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Disruptivo/Descompuesto

Martha Nava Argüelles
Martha Nava Argüelles
Imagogenia
@mar_naa

Como bien sabemos ninguna marca está exenta de cometer errores en su publicidad, pero existen ciertos rubros que por su naturaleza creativa corren más riesgos que otros, como por ejemplo el sector de la moda, que es de esperarse que rompa estereotipos, barreras y paradigmas -y hasta resulta necesario para mantenerse visibles-. Sin embargo, muchas veces estas mismas casas de moda en su afán de ser hiper auténticas cruzan esa delgada línea entre innovador y grotesco, un claro ejemplo es el que está viviendo Balenciaga, una marca de lujo muy reconocida en el mundo de la moda, que lamentablemente en su afán de destacar, está sumida en la controversia con un tema sumamente delicado que además involucra a un nicho vulnerable y como bien sabemos eso no es nada bueno para la imagen de una marca.

La campaña a la que hago referencia se llevó a cabo bajo la dirección creativa de Demna, se titula “Objects” y fue fotografiada por el italiano Gabriele Galimberti; Ciertamente tuvo un giro muy al estilo del director creativo que no midió las repercusiones de la imposición de su sello distintivo y fue demasiado lejos ya que muestra a niños sosteniendo bolsas con forma de osos de peluche usando arneses de bondage que se usaron en una colección pasada. Si bien, esta no sería la primera y única vez que una casa de moda usa niños para su línea infantil o para cualquier tipo de publicidad, en este caso las fotografías eran perturbadoras al grado de que muchos internautas las calificaron de pedófilas.

La polémica de esta publicidad que se dice que estuvo inspirada en el BDSM -término usado para definir prácticas eróticas- y en el proyecto “Toy Stories” del fotógrafo, que consiste en fotografiar a los niños entre sus juguetes organizados, ha sido tal que Balenciaga emitió una disculpa en sus redes sociales señalando que sus bolsos no debieron aparecer con niños y que la campaña ha sido retirada de todas sus plataformas, además señalaron que emprenderán acciones legales contra quienes crearon el set pues condenan el abuso a los niños en cualquiera de sus formas.

Si bien, la casa de moda actuó de forma rápida y dijo lo que tenía que decir en su comunicado, no podemos obviar que dicha campaña tuvo que pasar por diversas aprobaciones directivas antes de ser publicado en sus redes sociales por lo que surge la pregunta de que si nadie notó lo fuera de lugar que estaban las fotografías, que estas tenía un tono que generaría controversia y no sólo eso, que podrían asociar a la marca con pedofilia, algo que sin duda deprecia su reputación. Y es que, si bien podemos aceptar que se desafíen las creencias convencionales cuando se trata de campañas para adultos, algo que hace constantemente Balenciaga, porque al final debemos respetar que cada quién es libre de hacer con su cuerpo lo que desee; cuando hablamos de niños el fomentar la hipersexualización o asociarlos con prácticas eróticas indudablemente generará algún tipo de descontento social, es más, debería alarmarnos de no hacerlo.

Balenciaga cruzó una línea que no debió, porque la audiencia ubica generalmente a la marca no al fotógrafo o al director creativo, y le costará mucho trabajo recuperar su valor comercial y dejar de ser asociada con este momento que, más allá de nutrir su esencia “disruptiva”, la posiciona como una que se está “descomponiendo”, por darle un calificativo amable. Ahora mucho dependerá de aquellas acciones qué emprendan en el futuro para romper esa asociación, regresar a sus raíces y mejorar su imagen.