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El complejo de falta de personalidad del estado español

Amadeo Palliser Cifuentes    amadeopalliser@gmail.com

Es importante reconocer las debilidades ajenas para, de ese modo, resituarnos debidamente y saber cómo actuar, y ahora, hemos podido reconfirmar, por enésima vez, mejor dicho, por ‘eÑésima’ vez, que en EspaÑa nada cambia, siempre ha actuado igual, de forma carpetovetónica, draconiana y pírrica, como escribí ayer.

Y esas características, propias de los hidalgos castellanos, que actúan como ‘nuevos ricos’, como ‘perpetuos prepotentes’, para mantener las apariencias, denota una falta de personalidad, ya que no hace prevalecer sus valores, si no que actúa de forma reactiva, servil ante los poderosos, y agresiva ante cualquier amenaza a sus pilares fundacionales: la unidad territorial y la monarquía, por corrupta que, presuntamente, sea esa familia.

Y esa actuación es debida a la especificidad española que hemos vuelto a ver en el resultado de las pasadas elecciones de la comunidad de Madrid, pues, como explica Jordi Muñoz en su artículo ‘Madrid, una capital de derechas que es una excepción en Europa’, del cual transcribo los siguientes párrafos:

‘Las grandes ciudades, en general, son más de izquierdas que el conjunto de sus países. Y no es por casualidad: es consecuencia de los procesos históricos de formación de las ciudades. Desde finales del siglo XIX, en la mayoría de países en industrialización, en las ciudades se empezó a concentrar la clase trabajadora industrial. Y, como consecuencia, las izquierdas se fueron haciendo, tanto en términos de movimientos sindicales como, después, de partidos socialistas, comunistas o laboristas. Con el paso del tiempo, incluso cuando la antigua industria desapareció de las ciudades, aquel origen industrial dejó una herencia casi universal de ciudades más progresistas que el resto de sus respectivos países.

(…)

Pero Madrid es una de las excepciones más destacadas. De hecho, si miramos los resultados de las últimas elecciones generales en los principales países de Europa Occidental, encontramos que sólo en España las derechas tienen más peso en la capital que en el conjunto del estado.

(…)

Esta excepción madrileña tiene mucha importancia. Porque más allá de su peso cuantitativo, lo que pasa en la capital de un estado tiene mucha capacidad de condicionar la política de todo el país. El valor cualitativo de la política madrileña es superior a su peso demográfico. En la capital se concentran las instituciones, el grueso de los funcionarios de la administración central, el poder mediático y buena parte del poder económico. Por eso, lo que pasa en Madrid tiene una proyección desproporcionada sobre el conjunto del estado. Una buena muestra la hemos tenido con la cobertura de estas elecciones autonómicas.

(…)

Posiblemente, el hecho que el desarrollo urbano de Madrid no haya respondido al patrón tradicional industrial, es uno de los factores más determinantes. La herencia de la clase trabajadora industrial es más débil, porque es una ciudad menos industrial que la mayoría de las capitales. Por el contrario, en su desarrollo histórico, los aparatos del estado han tenido un gran peso. El funcionariado y lo que se mueve en su alrededor es un grupo muy determinante en Madrid. Esto, combinado con el hecho que los aparatos del estado fueron controlados durante buena parte del siglo XX, ha contribuido, probablemente, a este desvío conservador de la capital.

También podemos pensar que en la transición hacia una economía postindustrial (muy exitosa, en el caso de Madrid) la concentración de trabajadores de sectores como el financiero o ejecutivos de grandes empresas ha contribuido a la conformación de unas clases medio-altas de carácter conservador.

(…)

Finalmente, más allá de los factores estructurales, hay elementos ideológicos. Y aquí juega un papel no menor el nacionalismo español, especialmente inflamado en la capital. Que en España haya, al menos, dos conflictos nacionales abiertos, en Catalunya y en el País Vasco, hace que el españolismo no haya sido un nacionalismo banal e invisible como el de la mayoría de países europeos; al contrario: se ha construido un nacionalismo español explícito, intenso y a menudo agresivo, que ha favorecido a la derecha’

(Ara, 6 de mayo del 2021)

Y esa especificidad española / madrileña se refleja, asimismo, en todo tipo de actuaciones del gobierno central, pues, incluso el autodenominado gobierno más progresista del mundo mundial, presidido por Pedro Sánchez, no tuvo (ni tiene) la suficiente personalidad ni vocación de izquierdas ni humanas, y el pasado 27 de abril, en la votación en el Parlamento Europeo, se alineó con el resto de dirigentes, para votar, conjuntamente, el PSOE, el PP y Ciudadanos, en contra de la suspensión o de la eliminación de las patentes de las vacunas contra el covid.

Votó en contra de los deseos de todos los organismos internacionales (OMS, Cruz Roja, Médicos sin fronteras, etc.). Pero, está claro, los intereses económicos, los contratos secretos firmados por la UE, siempre han estado por encima de los derechos y de la salud humana. Y así nos va. No podemos confiar ni en el reino de España ni tampoco en la UE, ese gran club de mercaderes.

Pero ahora, que el presidente de los EUA, presionado por una carta firmada por 170 personalidades mundiales, desde expresidentes a premios Nobel, artistas, deportistas, etc.; junto con otra firmada por más de 300 expertos en salud pública, liderados por catedráticos; además de la presión de la líder de la cámara de representantes, Nancy Pelosi, ha cambiado de opinión y ha dado soporte a la suspensión de las patentes de las vacunas, mientras dure la pandemia, ahora si, la UE dice que estudiará el tema, y, claro, el ‘amorfo’ Pedro Sánchez ha salido corriendo para afirmar que también está a favor de esa liberalización.

Hoy se reunirán en Porto, para discutir este tema, y mientras hay países a favor de la liberalización, por ejemplo, Francia, y otros en contra, como Alemania; España ha presentado una propuesta intermedia: que sean las propias industrias farmacéuticas las que libremente decidan qué parte de la producción se puede externalizar.

Ya se ve que esa posición intermedia, no deja de ser un engaño más, pues de adoptarse, las empresas seguirían teniendo la clave del proceso.

Y el argumento de que, liberalizando las patentes, las farmacéuticas no tendrán los estímulos para seguir investigando, y así no se dispondrá de vacunas ante las variantes del covid. Esto, después de haber recibido ingentes cantidades de aportaciones públicas, y de haber acumulado importantes beneficios este año, sería inmoral.

Así son las convicciones de ‘nuestro gran estadista’ Pedro Sánchez. De vergüenza, de pena.

Y claro, ahora, atemorizado por los resultados fracasados de su ‘gran gestión’ iniciada con su asesor Iván Redondo, pues se creyeron el cuento de la lechera de Esopo (siglo VII a. C.), se imaginaron que, empezando una serie de mociones de confianza en Cuenca, acabarían arrinconando al PP. Pero, no contemplaron la posibilidad, real, de que su cántaro podía romperse, como pasó y, de ese modo, el PSOE ha perdido hasta los zapatos; la dignidad no, pues ya no le quedaba, ya que todo lo habían planeado para acabar pactando con Ciudadanos, marginando a Unidas Podemos.

Ese es el valor de la palabra y de los pactos que se pueden tener con Pedro Sánchez.

Por eso, ¿qué podemos esperar ahora los independentistas catalanes?, ¿alguien puede confiar que ahora, al estar más debilitado, actúe como un estadista y se preste a dialogar y negociar?

ERC cree que sí, que esa debilidad hará que Pedro Sánchez vuelva a apoyarse en los partidos que le votaron su investidura, entre ellos los nacionalistas. Pero yo más bien creo lo contrario, que hará otro salto de filibustero saltimbanqui, y practicará una política más de derechas, para intentar ‘acoger’ al voto centrista absorbido ahora por el PP.

Así que no hay nada nuevo bajo el sol, todo, todo, está bajo un mando ideológico conservador, que se puede ver, incluso, en el museo de la ‘Casa de la Historia Europea’, un proyecto del Parlamento Europeo, en el parque Leopoldo, en Bruselas; museo inaugurado el 6 de mayo del 2017.

Yo desconocía hasta la existencia de ese museo, pero un compañero del corte de la avenida Meridiana (un señor de 85 años, autodidacta, que por la guerra INcivil no pudo ir al colegio, pero que, con una tremenda voluntad de aprender y con una notable sensibilidad social, es un entrañable referente comunista) me dio una fotocopia de un artículo de Jean-Baptiste Malet, en el que efectúa comentarios muy interesantes, por lo que reproduzco algunos fragmentos:

Audio: ‘Durante la Revolución francesa de 1789, simples ciudadanos derrocan la monarquía absoluta que los dominaba desde hacía siglos. Sus nobles ideales de libertad, igualdad y fraternidad pronto son manchados por el Terror, un período de violenta represión, ejecuciones en masa y purgas políticas. La guillotina es adoptada por el Estado revolucionario francés para reprimir a sus enemigos’, continúa el narrador invisible en la audioguía, mientras resuena en nuestros oídos el frío y cortante ruido de una cuchilla. ‘El razonamiento -de que objetivos idealistas pueden justificar medios brutales- ha sido utilizado varias veces a lo largo de la historia europea. En particular, por el Estado policial de la Unión Soviética bajo Iósef Stalin y por el régimen nazi en Alemania’. Esta primera analogía será el hilo conductor de la visita.

Las salas dedicadas al siglo XIX ignoran a pacifistas europeístas como Víctor Hugo y Bertha von Suttner, la primera mujer en recibir el Premio Nobel de la Paz, en 1905. En cambio, descubrimos que el marxismo es una ‘reacción apasionada’ a la Revolución industrial, un episodio durante el cual ‘las condiciones de vida y trabajo (de los obreros) a menudo son espantosas’. Pero, añade la voz, ‘a finales del siglo XIX, su situación mejora con la obtención paulatina del derecho a voto’.

No hay que buscar aquí la más mínima mención positiva de la lucha del movimiento obrero: tal cosa no existe. De hecho, subraya la audioguía, ‘las clases trabajadoras nunca constituyeron un conjunto homogéneo. Los miembros de la clase obrera no compartían las mismas características, que variaban en función del país o del sector de actividad’. En cambio, los burgueses ‘impulsan cambios económicos y políticos (…) y desempeñan un papel importante en el establecimiento de las democracias modernas’.

(…)

La guerra civil española es presentada como un enfrentamiento durante el cual ‘la brutalidad alcanza nuevas cotas en ambos bandos’. Y así, sucesivamente.

(…)

En Bruselas, las salas de la Casa de la Historia Europea dedicadas a la Segunda Guerra Mundial parecen escenificar la resolución ‘sobre la importancia de la memoria europea para el futuro de Europa’ (…) sitúa en pie de igualdad ‘los regímenes comunista y nazi’. Discursos de Adolf Hitler y de Stalin, quema de libros y destrucción de iglesias, desfiles militares …Pantallas gigantes colocadas una junto a otra, proyectan películas de archivo alemanas y soviéticas en las que la hoz y el martillo aparecen al mismo tiempo que la cruz gamada, dando al visitante una impresión de simetría. Ninguna mención, en cambio, de los acuerdos firmados en Múnich en setiembre de 1938, por los que Francia y Reino Unido autorizan a Hitler a invadir a Checoslovaquia: el museo sitúa el principio de la guerra en el tratado de no agresión de agosto de 1939 entre Alemania y la Unión Soviética. Asimismo, la batalla de Stalingrado, un importante punto de inflexión en el conflicto ha desaparecido de la foto, al igual que los movimientos de resistencia comunista.

En cuanto a os campos de exterminio nazis, el comentario dice de corrido: ‘La mayoría de las víctimas judías son exterminadas tan pronto como llegan a los campos. Bajo el régimen de ocupación soviética, el régimen del gulag aísla y hace desaparecer a gente, a menudo al azar, porque se supone que impiden la construcción del comunismo’.

En las plantas superiores, cambio de ambiente. Salas luminosas y coloridas cantan el relato europeo: reconstrucción de Europa, nacimiento de los Estados de bienestar, Tratados de Roma y del Elíseo, primera ampliación…

(…)

Pero la ausencia de toda crítica frente a las políticas llevadas a cabo en el Oeste pone de manifiesto la debilidad constitutiva de este museo.

(…)

Finalmente llega 1989, año jubilar. A partir de ahí (…) la historia de Europa se desarrolla sin contratiempos, plana, consensual, rica en progreso económico. ¿La competencia desenfrenada entre trabajadores, las deslocalizaciones hacia el Este, la migración de millones de asalariados de bajo coste hacia el Oeste? Al hoyo. El comunismo ha perdido, el capitalismo ha ganado, la UE recibe el Premio Nobel de la Paz en 2012: fin de la historia en el sexto piso’

(Monde Diplomatique, mayo 2021)

El articulista, Jean-Baptiste Malet, señala, asimismo, que este museo costó 55,4 millones de euros a los contribuyentes europeos (…) La húngara Mária Schmidt, la única historiadora que participó en todas las fases de la concepción del museo, desde la redacción de las Directrices hasta la inauguración, todavía forma parte de su comité científico; autora de libros en honor de Ronald Reagan y George H. W. Bush, se sitúa en la posición 42 en el listado de mayores fortunas de Hungría, según la revista Forbes.

Obviamente, conociendo todo esto, la verdad es que la visita a ese museo no es nada atractiva; ya que no deja de ser pura propaganda capitalista, que es el marco ideológico en el que los mercaderes / dirigentes europeos se encuentran cómodos.

Y esa visión acrítica, unidireccional e interesada, no deja de ser amoral, ya que su simplificación censora y depuradora, no explica nada, hace un tótum revolútum para mayor gloria presentista de la UE.

Es evidente que, con parlamentarios europeos así, con dirigentes de estados como los actuales, no podía salir nada correcto. Y con estos mimbres ¿qué cesto podemos esperar?, sino es más de lo mismo, la perpetuación de la actual mediocridad interesada, defensora de su poltrona y de sus privilegios, así como los de sus propios partidos. Nada más.

Por eso, nuestros parlamentarios españoles están plenamente identificados, pues están habituados a vivir en ese tipo de charcos.

Y de esa vergonzosa institución, ¿podemos esperar justicia?, ¿leyes justas?, ¿interpretaciones objetivas?

Ante todo esto, los independentistas catalanes debemos desconfiar y salir corriendo o, en caso contrario, seguir a Isabel Díaz Ayuso, presidenta reelegida en la comunidad de Madrid, y beber todas las cervezas posibles, para olvidar las penas.