ‘falso diálogo’ con el ‘trilero’ Pedro Sánchez.
Pero, mucho me temo que el pacto con el estado central, a cambio de los indultos a los que ya estaba obligado Pedro Sánchez, por presiones de la justicia europea (justo el día antes, el narcisista Sánchez, hizo su ‘jugada maestra de benevolencia’); pero a cambio de nada, ERC, con toda seguridad, aceptó muchas cosas, que ahora vamos viendo, y una de ellas es la desmovilización.
Pero, como vemos, ha fracasado, pues nuestra manifestación ha sido imponente, transversal, familiar, estética y pacífica; mientras que las manifestaciones paralelas de ERC, y también la de la CUP, han sido minoritarias (unas 8000 asistentes a la de la CUP, y ninguna información sobre la de ERC, que habrá sido un gran fracaso, con toda seguridad, aún tenido a sus grandes popes: Oriol Junqueras y Pere Aragonès, y Marta Rovira (por vídeo, ya que está exiliada en Suiza)
Si realmente ERC quisiera mostrar una actitud ética y moral, e inteligente políticamente, debería replantear su estrategia, adaptándola a los deseos mayoritariamente expresados; si es que el pacto con el gobierno central le deja ese margen, o está maniatado hasta límites inconfesables.
Ayer comenté, también: Pero, como pasa siempre, hay una notable diferencia entre lo que somos, lo que queremos ser, lo que parecemos a los otros, lo que los otros quieren creer que somos, lo que pensamos que los otros creen que somos, etc. Y es evidente que en toda interpretación hay intereses conscientes o inconscientes, transparentes u ocultos, etc.
Está claro que los unionistas dirán que la mayoría de la ciudadanía, de 7,5 millones, no se ha manifestado; y es así. Pero todos sabemos que esa es una excusa de mal pagador. Nosotros sabemos que 2,3 millones votamos independencia, y representamos el 52% de los diputados del Parlament de Catalunya, y eso es objetivo.
También comenté en mi escrito de ayer, que los unionistas estaban empleando todas sus fuerzas, tratándonos de excluyentes. Incluso Salvador Illa (PSC/PSOE) ayer tuvo el descaro de decir que la Diada debería ser una fiesta de todos los catalanes; y Ada Colau, siguió ese mismo discurso. Y Marta Vilalta, diputada y portavoz de ERC, en pleno ataque amoral, se atrevió a emular a Ernest Lluch (1937-2000, asesinado por ETA), exministro del PSOE, que, en un mitin ante partidarios de esa banda, que le abucheaban, en 1999, dijo: ‘gritad, gritad, porque mientras gritáis no mataréis’; y la republicana se atrevió a decir: ‘podéis gritar, gritad más si os parece. Venga, que no os oímos. Porque mientras vosotros gritáis, nosotros, la gente de ERC, trabajaremos para llevar a este país a la libertad’. Es decir, Vilalta, implícitamente, nos consideró terroristas a los que no seguimos su discurso de falso diálogo. Y eso es una inmoralidad inolvidable, que debería pagar ERC, pues ha pasado un día, y no la ha cesado.
Y eso de que la Diada ha de ser de todos los catalanes, es falso, ya que es una falsificación histórica. La fiesta de todos los catalanes es Sant Jordi, nuestro co-patrón, pero la Diada es la conmemoración de los hechos de 1714, y recordamos la resistencia de nuestros antepasados ante las tropas borbónicas. Y el PSC/PSOE y todos los unionistas, están del lado de los invasores, del heredero actual, Felipe VI, heredero del borbón Felipe V.
Para finalizar este rápido comentario, es preciso señalar, asimismo, que, como me comentó un compañero de la manifestación de la avenida Meridiana de Barcelona, este año apenas se han visto ‘esteladas’ (banderas independentistas) en los balcones y ventanas; mientras que en la manifestación había muchísimas.
Y esto únicamente tiene una lectura: es la consecuencia de la represión del estado central, que sigue con sus juicios y espionajes. Por eso, muchos ciudadanos tienen miedo de singularizarse, de manifestar su opinión.; cosa que años atrás no pasaba. Ahora bien, en las manifestaciones multitudinarias, se pierde ese miedo; y esa es una muestra de que en el momento que se vea factible, mayoritariamente la ciudadanía perderá ese miedo.
En definitiva, hemos tenido una vacuna de moral, y no sólo por la manifestación en sí, si no por tener una hoja de ruta, ya que Dolors Foliu (ANC) ha dicho que, si no se avanzaba hacia la independencia, en las próximas elecciones confeccionarán una candidatura cívica, para ir adelante, avisando que los partidos tradicionales tengan esa posibilidad en cuenta, ya que no tienen nuestro voto cautivo.