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El’ aquinate’ (la soberbia) que nos anula como especie

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Según el diccionario de la RAE, el término necesidad, etimológicamente deriva del latín necesse: ‘ne’, no y ‘cesse’, desligarse; es decir, la existencia de una relación dependiente de causa – efecto, en la cual es preciso que ocurra A para que ocurra B.

‘La palabra necesidad refleja dos ideas. La primera es la falta de algo, usualmente indispensable para la vida. La segunda refleja el motivo irresistible de alguna acción’ (etimologías.dechile.net)

El psicólogo norteamericano Abraham Maslow (1908 – 1970) definió la jerarquía de las necesidades humanas desde las primarias (que situó en la base de su famosa pirámide), es decir, las fisiológicas, hasta las superiores; y estableció cinco grandes grupos de necesidades: fisiológicas, seguridad, pertenencia, reconocimiento (estima) y autorrealización (ser). Y describió que, únicamente una vez satisfechas las necesidades de un nivel, se puede aspirar a satisfacer las del siguiente.

Esa es la mecánica de nuestras pulsiones, es decir, el ‘combustible’ motivacional de nuestros comportamientos y experiencias. 

Una vez efectuada esta introducción, que he considerado interesante para construir las siguientes elucubraciones en torno al poder, ya que la voluntad de poder es una pulsión, un instinto, transversal (horizontal y verticalmente) en la pirámide citada.

Y, en este punto, es preciso recordar que según el psiquiatra austríaco Alfred Adler (1870 – 1937) ‘en la base de la neurosis hay una inferioridad compensada por la voluntad de poder, un afán de dominio y de superioridad; es lo que denominó ‘Aquinate’ la soberbia.

Para aterrizar en el presente, un simple ejemplo actual del reino de España nos será muy útil para entender la pandemia de esa ‘aquinate’; por eso, a continuación reproduzco, parcialmente, la editorial de José Antich, director de Elnacional.cat (18 de agosto 2022):

‘El indulto a Griñán:

Todavía no ha transcurrido un mes desde que la Audiencia Provincial de Sevilla condenase a José Antonio Griñán a seis años y dos días de prisión e inhabilitación absoluta por un tiempo de 15 años, por malversación agravada de fondos públicos, y Manolo Chaves a nueve años de inhabilitación por el caso de los ERE, el sistema más grande de corrupción económica institucionalizada en la historia de España. Y la maquinaria para obtener su indulto ya se ha puesto en marcha, avalada por dos expresidentes del gobierno español, Felipe González y José Luís Rodríguez Zapatero.

Parece que no importe, o que importe poco, que a través de un sistema de fraude en la concesión de ayudas socio-laborales se malversaron aproximadamente 700 millones. Aquí de lo que se trata es que Griñán y Chaves, que fueron presidentes de la Junta de Andalucía y sobretodo presidentes del PSOE, no pongan los pies en la prisión.

(…) Casi suena a broma que unas personas honorables como los nueve presos independentistas condenados por el Supremo hayan pasado casi cuatro años de prisión por una acción política que, como ya se ha visto en otros tribunales europeos no merecía la pérdida de libertad, y los encubridores de un fraude millonario histórico sean protegidos por el gobierno español, hasta el extremo de comprometer el verdadero sentido de lo que es un indulto.

(…) Es preciso recordar que los miembros del Govern catalán del 2017 indultados, los líderes asociativos y la presidenta del Parlament, gozan de un indulto parcial y revisable, y que incluso ahora se vuelve a replantear su revisión por parte del Supremo. Mientras tanto, Griñán y Chaves se salvarán por el simple hecho de que el PSOE no puede permitirse la entrada a prisión de su expresidente (…) a pesar de que la condena deja clara la malversación en una cantidad estratosférica que, además, tenía por objeto mantener un régimen clientelar que tuviera un retorno en votos que asegurase la hegemonía política del PSOE en Andalucía.

No estamos hablando, por tanto, de cualquier cosa. Un estado corcado en sus mismos fundamentos actúa de esta manera: protegiendo a los suyos hayan hecho lo que hayan hecho. El bien supremo de una idea de España que paga favores a unos cuantos, haya sido el delito que haya sido. Y veremos al PP mirando hacia otro lado, como hemos visto al POSE mirando hacia otro lado cuando se trata del caso de algunos dirigentes populares. Y nadie se escandalizará. Y (veremos como) los condenados serán rápidamente indultados. El tiempo lo dirá’.

(traducción propia)

Todos sabemos, pues lo hemos visto en múltiples ocasiones que, en las tertulias y medios de comunicación institucionales, los dirigentes del PP y PSOE se insultarán y se dirán el nombre del cerdo, sacándose los respectivos trapos sucios; pero, a la hora de la verdad, de establecer comisiones de investigación o de aprobar leyes que consideran ‘fundamentales’, siempre van de la mano, pues ambos partidos buscan defender su idea de la España bipartidista fruto de la transición. Un bipartidismo farsa, ya que, en el fondo son los mismo, y una transición igualmente falsa, ya que continuamos con ‘el atado y bien atado’ franquista.

Y esa voluntad de poder mancomunada confirma que ambos partidos temen que en algún momento puedan ser sustituidos por nuevos partidos, que lleguen a levantar las alfombras, y ver la porquería que esconden. Ese es el complejo de inferioridad que esconde su afán de poder, y por eso se blindan con leyes protectoras de los secretos oficiales, así, no podremos confirmar lo que ya sabemos, es decir, que Felipe González era la ‘X’ organizadora / autorizadora del terrorismo del GAL (contra ETA). Y, consecuentemente, todos los veteranos miembros de ambos partidos políticos son corresponsables de todas las fechorías, conocidas o no, por acción u omisión. Aquí en el PSC/PSOE tenemos a buena muestra de esos veteranos, por ejemplo: Miquel Iceta, Salvador Illa, Assumpta Escarp, etc., que encima van dando lecciones de moral, vaya vergüenza.

Y en este contexto, vemos que ERC sigue confiado en el diálogo con Pedro Sánchez, y hoy, rizando el rizo, Pere Aragonès, en unas declaraciones a ANC ha dicho que, si el año que viene, el gobierno lo formase el PP, o el PP/Vox, seguiría empeñado con el diálogo, ya que es la única fórmula para solventar el problema catalán: la amnistía y la autodeterminación. Y, como reto, ha dicho que esa es la única vía posible, y si alguien tiene otra idea mejor, que lo diga.

Esto es estar perdido en el ‘dilema del prisionero’, que, según la teoría de juegos, es un dilema de suma no nula, pues si el otro prisionero no colabora y nos traiciona, perdemos. Y, en esa mesa de diálogo, sea la actual con el PSOE/Podemos, o en una futura posible con el PP (si es que llegase a aceptarla, que yo estoy seguro que no haría), siempre saldríamos perdiendo, siempre nos traicionan y traicionarán.

Es una inutilidad una mesa de diálogo sin observadores internacionales objetivos, que, siguiendo con la teoría de juegos, garantizasen el ‘equilibrio de Nash’, o la ‘solución Pareto subóptima’, en la que la elección racional lleva a ambos jugadores a traicionarse, a pesar de que cooperando la recompensa fuese mayor.

Y en estas estamos encallados, ese es el núcleo duro. Todo lo demás, no dejan de ser fuegos de artificio, como los que vemos estos días sobre el comentado ‘minuto de silencio’. Esta mañana, por ejemplo, han sido vergonzantes las declaraciones de Marta Vilalta, portavoz de ERC. Ella, como todos los paniaguados de los respectivos partidos, son fractales, reproducciones clónicas a escalas infinitas; sin capacidad o valentía para discrepar, para no perder su respectivo statu quo.

‘Vivimos en una sociedad donde el éxito se mide en términos de suma, la resta se subestimas. Sin embargo, muchas veces los problemas llegan precisamente por esa obsesión irracional con sumar. Podemos obsesionarnos con sumar más cosas, más logros, más posesiones, más experiencias, más personas…

Así terminamos llevando una vida caótica, donde las cosas ocupan cada vez más nuestro espacio vital (…) En ese escenario, no es difícil que algunas de esas sumas se conviertan en un lastre que nos impide alzar el vuelo.

(…) Todos sucumbimos al ‘efecto del propietario’, un fenómeno según el cual, cuando algo nos pertenece creemos que su valor es mayor simplemente porque hemos desarrollado un apego.

(…) Otro efecto psicológico que nos mantiene atados a nuestras malas decisiones es la falacia del costo hundido. (…) En diferentes escenarios, una vez que hemos invertido tiempo, esfuerzo y/o dinero en algo, tenemos la tendencia a mantenernos firmes en esa trayectoria, aunque ello signifique una inversión mayor o incluso nos haga daño ya que nos cuesta reconocer que nos hemos equivocado o dejar ir ese proyecto.

(…) Desapegarnos: La clave para aprender a soltar y dejar ir. En realidad, se necesita mucho más coraje y fuerza para soltar y dejar ir que para aferrar. Cuando nos aferramos a algo o a alguien, simplemente estamos siguiendo un patrón que nos han inculcado desde pequeños. Soltar, al contrario, demanda un ejercicio de análisis más profundo y maduro en el que nos damos cuenta de que no tiene sentido aferrarnos a determinadas cosas o personas porque de esa manera es probable que solo les hagamos daño o nos lo hagamos a nosotros.

(…) Cuando nos apegamos demasiado nos ofuscamos y no logramos ver con claridad lo que nos ocurre. Como resultado, no podemos notar las cadenas que nos mantienen sujetos o los hábitos que nos hacen chocar una y otra vez con la misma piedra.

La solución radica en el desapego. El desapego, al contrario de lo que muchos piensan, no implica ‘ser de piedra’ o volvernos indiferentes, sino desarrollar una actitud en la que no bloqueamos nada. Simplemente dejamos que el mundo siga su curso, sin aferrarnos a aquello que debe cambiar.

Watts aconsejaba: ‘el arte de vivir una situación difícil no consiste, por una parte, en ir descuidadamente a la deriva, ni, por otra, en aferrarse con temor al pasado y lo conocido. Consiste en ser completamente sensible a cada momento, en considerarlo como nuevo y único, en tener una mente abierta y perceptiva’

(culturainquieta.com)

En esa web se incluye una fábula india muy ilustrativa, pero ya me he extendido demasiado; quizás en otra ocasión la reproduciré.

Lo que me interesa resaltar en este momento, es que los partidos independentistas están demasiado aferrados a sus rencillas, demasiado ligados a su obediencia ciega al respectivo líder, a su deseo de poder, a su statu quo, a su idea inviable del actual diálogo, a la idea de ampliar la base (sumando a no independentistas, y, por lo tanto, perdiendo identidad), y, para poner un ejemplo más próximo, aferrarnos al actual diseño de nuestra manifestación de la Meridiana.

Todos estamos aferrados a ideas que nos lastran en exceso. Debemos replanteárnoslo todo, desde el principio, desapegarnos de ideas preconcebidas o ya utilizadas. En definitiva, deberíamos ir a la confrontación pacífica y democrática, en todos los ámbitos, pero, fundamentalmente, en el económico, que es donde más duele. Y aquí podemos hacer mucho, tenemos mucho trabajo.

El citado Adler dijo: ‘no tengas miedo de cometer errores, ya que no hay otra manera de aprender a vivir. El peligro principal en la vida es tomar demasiadas preocupaciones’.

El riesgo de no desapegarnos, de no arriesgarnos, es seguir siendo meramente fractales, clónicos acomodados al sofá de casa, que es lo que está pasando, pues:

  • contra toda razón, estamos dando por buena la teoría de Parménides de Elea (515 a.C. – 470 a.C.): Inmovilismo, determinismo, realidad absoluta;
  • en detrimento de la corroborada de Heráclito de Éfeso (544 a.C. – 484 a.C.): movilismo, todo fluye, nada está quieto un hombre no se puede bañar dos veces en el mismo río.

Como vemos, seguimos encadenados a la controversia de esos dos filósofos presocráticos, pues, si bien, teóricamente, nos inclinamos por el segundo, en la práctica, seguimos al primero. Y así nos va.