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El culto privado al niño dios huachicolero, expresión de representaciones sociales

*En la sesión del seminario Santos, devociones e identidades, realizada en El Colegio de México, se presentaron tres trabajos de investigación histórica y social

Como una manifestación de las representaciones sociales de algunos sectores de la sociedad, en la zona poblana donde se da el fenómeno conocido como huachicoleo o robo de combustible, el culto del Niño Dios concentrado tradicionalmente en las imágenes del Niño de Huehuetlán, con su fiesta del 2 de febrero, y el Niño Doctor ha derivado en prácticas privadas de culto a un Niño huachicolero, en cuya vestimenta se incluyen una manguera y un bidón.

            Durante la sesión del seminario Santos, devociones e identidades que organizan El Colegio Mexiquense y la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Estado de México (uaemex), realizada en El Colegio de México, Leticia Villalobos Sampayo, profesora-investigadora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, presentó su trabajo «El culto tradicional al Niño Dios y el nuevo del huachicol en Puebla», con información desde la perspectiva antropológica sobre esta expresión de la religiosidad popular que se está dando, hasta ahora de manera privada, en el llamado triángulo rojo, pero que es representativa de lo que algunos pobladores asumen respecto del huachicoleo.

En la sesión se contó con la participación de la presidenta de El Colegio de México, Silvia Giorguli, quien dio un mensaje de bienvenida; de la destacada historiadora Pilar Gonzalbo Aizpuru, investigadora emérita del Sistema Nacional de Investigadores y profesora-investigadora de la institución anfitriona, y de Xavier Noguez, investigador de El Colegio Mexiquense, quienes comentaron dos de los trabajos presentados, así como de los coordinadores del seminario, los historiadores María Teresa Jarquín Ortega y Gerardo González Reyes.

Este último presentó, en su calidad de profesor investigador de la Facultad de Humanidades de la uaemex, el trabajo «Obedecer la gobernación y venerar a los santos. Caciques y santos patronos en la retórica discursiva de los Títulos Primordiales del Centro de México», en el que explicó la relación entre el nombre indígena dado en tiempos prehispánicos por la función o característica del lugar, y el católico, impuesto durante la evangelización, que denotaba una devoción, por ejemplo, en el caso de Miguel Bartolomé, cacique de Capulhuac, quien influyó en la devoción al santo patrono San Bartolomé, de lo cual hay noticia precisamente por el Título Primordial de San Bartolomé Capulhuac.

El historiador Xavier Noguez, investigador de El Colegio Mexiquense, A. C., y delegado de la Academia Mexicana de la Historia en el Estado de México, reconoció las aportaciones de González Reyes, y dijo que lamentablemente son contados los casos en que se cuenta con una relación de los nombres de las demarcaciones, y se refirió en particular a la falta de glifos toponímicos para la Ciudad de México que respalden su nombre, ya que si este se correspondiera con la imagen de su escudo, la ciudad se llamaría Nopaltitlán.

Karen Mejía Torres expuso el trabajo «Religiosidad toluqueña en el siglo xviii: feligresía y corporaciones en la configuración devocional de un régimen», en el cual dijo que las agrupaciones religiosas cuyos miembros residían en la Ciudad de México pero contaban con casas de descanso en Toluca, impulsaron el reconocimiento de esta como ciudad.

Los comentarios para esta investigación fueron realizados por la doctora Pilar Gonzalbo Aizpuru, quien destacó el proceso de secularización que se dio desde el siglo xviii, el cual fue visto por los conservadores de la época como un proceso externo, pese a que tuvo raíces locales en los casos concretos de Toluca y otros.

La última sesión del año del seminario será el 28 de noviembre, a partir de las diez de la mañana, en la Facultad de Antropología de la uaemex, en Toluca.