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El cometa del siglo

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Estos días es visible el cometa C/2023 A3 Tsuchinshan – Atlas, denominado, popularmente, ‘el cometa del siglo’, procedente de la nube de Oort (Öpik-Oort) (*), que lleva el nombre del neerlandés Jan Hendrik Oort, su descubridor en 1950, y que pasa a 70 millones de kilómetros de la Tierra, sin suponer ningún riesgo. Me parece evidente que todos consideremos nuestras vivencias, como únicas, especiales, y sobre esto va el presente escrito.

(*) situado a 7,5 billones de kilómetros, aproximadamente, a un año luz del Sol.

Todos sabemos y consideramos que somos únicos, ya que, genética y fenotípicamente, somos diferentes de nuestros congéneres. Nos consideramos especiales dentro de la comunidad de hombres idénticos, de homus videns, con una misma forma de pensar, de aprender, de comprender y de imaginar e imaginarse a uno mismo. Pero nuestras imágenes son personales, subjetivas, propias del homus icónicus y videns que, a partir de nosotros mismos, establecemos la esencia de nuestro mensaje, de nuestras metáforas comunicativas.

Por eso, valoramos nuestras experiencias como únicas.

Ciertamente, la ‘visita’ del mencionado cometa es única, no como la del cometa Halley (*) (1P/Halley), que es un cometa periódico que orbita alrededor del Sol cada 76 años de medias (su período orbital oscila entre 74 y 79 años), y es uno de los más conocidos y brillantes del cinturón de Kuiper. (En el año 1986, fuimos con nuestros hijos a Montjuïc, con una expedición organizada por el centro astronómico de Gracia, y pudimos verlo, ya que tenían los telescopios al efecto)

(*) descubierto el 466 a.C., pero bautizado con el nombre del astrónomo y matemático Edmond Halley (1656 -1742)

Personalmente tenemos esa sensación y necesidad de sentirnos únicos; y, socialmente, también sentimos esa necesidad específica a nivel comunitario, como vimos con nuestras vivencias del procés (2017).

Hoy hemos visto el documental Supernova, que retrata la tragedia del festival ‘We Will Dance Again’, a la que habían asistido más de 3.500 jóvenes, realizado por The Jerusalem, sobre la masacre del 7 de octubre del 2023, a las 06.30 h. a.m., ‘el Sabbat negro’; tragedia producida por Hamás, causando 1200 víctimas y 251 secuestrados.

Efectivamente, vivir hechos tan dolorosos, así como el súbito e imprevisto fallecimiento de personas cercanas, ineludiblemente son vivencias que marcan, que dejan huella; como, en menor medida, lo hacen todo tipo de vivencias menores.

Y todas esas vivencias conforman la personalidad de los sujetos que las han sufrido; y esas personas precisan un proceso de duelo, para superar su dolor, y no cronificarlo. E igualmente pasa a nivel colectivo, comunitario.

Por eso es preciso, también, tener la posibilidad de visualizar el futuro, de soñar despiertos, pero sin dejar de constatar quien somos y dónde estamos. Solo así podremos concretar nuestros objetivos: qué hacer, cuándo, cómo y dónde, para conseguir un objetivo atractivo, ilusionante y beneficioso.

‘Cuando un país, una organización, empresa, dedica más esfuerzo en la orientación y en apuntalar y retener modelos pasados, demostradamente negativos, en lugar de orientarlos hacia el futuro, va a peor, hacia su fin’ (Peter Ferdinand Drucker, 1909 – 2005).

Joan Manzano, en su artículo ‘¿Qué visión de futuro para Catalunya y sus habitantes?’ (Larepublica.cat., del 12 de octubre 2024) señala que ‘No hay países, organizaciones, ‘excelentes’. Hay países, partidos, organizaciones con dirigentes y personas excelentes’.

Y sabemos que las personas excelentes escasean, en todos los órdenes de nuestra vida, pero está claro que algunas, incluso las menos esperables, pueden tener las características adecuadas para ejercer el rol de liderazgo, en los momentos puntuales que sean requeridos. Y para ello, es preciso, obviamente, que estén en el lugar preciso en el momento necesario; si no se dan esas coincidencias, si no se da esa sinastría, (syn, más y astron, estrella; juntar más estrellas), no habrá nada que hacer.

En estos momentos, más cercanos al colapsismo, entendido de forma extensa (y, por lo tanto no reducido a la corriente ideológica del ecologismo), como en el que nos encontramos actualmente los independentistas catalanes, en el que nos sentimos derrotados por el unionismo españolista, no podemos permanecer anestesiados, a la espera de que aparezca de nuevo un líder motivador y movilizador.

El cometa Halley, como he señalado, tuvo su momento, y no volverá a visitar a nuestro planeta hasta el año 2062. Y el ‘momentum’ que vivimos en el 2017, no sabemos si tiene una órbita regular, con una periodicidad como el Halley, o si la órbita del independentismo es excesivamente mayor e irregular, como el C/2023 A23, que algunos afortunados podrán ver estos días.

Sea como sea, me parece evidente que no podemos esperar, como el que espera que le toque la lotería sin comprar boletos. Si queremos confiar en tener posibilidades de ser afortunados, debemos participar activamente.

Muchos confiamos en el president Carles Puigdemont, pero debemos ser realistas, y visto el pan que se cuece en el estado español, difícilmente podrá volver a Catalunya, y aquí, poder ejercer un papel de liderazgo ‘institucional’.

Pero, aún estando en el exilio, Puigdemont puede ejercer un papel primordial y fundamental, para lograr la unidad del mundo independentista.

Y para ello, debemos confiar, en primera instancia, que en el próximo congreso de ERC, fijado para el 30 de noviembre, no triunfen las candidaturas de Oriol Junqueras (Militància Decidim), ni la de Xavier Godàs (Nova Esquerra Nacional), también denominada ‘roviristas’, pues ambas estuvieron y están a favor del pacto e investidura del represor Salvador Illa; por eso a los ‘roviristas’ se les llama, también ‘junqueristas sin Junqueras’. Necesitamos que ganen las candidaturas de ‘Foc nou’ o el ‘Col.lectiu Primer d’Octubre’; o que entre las dos puedan sumar suficientes apoyos de los poco más de 8000 afiliados del partido.

Pero, claro, eso lo decidirá la militancia de ERC, y los demás no podemos incidir de forma directa. Si bien sería pertinente que, dentro de nue al cambio efectivo, pues quedarnos al margen, sin dar importancia al peligro de la continuidad del ‘más de lo mismo’, es casi tan suicida como quedarse en el sofá de casa, adormecidos con el ‘pan y circo’, o paralizados por el miedo invalidante, ya que está claro que el miedo conduce a la inacción.

En definitiva, tenemos una gran responsabilidad, y todo dependerá de nosotros.

PS: 12 de Octubre – Nada que celebrar.