La actual crisis política entre España y Argentina es una muestra más del fango que Pedro Sánchez (PSOE) ha convertido en el nuevo eje de su discurso ‘regenerador’. En este escrito intento explicar los excesos al respecto.
La presunción de inocencia es un principio jurídico penal recogido en el artículo 11 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que dice que: ‘toda persona acusada de un delito tiene el derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad’.
Dicho esto, Begoña Gómez Fernández (n. 1975), esposa de Pedro Sánchez, merece totalmente esa presunción de inocencia, y eso es obvio e incuestionable.
Asimismo, y como ciudadana, merece todos los derechos y, claro, es preciso que respete todos los deberes, como cualquier otra persona.
Como es sabido, el 24 de abril de este 2024, a raíz de una denuncia del mal llamado sindicato de extrema derecha, Manos Limpias, un juez abrió una investigación contra Begoña Gómez, por posibles delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios.
Los hechos, aparentemente, se fundamentan en la ayuda del empresario Juan Carlos Barrabés a Begoña Gómez para poner en marcha la cátedra de ‘transformación social competitiva’ de la universidad complutense de Madrid; y desde la creación de dicha cátedra, en octubre del 2020, Gómez ha participado en diversos actos en calidad de experta en diferentes empresas.
Una de esas empresas de Barrabés, la consultora Innova Next SLU formó una Unión temporal de empresas con la escuela de negocios The Valley. Y ambas empresas han recibido 15,6 millones de euros en contratos públicos, otorgados desde diferentes ministerios.
(fuente: Wikipedia)
Pues bien, que una persona como Begoña Gómez, con una formación académica reducida al bachillerato, acabe, mediante esa cátedra mencionada, como consultora del Grupo Inmark, de la Universidad complutense de Madrid y de IE Business School, a mi modo de ver, presenta muchas dudas.
Y esas dudas me parecen evidentes, ya que creo que, si no fuera la esposa de Pedro Sánchez, y con los contactos que eso comporta, no se hubiera producido la ‘facilidad’ para su consecución.
De todos modos, la justicia ya determinará, en su momento, el veredicto que estime pertinente.
Pero todo eso me recuerda la famosa frase de Gayo Julio César (100 a.C. – 44 a.C.), mencionada como consecuencia de una posible infidelidad de su esposa Pompeya: ‘la mujer del César no solo debe ser honrada, sino que también debe parecerlo’, es decir, que debe mantener la compostura respecto del cargo y de la responsabilidad que se ostenta.
Evidentemente, esa exigencia debe darse también respecto a los maridos, en los casos que sean las mujeres que ostenten los cargos de responsabilidad.
En este escrito tampoco me parece relevante la guerra en el fango:
- Iniciada por el ministro español de transporte, Óscar Puente Santiago (n. 1968), del PSOE, que el pasado 7 de mayo acusó a Javier Milei de ‘ingerir sustancias’, si bien, días después, viendo las críticas del gobierno argentino, emitió un tuit, diciendo: ‘si hubiera tenido la mínima noción, y eso es quizá mi gran error, de que iba a tener la difusión y la repercusión que ha tenido, no hubiera dicho lo que dije’. Y eso es vergonzoso, pues el claro error de ese ministro es haber dicho lo que dijo, y que, por lo visto, sigue pensando, ya que su ‘disculpa’ se limita a la difusión. Si Pedro Sánchez, realmente quisiera erradicar la guerra de fango, hubiera tenido que cesar, de forma inmediata a su ministro. Pero, no lo ha hecho ni lo hará.
- Y continuada por el propio Javier Gerardo Milei (n. 1070) en el aquelarre de la extrema derecha realizado en Madrid este fin de semana pasado, acusando de corrupta a Begoña Gómez y burlándose del ‘retiro’ de cinco días de Pedro Sánchez. Estas expresiones, junto a otras criticando la socialdemocracia, no hacen más que confirmar el perfil psicológico de Milei, un verdadero especialista en moverse en el fango y enfangar.
y todo esto no me interesa, ya que remover el fango, es hacerle el juego.
Ahora bien, estos ejemplos han resaltado, nuevamente, el narcisismo exacerbado de Pedro Sánchez, que, al ver atacada su esposa, ha mostrado perder el equilibrio preciso.
Por ejemplo, si ante la mencionada denuncia de su esposa, hubiese quitado importancia, y hubiese ridiculizado al pseudo sindicato de Manos Libres, y hubiese expresado que Begoña Gómez ya daría las explicaciones que le requiera el juez; si hubiese actuado así, no habría tenido el efecto difusor que tuvo, al anunciar su retiro monclovita de cinco días y su renuncia fake, pues esa postura sí que hizo que se divulgase en buena parte de la prensa internacional.
Igualmente desproporcionada es la respuesta de Pedro Sánchez y de su ministro de asuntos exteriores, José Manuel Albares Bueno (n. 1972), exigiendo una rectificación pública de Milei, incluso haciendo regresar a España a la embajadora en Argentina y, en Madrid, citando al embajador argentino.
Tampoco me parecen relevantes las respuestas del gobierno argentino, diciendo que Milei no se retractaría, y que estas expresiones no deberían afectar a la especial relación y entente entre ambos estados.
El verdadero núcleo duro, en el que me parece interesante centrar este escrito es en la grave respuesta de Pedro Sánchez fue: ‘defender las instituciones españolas de las difamaciones que puedan hacer otros mandatarios no entiende de ‘peros’, más allá de la ideología hay la educación y el patriotismo’.
Está claro que Begoña Gómez no es una institución ni representa ninguna institución española, así que Pedro Sánchez muestra una mentalidad absolutista.
También está claro que la extrema derecha ataca a Begoña Gómez por ser quién es, obviamente, pero eso no ha de generar la confusión en Sánchez.
Vicent Partal, en su editorial de Vilaweb de hoy 21, señala la ‘megalomanía presidencial y de confusión de las instituciones con la persona, protagonizado por pedro Sánchez, es más que preocupante. ‘El estado soy yo’, es una célebre fórmula apócrifa – hay enormes discusiones entre los historiadores sobre si la pronunció o no -, atribuida generalmente a Luis XIV, rey de Francia y Navarra, que, en todo caso, si la dijo, fue en 1655 para desafiar al parlamento. Tanto si la dijo como si no, lo cierto es que ha quedado para la historia como un emblema del absolutismo y el poder personal (…)’.
Y es evidente que Pedro Sánchez hace un ‘tuto revolutum’, lo revuelve todo, buscando su propio beneficio, poniendo, incluso, en entredicho, las relaciones entre los dos estados.
Ya vimos que justo antes de empezar la campaña electoral catalana, Sánchez hizo su teatral retiro espiritual de cinco días, y así marcó y delimitó la campaña catalana, ya que Sánchez marcó el guion: la españolización de la lucha contra el fango, presentándose como el paladín de esa lucha.
Y ahora, tomando el papel de paladín contra la extrema derecha, se presenta como si fuera el Capitán Trueno, mejor dicho, el Superman, de la socialdemocracia europea contra el mal encarnado por la extrema derecha mundial.
Y, claro, en el primer acto de esa representación, Pedro Sánchez, en plan ‘mitinero’, se preguntaba ‘¿dónde estaba el PP, con quién se situaba?
Es vergonzante tener un jefe de gobierno que se plantee las confrontaciones electorales en un marco amoral, presentándose como ‘él o el caos’.
En definitiva, me parece que la reacción de Pedro Sánchez defendiendo de forma desmesurada a su esposa Begoña Gómez, en realidad hizo bueno el refrán: ‘Dime de qué presumes y te diré de qué careces’, pues en cierta medida da un cierto aire de verosimilitud sobre las dudas de los negocios de su esposa.
Esa forma de proceder, psicológicamente, es conocida como ‘formación reactiva’, que se presume de ser algo de lo que no se es, o de pensar algo que no se piensa, llegando al autoengaño propio de la personalidad obsesiva. Esta estrategia busca no sólo convencer a los otros, si no autoconvencerse él mismo, ya que, intentando racionalizarlo, acaba asumiendo su propio engaño y así, eludir un deseo reprimido.
Como vemos, es un peligro confiar en personajes como Pedro Sánchez, un político que miente más que habla, que promete y después se olvida, pues tenemos muchos ejemplos:
Sólo cabe recordar el compromiso de Pedro Sánchez con Carles Puigdemont para oficializar el catalán, euskera y gallego en la UE, a cambio de investir presidenta del congreso a Francina Armengol; inicialmente, el ministro de exteriores español, el citado Albares, hizo una defensa en el parlamento europeo, pero, poco a poco se fue olvidando de ese tema, ya que cualquier otro pasaba por delante en urgencia. Y hoy es la última sesión del actual parlamento europeo, antes de las próximas elecciones, y este tema no está previsto en el orden del día; y tras las elecciones del 9 de junio, con un previsible parlamento dominado, todavía más por la derecha y extrema derecha …
Pero, claro, Pedro Sánchez, con su peculiar verborrea cantiflanesca, nos dirá que él hizo todo lo posible, pero, claro, el beneficio conseguido para él y su partido fue inmediato; como también su investidura a la presidencia del gobierno, cuando la amnistía todavía está pendiente de aprobación.
Como conclusión, deberíamos ser adultos y no caer en la trampa, y esperar que nuestros partidos políticos enfoquen una campaña electoral basada en temas europeos, eludiendo caer en las trampas de Sánchez. Y obviamente, en el momento del voto, deberemos ser conscientes de que asumimos la responsabilidad de los actos y del estilo del votado.