Nota: ‘Aleph’ es la primera letra del alfabeto hebreo, con muchos significados místicos: el poder transformador, poder cultural, energía creadora o universal, poder de vida, canal de creación, también el principio y el fin dada su condición de atemporalidad.
El escritor Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo (1899 – 1986) publicó, en 1949, un conjunto de relatos con el nombre ‘Aleph’, cuyo tema central era la percepción del mundo, el tiempo y todos sus alrededores. Así, el Aleph es como un puente entre el universo y el narrador, es decir, el protagonista de la novela percibe cada cosa que está sucediendo en el mundo, pero lo interpreta según sus propias experiencias.
En el año 2011, Paulo Coelho de Souza (n. 1947) publicó una novela titulada ¡Oh, Aleph!, con claras referencias borgeanas.
Borges consideró que el sujeto central de su novela era una versión ficcionada del propio autor; mientras que, en la novela de Coelho, el personaje principal es el mismo autor.
Borges consideraba que el ‘Aleph’ es:
‘Un punto del espacio que contiene todos los puntos, el lugar donde están sin confundirse todos los lugares vistos desde todos los ángulos. Ahora bien, si es un punto dentro del mundo, entonces es una parte de él, que, paradójicamente, contiene al mundo donde está contenido y del que es parte (…) Es el punto mítico del universo donde todos los actos, todos los tiempos (pasado, presente y futuro), ocupan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia (…) De lo cual se desprende que el Aleph representa, tal como en matemáticas, el infinito, y, por extensión, el universo’.
Por eso, Borges se preguntaba si ‘¿existe el Aleph en lo íntimo de una piedra?’
(fuente: Wikipedia)
Esta introducción me parece interesante para aplicarla a la actual situación política española y catalana, como intento explicar, seguidamente.
En esta actualidad, todos vemos que hay una gran agresividad legal, policial, mediatica y también entre la población, ésta, afortunadamente, es dialéctica. Tenemos muchos ejemplos, potenciados e impulsados por políticos profesionales del odio, como vemos con los dinosaurios José María Aznar, Felipe González, Alfonso Guerra, etc., así como otros que, desgraciadamente, siguen en activo, como Alberto Núñez Feijóo, Santiago Abascal, etc.; y, claro, todos ellos con sus fans interesadamente acríticos.
Natza Farré, en su artículo ‘El costum d’odiar-nos’ (la costumbre de odiarnos), afinadamente señala:
‘(…) El odio contra Catalunya, más que un delito, es una costumbre. Sabemos que cuesta deshacerse de las costumbres. Por eso somos animales de costumbres y no de progreso perpetuo. Pero teniendo en cuenta que hay tradiciones que, afortunadamente, han desaparecido, también podemos tener la esperanza en el hecho que individuos como González y Guerra desaparezcan. Por que, en realidad, las minorías en extinción deberían ser ellos. (…) porque no son un referente. Son un mal ejemplo que ellos mismos nos recuerdan sistemáticamente. Como si fuera preciso. Por desgracia, pero, me temo que no son una minoría. Todavía. Pero sí que viven en un mundo que, poco a poco va desapareciendo, si bien, en ocasiones, el poco es tan grande, que no lo parece (…)
(Ara, 22 de setiembre del 2023)
Pero, por desgracia, esos ‘personajes’ no son una minoría en vías de extinción, la derecha extrema y la extrema derecha (que no dejan de ser lo mismo), están en auge en muchos países, como todos sabemos.
Esos ‘personajes’ viven del catastrofismo que anuncian, para, de ese modo, movilizar a sus seguidores; utilizan todas las argucias y falsedades para motivarlos, pero, claro, ocultando que su verdadero interés es mantener el estatus quo que les garantiza sus riquezas, privilegios y prebendas.
Malcolm X (Malcolm Little; Àssad Mahmood; Detroit Red; El-Hajj Malik El-Shabazz; Omowale), (1925 – asesinado en 1965), en un discurso efectuado el 10 de noviembre de 1963, en una reunión de la Conferencia Norteña, comentó:
‘(…) Todos hemos estado de acuerdo esta noche en que Estados Unidos tiene un problema muy serio. El problema que tiene Estados Unidos somos nosotros. Nosotros somos un problema…
Así es, somos gente negra, los llamados negros; ciudadanos de segunda, ex esclavos. Tú no eres más que un esclavo, no te gusta que te lo digan. Pero ¿qué otra cosa eres?, eres un ex esclavo. No llegaste en el buque Mayflower, llegaste en un barco de esclavos. Encadenado como un caballo o una vaca o una gallina. Y los que llegaron en el Mayflower son los que te trajeron aquí. Te trajeron los llamados peregrinos o padres fundadores de la patria. Ellos fueron los que te trajeron.
(…) Había dos clases de esclavos: el negro doméstico y el negro del campo. Los negros domésticos vivían en la casa del amo, vestían bastante bien, comían bien porque comían de su comida, las sobras que él dejaba. Vivían en el sótano o en el desván, pero vivían cerca del amo y querían al amo más de lo que el amo se quería a sí mismo. Daban la vida por salvar la casa del amo, y más prestos que el propio amo (…).
(…) Al negro del campo lo apaleaban desde la mañana hasta la noche; vivía en una choza, en una casucha, usaba ropa vieja de deshecho. Odiaba al amo. Digo que odiaba al amo. Era inteligente. El negro doméstico quería al amo. Pero aquel negro del campo, recuerden que era la mayoría, odiaba al amo (…).
(…) Igual que el amo de aquellos tiempos usaba a Tom -al negro doméstico- para mantener a raya a los negros del campo, el mismo viejo amo tiene hoy a negros que no son más que tíos Tom modernos, tíos Tom del Siglo XX, para mantenernos a raya a ti y a mí, para tenernos controlados, mantenernos pasivos, pacíficos, no violentos…’
Efectivamente, las diferencias son abismales, pero las mentalidades entre esos Estados Unidos y el actual reino español, son similares; pues tanto allí como aquí ha predominado y predomina un ‘espíritu nacional’ superior, dominador de los que consideran inferior.
Aquí, desde 1714, sabemos que el problema español somos nosotros, los catalanes y los vascos; como en los EUA eran y son los negros.
Y siguiendo con el paralelismo, aquí también tenemos negros domésticos, tíos Tom, y este es nuestro principal problema.
Un ejemplo de la actividad utilitarista de esos tíos Tom la vimos en la manifestación realizada en Zaragoza, el pasado día 11 (nuestra Diada Nacional Catalana), en la que participaron entre 2000 y 3000 personas, en la plaza del Pilar, con una gran pancarta que decía ‘Sr. Sánchez con golpistas y proetarras no’, y gritando ‘España una y no 51’, ‘España no se vende’ y ‘Puigdemont a prisión’. Y esa no fue la primera manifestación efectuada en Zaragoza, pues ya el 4 de octubre del 2017 (después del referéndum y el discurso del infame mayor del reino) ya salió una multitud de aragoneses en apoyo de la policía nacional y de la guardia civil, y gritando también ‘Puigdemont a prisión’ y ‘España unida jamás será vencida’.
Qué vergüenza, qué muestra de incultura y desfachatez, asumiendo la identidad de España con ‘el pueblo’ al que hacía referencia la canción chilena de Sergio Ortega y Quilapayún de 1973, rememorando la frase del líder colombiano Jorge Eliécer Gaitán, pronunciada en 1940.
Como sabemos, un insulto a la inteligencia, una provocación, como lo es la convocatoria que el dúo de la derecha extrema / extrema derecha, ha convocado para este domingo 8 de octubre en Barcelona, para ir contra una posible futura amnistía (que Pedro Sánchez no tendrá la valentía de aprobar). Manifestación organizada por Societat Civil Catalana y apoyada por el PP y Vox, que han organizado autocares de toda España, para traer aquí a todos los tíos Tom y a los terraplanistas, de forma gratuita y a cambio de un bocadillo (¿de chorizo?).
Si estuviera vivo el político, escritor y cantautor aragonés José Antonio Labordeta (1935 – 2010), con toda seguridad que enviaría a la mierda a gran parte de sus compatriotas y a sus homónimos españoles.
Muchos recordamos la mítica respuesta de Labordeta, como diputado en el congreso, durante una intervención de marzo del 2003, en la que formulaba preguntas al entonces ministro Francisco Álvarez Cascos y la bancada del PP se dedicó a interrumpir en el turno de palabra de Labordeta. Y éste, cansado de entrecortar sus argumentos, no dudó en levantar el tono para mandar literalmente ‘a la mierda’:
Según recoge el diario der sesiones:
‘¿no puede uno hablar aquí o qué? Coño, a ver si no puede uno hablar aquí. A la mierda, joder (rumores) estoy hablando con el ministro y no con ustedes (continúan los rumores) Ustedes están habituados a hablar siempre porque aquí han controlado el poder toda la vida y ahora les fastidia que vengamos aquí a poder hablar las gentes que hemos estado torturados por la dictadura. Esto es lo que les jode a ustedes. Coño, y es verdad, joder. A la mierda’
Y creo que eso mismo les diría ahora, a los escaños del PP, pues Labordeta hablaba de las torturas del franquismo, y los del PP le gritaron: ‘tus canciones sí que son una tortura’. Una forma de desprestigiar a las víctimas y blanquear a los torturadores, pues el PP, incluso en la actualidad, no ha renegado del franquismo.
Mientras que Labordeta, en 1971, en plena dictadura franquista escribió la canción ‘Canto a la libertad’, en la que decía ‘habrá un día en que todos, al levantar la vista, veremos una tierra que ponga libertad’. Vaya diferencia entre la dignidad de Labordeta y de muchos de sus compatriotas actuales y pasados, así como de otros terraplanistas españoles y catalanes.
Y este caldo de cultivo es el que se mantiene y mantienen los muertos vivientes como Felipe González, Alfonso Guerra, José M. Aznar, etc., y todos los vividores del ‘cuento’ político, secundados por ‘tíos Tom’; pues esos ‘Tíos Tom’ los tenemos y sufrimos, también, entre nuestros círculos más próximos, ya que la envidia y el odio, son los principales deportes nacionales catalanes y estatales españoles.
Todos recordamos las siguientes citas:
Winston Churchill (1874 – 1965): ‘los peores enemigos no estaban en la bancada de enfrente (donde se situaban los laboristas), sino en la fila de atrás (donde se encontraban sus compañeros de partido)’
Konrad Adenauer (1876 – 1967): ‘hay tres tipos de enemigos: los enemigos a secas, los enemigos mortales y los compañeros de partido’.
Giulio Andreotti (1919 – 2013): ‘en la vida hay amigos íntimos, amigos, conocidos, adversarios, enemigos, enemigos mortales y … compañeros de partido’.
Y esto lo podemos observar en todos los colectivos, por pequeños que sean, como el nuestro que nos manifestamos diariamente en la avenida Meridiana de Barcelona. Y mientras vayamos divididos y subdivididos, hasta la más minina expresión fractal, no conseguiremos nada.
Así que tenemos mucho trabajo, pues debemos reconocer que, en el fondo, hasta las piedras tienen su Aleph.