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Diálogo de besugos

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Esta mañana, lunes 8, el president Pere Aragonès ha asistido a la sesión organizada por el PP en el senado, para escenificar el aquelarre contra la amnistía, pues ese partido controla esta inútil cámara; y sobre el particular, seguidamente expongo mis observaciones.

Teóricamente, todo diálogo es positivo, pero la sesión que se ha realizado esta mañana, no se ajusta, en absoluto, a esa estrategia que consiste en ir manifestando alternativamente ideas, con coherencia y lógica, para ir avanzando hacia un punto común.

El president Aragonès ha tenido 10 minutos para exponer su tesis sobre la amnistía, y, seguidamente, han ido tomando la palabra diferentes presidentes autonómicos (no la totalidad), mayoritariamente del PP, que han machacado, abusivamente la tesis de Aragonès, que no tenía derecho a réplica, por lo que, finalmente, se ha aprobado el informe del senado, que considera la amnistía como ‘un golpe mortal al estado de las autonomías’. Pero, no lo olvidemos, ese informe no es vinculante, ya que, finalmente, será de nuevo el congreso de los diputados el que deberá dar la luz verde definitiva.

Y ha sido vergonzosa la ausencia de representantes del gobierno de Pedro Sánchez y demás varones socialistas.

El discurso más agrio lo ha realizado Isabel Díaz Ayuso (PP), presidenta de la comunidad de Madrid, que ha calificado la solicitud del referéndum como ‘el último truco de los trileros a quienes sólo  les une el resentimiento contra España y vivir del sudor de todos los españoles’, y ha añadido que ‘lo que sea Catalunya es cosa de todos, y que preguntar a una parte lo que en realidad no puedes hacer es tan ilegal como insultante’, por lo que ha defendido la aplicación del artículo 155 a Catalunya, ya que fue capaz de ‘desactivar el separatismo’, y ‘dejarse agredir (en referencia al PSOE) no es trabajar para la convivencia’, pues ‘el estado no debería pedir perdón a los criminales que intentaron destruirlo’, y la amnistía representa que ‘unos políticos eliminan los delitos de otros políticos bajo la estafa que perseguir delitos es represión’. ‘El independentismo se aprovecha de un gobierno español débil, sin principios y a la desesperada’ (…) ‘estamos delante de un golpe contra la unidad nacional, la democracia y el estado de derecho programado y por etapas que será imparable si no reaccionamos a tiempo’ (…) ‘han denominado a la amnistía como normalización  institucional, política y social, y eso hace tanto miedo como la ‘nueva normalidad’ que nos querían imponer cuando nos cerraron por la pandemia’. ‘Lo que sea Catalunya es cosa de todos’. ‘Catalunya es de todos’, ‘Catalunya no es ni será nunca una nación soberana’

Otros representantes del PP han dicho lindezas como: ‘la amnistía no es el final, sino el principio de la hoja de ruta secesionista’ (Fernando López Miras), ‘una mentira política que no persigue la reconciliación, pues el proceso independentista está al mismo nivel que el golpe de estado del 23 F y el terrorismo de ETA, con la colaboración activa del gobierno de Sánchez’ (Jorge Azcón), ‘no es ninguna salida, si no un laberinto, ya que es legislar a medida de un delincuente’ (María Guardiola), ‘el fraude constitucional más grande de la historia democrática, pues ataca la igualdad de las personas y territorios, ya que si eres separatista o supremacista, puedes ser perdonado de delitos de malversación, desobediencia, prevaricación y traición’ (Alfonso Fernández Mañueco), etc.

Por eso, este tipo de actos me parece más bien un diálogo de besugos, un diálogo de sordos, ya que el lenguaje político es performativo, y las palabras significan lo que el que las pronuncia quiere que signifiquen, y actúan como las jaculatorias, con incitación a la acción; pues todo acto performativo compromete al que lo enuncia, como, por ejemplo, cuando el juez dice: ‘yo os declaro marido y mujer’ y, una vez pronunciada esa frase, se cambia la realidad precedente por la nueva. Y ese es el interés del PP, que cale en la ciudadanía su discurso ‘imperialista’.

Como expliqué en mi escrito de ayer, a Pere Aragonès este tipo de actos, defendiendo Catalunya ante las adversidades, le va como anillo al dedo, pues está actuando en plan de precampaña electoral, y eso le da sus minutos de ‘gloria’ en los medios de comunicación subvencionados por la Generalitat.

Pero, al margen de esa efímera y truculenta ‘gloria’, la realidad es que no queda más que el humo para alimentar las tertulias de sus afines.

Y actuar de ese modo, siguiendo el juego al españolismo más rancio, no deja de ser más que un mero juego infantil, como lo fue que en las imágenes difundidas por la Generalitat de la visita del rey a la fábrica de Seat en Martorell, realizada el viernes pasado, no aparezca ninguna fotografía de Pere Aragonès junto al rey, ni se ven las imágenes del rey, dirigiéndose a los trabajadores más jóvenes de esa empresa, justo al lado del president de la Generalitat.

Y, claro, la casa real no tardó en difundir las imágenes efectivas, en las que se ve, obviamente a Pere Aragonès, en todo momento; igual que se puede ver en todos los medios españolistas.

Por eso, la actitud informativa del gobierno de Pere Aragonès, en este caso, como en otros, evidencia una forma de proceder ridícula, como lo fueron, en su tiempo las fotografías manipuladas por el régimen soviético, eliminando líderes posteriormente incómodos. Pero, claro, 50 o 60 años atrás, no existían las redes sociales ni la multiplicidad de medios de comunicación, como ahora.

En definitiva, me parece que la estrategia seguida por ERC, de pedir al gobierno español que permita la realización de un referéndum en Catalunya, recurriendo al artículo 92 de la constitución española, que dice:

Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos.

El referéndum será convocado por el Rey, mediante propuesta del Presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados.

Una ley orgánica regulará las condiciones y el procedimiento de las distintas modalidades de referéndum previstas en esta Constitución.

no es más que un brindis al sol, un fuego fatuo, que, metafóricamente, expresa cualquier esperanza o meta que guía a alguien, pero que es imposible de alcanzar, ya que nadie que toque con los pies en el suelo, puede pensar que el gobierno español promulgue una ley orgánica para facultar, con exclusividad al pueblo catalán, la realización de un referéndum, que, no lo olvidemos, únicamente tendría un carácter consultivo. 

Y ¿alguien puede imaginarse al rey firmando un real decreto así?, por más que estuviese obligado legalmente.

Muchos creemos que esa no es ni será nunca, una vía para acceder a la independencia.

Por eso, los argumentos de Aragonès, me parece que están fuera de lugar, ya que intentar debatir dentro de la legalidad española, es chocar con un muro como el de Berlín, o la Muralla China.

El discurso, a mi modo de ver, debería haberse centrado en valores, presentando los dilemas:

  • sobre la preponderancia de ley vs. la democracia;
  • sobre la aceptación de tener un pueblo sometido contra su voluntad; 
  • sobre la realidad de un estado represor;
  • etc.

ya sabemos que los españolistas y muy españolistas (como dijo M. Rajoy) responderán afirmativamente, que la ley prevalece sobre todo, y que se ha de reprimir al que no la acepte.

Pero, al menos, poniéndoles delante ese espejo de los valores, se verían retratados, verían la deforme imagen que reflejan, sin la necesidad de que los espejos fueran cóncavos o convexos; pues la estrategia seguida por ERC de debatir sobre articulados de su constitución española, no pasa de ser una discusión de besugos, un diálogo de sordos, como he dicho.

Casualmente, Laura Saula, publica hoy un artículo titulado ‘Cómo ganar un debate (aunque no tengas razón)’, basándose en el libro de Mehdi Hasan, titulado: ‘Ganar todos los debates. El arte de argumentar, persuadir y hablar en público’ (Deusto 2024), en el que se cita la obra de Arthur Schopenhauer: ‘El arte de tener siempre razón’.

Hasan aconseja que, en primer lugar, es preciso saber a qué público nos dirigimos, para adaptar nuestro lenguaje y modelar los argumentos, sin que ello comporte ninguna renuncia ni explicar lo que los otros esperan oír. Y para captar la atención, es preciso empezar con alguna nota inesperada, potente, provocadora, para conseguir captar la atención y el interés.

Hasan enumera diferentes técnicas, según explica la periodista Laura Saula, y, por lo visto, una de las más efectivas, es la denominada ‘Regla de Tres’: un antiguo proverbio, que en latín se denomina ‘omne trium perfectum’ (toda tríada es perfecta), y que desde Aristóteles los buenos oradores, y sobretodo, los que participan en debates, han jurado ese principio. Esta regla dice que las ideas o argumentos que se presenten, se han de formalizar en tres palabras, o en tres partes, pues así son más comprensibles y fáciles de recordar por el público.

Y todo discurso merece un buen final, es lo que los expertos llaman ‘peroración’, pues muchos de los grandes discursos de la historia, se recuerdan, sobre todo, por sus peroraciones, las frases finales, que, siguen interpelando con el paso de los años, pues resume las conclusiones, que deben ser reiterativas, ya que facilitan el recuerdo.

(Ara, 8 de abril del 2024)

Pues bien, me parece que los ‘tres valores’ que he mencionado más arriba, podrían encajar bien en la estrategia de la citada regla de tres. Y las conclusiones deberían ir en esa misma línea, remarcando como eje de fuerza la libertad, en todos los sentidos, como valor supremo e inapelable.

Pero, mientras nos limitemos a pedir el referéndum, y los otros nos contesten con el imperio de la ley y la aplicación del 155, habremos contribuido al espectáculo, pero nada más.

Para finalizar, me parece ilustrativo reproducir dos de los ‘diálogos de besugos’, columna escrita por Armand Matías Guiu (1925 – 2004), de la revista de cómic infantil ‘DDT contra las penas’ (editorial Bruguera, publicada entre 1951 y 1978), y otros dos diálogos, anónimos, de las redes:

1 –

Buenos días

Buenas tardes

¿Le parecen buenos los calores?

Me parecen sofocantes ¿ha venido ha hablarme de los calores?

He venido a hablarle del tiempo.

No estoy para perder el ídem.

¡Qué cosas más raras pierde usted! Yo acostumbro a perder el tren.

Y la paciencia.

¿Viaje usted con la paciencia?

Para viajar se necesita mucha paciencia. ¿usted ha visto cómo están los trenes?

Están sobre las vías.

¡Cómo están los trenes en verano!

También sobre las vías. Aunque haga calor, no se van a dar una vuelta por el campo.

Me refiero de llenos.

Me fijo poco, porque siempre que viajo me pongo en la ventanilla y miro hacia afuera.

¿Le gusta la naturaleza?

Me gusta distraerme, por si hay alguna señora que quiera sentarse, así, se levanta otro.

Me refiero al sol.

Al sol le veo poco, porque cuando miro, tengo que cerrar los ojos.

¿Acostumbra a mirar con los ojos cerrados?

Lo único que miro con los ojos cerrados es el sueño.

Yo el sueño no lo miro, lo ronco.

Yo no le ronco, porque no me dejan. En cuanto suelto el primer ronquido, el vecino de al lado me suelta el primer bocinazo.

¿Duerme usted en un camión de transportes Bilbao – Zaragoza?

No, pero el vecino es chófer de lo que le sale.

2 –

Buenos días.

Buenas tardes.

¿Cómo están ustedes de neveras?

Estamos frescos ¿la quiere de hielo o eléctrica?

La quiero con cama.

¿Es que va a acostar a las viandas?

Me voy a acostar yo.

Pues si se va a acostar, buenas noches.

Digo que quiero una nevera para mí.

Bueno, que venga Mi.

Mi, soy yo. La quiero para estar fresco.

Las neveras son para que los alimentos estén frescos.

Las neveras son para conservar frescos los alimentos y los alimentos son para conservarme a mi. Prefiero comer alimentos del tiempo y refrescarme yo ¿entiende?

Ya. Usted quiere una nevera para sus refrescos.

Para un caluroso, yo tengo mucho calor.

Pues quítese de aquí, que a mi me basta con el mío. No necesito calores ajenos.

Despácheme y me iré.

Adiós, ya está usted despachado.

He pedido una nevera.

¿Grande o pequeña?

A mi medida.

Oiga, neveras a la medida no hacemos. Usted se ha confundido; los trajes, el sastre…

Quiero una nevera a mi medida, con cama dentro, para dormir en ella las noches estivales.

¡Una nevera con cama! Sí señor. Creo que en el manicomio tienen eso.

En el manicomio tienen locos y éstos no enfrían nada. Las noches calurosas yo me acuesto en la nevera, pero estoy tan encogido que, en lugar de uno, parezco medio. Quiero una nevera para dormir a gusto, abrigadito con mantas, como a mi me gusta.

Ya, quiere una nevera fría para abrigarse y tener calor… Ya tiene usted calor sin necesidad de mantas. ¿qué más desea?

¿Qué más?, no solo quiero una nevera.

¿Para usted? ¿Para dormir en ella? Ya tengo lo que usted desea.

¿Qué es?

Una cámara frigorífica. Es para guardar carnes…

Bueno, yo también soy una carne. Me la quedo.

¿Se la llevará puesta?

¿La carne? Si, la cámara me la manda usted a casa.

Deme sus señas.

Alto, flaco, con más gafas que nariz…

Muy bien, se la mandaremos a Alto y Flaco. Buenos días.

Calurosos.

3 –

Te quiero, pero como amigos.

¿Comes amigos?

No, o sea, tú y yo.

¿Tú y yo comemos amigos?

Que tú y so seamos amigos.

¿Y nos comemos?

4 –

¿911? ¡Tengo un herido!

¡Vamos para allá, ¿cuál es su estado?

 Soy soltero.

¡No!, el estado del herido.

Ah, él está casado.

¡Np, ¿cómo está?

Yo bien, ¿y usted?

Nooo, ¿cómo está el herido?

Pues herido, por eso les estoy llamando.

¿Dónde está usted?

Con el herido…

¿Pero en qué parte?

En el suelo… ¿sabe qué?, ya ni vengan, ya se murió.

Pues bien, en estas estamos, dialogando como meros besugos, y pretendiendo conseguir resultados positivos y relevantes, y así nos va, debatiendo con personas que expresan ‘que no se imaginan una España sin Catalunya, ni una Catalunya fuera de España y de Europa’. Y contra esa sin razón, no hay debate ni pedagogía posible. A nosotros nos importa un bledo lo que esas personas se imaginen o dejen de imaginar. Debemos ir a la nuestra, no hay más.