El Banco de Japón (BOJ) anunció un aumento de su tipo de interés oficial en 15 puntos básicos, hasta el 0.25%, un nivel registrado por última vez hace 16 años.
También ha esbozado sus planes de endurecimiento cuantitativo, para reducir sus tenencias de JGB en aproximadamente un 8% a lo largo de dos años.
En los últimos años, el banco se ha mantenido extremadamente flexible, a pesar de que el IPC tiende a superar el objetivo del 2.0%.
En consecuencia, el mercado especuló con la posibilidad de que el Banco de Japón no endureciera su política monetaria por temor a una ralentización económica y a la carga de unos tipos más altos, lo que llevó al yen a alcanzar un nivel extremadamente bajo.
Creemos que el impacto de la subida de tipos es netamente positivo, ya que los hogares son prestamistas netos, mientras que el sector empresarial tendrá que tener en cuenta el coste del dinero en sus estrategias de negocio, lo que, en mi opinión, redundará en mejores decisiones empresariales y en una mejora de la rentabilidad.
Esto también es netamente positivo para el mercado de renta variable, ya que el mercado había estado utilizando una horquilla de 130 a 140 yenes por dólar para evaluar el valor de las empresas.
La mayor visibilidad de la política monetaria por parte del Banco de Japón debería estabilizar la divisa y mejorar la confianza de los inversores extranjeros.
Japón está sólo al principio de la normalización de los tipos de interés. La verdadera cuestión no es la próxima subida de tipos, sino cuál será la tasa terminal.