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amadeopalliser@gmail.com
Los escapistas, entre otras acepciones, son los que prefieren no enfrentarse a situaciones que puedan general confrontación o tensión; y para ello, su falsa armonía y pacifismo, en realidad, reflejan miedo al conflicto, por lo que evitan la solución de los problemas. A continuación, traslado algunas reflexiones al respecto.
Todos nos movemos por la voluntad de placer y de poder, que se opone a la autotrascendencia, es decir, que generalmente priorizamos la consecución del placer y poder como un objetivo la propia consecución, no por el fin en sí mismo (voluntad de sentido), como promueve la logoterapia (terapia en base al sentido), por eso, tras alcanzar el objetivo, se suele tender a sentir un vacío, que no llena el fin en sí.
El filósofo Martín Heidegger (1889 – 1976), entre otros aspectos, estudió la autenticidad (elegirse a sí mismos y nuestro proyecto como guía y compromiso genuinos) y la inautenticidad (perder nuestro propio ser, por ser víctima de la opinión de los demás)
Efectivamente, nuestro temperamento / carácter (personalidad), son fundamentales, como también lo son el ambiente, las circunstancias; y el resultado de las acciones pueden tender a la actividad: cooperación o, a la pasividad: evitación pasividad de los problemas. Y es obvio que, en cada momento, la actividad y/o pasividad, pueden ser adaptativas / inadaptativas, correctas / incorrectas, en función de los motivos.
En síntesis, que, como personas, no somos individuos (del latín ‘individüus’, indivisible), no somos unidades pétreas frente a la diversidad externa. Pero somos singulares, individuales en nuestra identidad, contrapuesta al ‘individuum vagum’, es decir, a cualquier hombre, si bien el ‘uno’ singular e individual está en íntima relación y dependencia con lo múltiple.
Y volviendo a la mencionada logoterapia, es preciso señalar que se basa en tres pilares: la libertad de voluntad, la voluntad de sentido y sentido de la vida. Y va íntimamente unida a la noética (del griego ‘noew’, sustantivo ‘nous’, que significa ver discerniendo, es decir, pensar), basado en la mente intuitiva y al conocimiento interior, en definitiva: conciencia en la búsqueda del sentido interior (noodinamia)
En base a cuanto he expuesto, y viendo el escapismo de Pedro Sánchez y de su monaguillo Salvador Illa para cumplir los compromisos adquiridos, por ejemplo, el financiamiento singular de Catalunya, vemos que, psicológicamente (Ernesto Spinelli), ambos presentan las características predominantes del rasgo de los que evitan los conflictos: negar que hay un problema; temer o evitar expresarse; reprimir los sentimientos, para luego, explotar o volverse pasivo – agresivo; hacer bromas durante los enfrentamientos; cambiar de tema cuando surge el conflicto; esforzarse por ser visto como el simpático; evitar estar en desacuerdo con los demás, incluso cuando se está en desacuerdo interiormente’.
Por eso, Sánchez / Illa, recuerdan a los ilusionistas escapistas, que, mediante trucos varios, se liberan de las cadenas y salen de cajas teóricamente herméticas. Si bien, el mencionado dúo, lo que hacen es huir mentalmente de la realidad.
Y de ese modo, nos demuestran su incapacidad para el diálogo, el debate y la resolución de problemas y perpetúan su actividad mediante las siguientes estrategias (Susana Zaro Díaz (consultagoya.com)), similares a las mencionadas por Spinelli: tender a evitar situaciones conflictivas o incómodas; no expresar abiertamente sus opiniones o necesidades; tender a ceder a las demandas o necesidades de los demás para evitar conflictos; se sienten incómodos o ansiosos en situaciones conflictivas; se sienten inseguras acerca de su capacidad para manejar situaciones conflictivas; tienen dificultad para establecer límites y hacer valer sus necesidades y deseos; sucumbir al miedo y así evitar el conflicto.
Pero es evidente que instalarse en la inmovilidad ante las injusticias, no es sano ni ético ni moral. Mantener el estatus quo para no solucionar un problema, es pura cobardía, o, peor todavía, falta de voluntad, y:
‘La persona con miedo a los conflictos es aquella que va llenando el globo de sus rabias y frustraciones poco a poco y en silencio. Lo hace al engullir lo que duele, lo hace al ceder y dejar pasar esto, lo otro y lo de más allá. Hasta que al final es tarde: ese globo acaba estallando en las propias manos
(…)
Son personas faltas de una auténtica inteligencia emocional; temen perder el vínculo o la relación con los demás; se preocupan en exceso por su imagen social; etc.
(…)
Estamos obligados a saber consensuar, a dialogar, a resolver problemas, a negociar y satisfacer las también propias necesidades, la propia integridad’.
(www.lamenteesmaravillosa.com)
Pero volviendo al tema de la infrafinanciación de Catalunya, la financiación singular pactada para obtener las investiduras de Sánchez e Illa, me parece claro que no tienen la voluntad ni la valentía de solucionar el problema; es más, no acaban de reconocer el problema, ya que, para ellos, con su visión estatal (colonizadora), Catalunya es una mera región más, e, históricamente (desde 1714 y también desde 1939), una región rebelde, vencida por las armas, por lo que hay que tenerla sometida y castigada.
Por eso pactan y acuerdan lo necesario para conseguir sus propios objetivos, pero después, superan al escapista Harry Houdini (Erik Weisz,1874 – 1926), y se ‘olvidan’ de lo pactado, o descafeínan y desnaturalizan el acuerdo, generalizándolo, y así, van pasando los meses y años, hasta que lleguen nuevas elecciones, y esos pactos mueran por inanición.
Y personajes como Salvador Illa que, con la excusa de no confrontar, ayer, incluso su partido se abstuvo de votar en el Parlament, la declaración de petición de dimisión y/o reprobación de Carlos Mazón, president de la comunidad valenciana (por su pésima gestión de la DANA, gota fría), argumentando que es un problema interno de esa comunidad, me parece penoso; y más todavía, una muestra de su propia inutilidad personal, ya que, por error, Salvador Illa votó a favor de reprobar a Mazón.
El PP y Vox, claro, votaron en contra de esa declaración contraria a Mazón. Y, en un tema tan concreto, abstenerse, para evitar la mencionada resolución (que venció por 68 votos, de los 135), no deja de ser alinearse con la derecha extrema y extrema derecha, así que es una muestra más de sus farisaicos comentarios críticos, cuando Junts votó en línea con esos partidos mencionados, si bien, por objetivos diferentes.
Un ejemplo al respecto, lo tuvimos en el referéndum del Estatut de Catalunya del 2006, pues ERC votó en contra, como el PP, pero, claro, los motivos, debidamente clarificados y justificados, eran diametralmente opuestos (unos por considerar el Estatut con escasa ambición, otros para impedirlo), pero, matemáticamente, las opciones eran Si / No / voto en blanco y abstención.
Todos hemos visto que en todos los parlamentos del mundo ‘democrático’ se efectúan declaraciones a favor o en contra de Israel / Palestina; Rusia / Ucrania; Ruanda / R.D. Congo; etc.; sabiendo que esas manifestaciones son políticas y simbólicas, sin un resultado efectivo, como, desgraciadamente, son las declaraciones del Parlament manifestando que Catalunya es un país con derecho a la independencia (y, aún así, el tribunal constitucional las rechaza)
Y cuando ni se aceptan ese tipo de declaraciones que no son performativas, ya que no tienen la capacidad legal de convertirse en realidad, es una demostración de la falta de voluntad y valentía mencionadas, es decir, una interesada acción de ir pasando los días sin molestar a nadie, aunque eso comporte poner la cabeza debajo del ala, como los avestruces; y ya expliqué esa actitud no es adaptativa.
Y una falta de respeto a la ciudadanía valenciana, que este fin de semana se volverá a manifestar en contra de Mazón, un presidente acorazado y blindado legalmente si bien, alegalmente persistente. Como Pedro Sánchez, argumentando que la moción de confianza, legalmente es una prerrogativa suya, obviando la voluntad de sus socios de investidura.
En definitiva, que, con este tipo de personajes, apalancados en sus poltronas, y obcecados en su ‘mientras tanto’, nunca conseguiremos nada. Y parece mentira que ERC invistiera a Salvador Illa, un error político que, por más siglos que pasen, nunca podrán expiar.
Por todo eso, y por más que esos personajes intenten evitar los conflictos, los independentistas debemos buscar la confrontación, hacerles la vida difícil o, mejor dicho, imposible, si no cumplen con lo acordado.