El reino español siempre ha querido aparentar ser una democracia plena, pero sabemos que no es así, pues tenemos múltiples ejemplos; sin ir más lejos, ayer vimos al represor Salvador Illa, prescindió de la senyera, la bandera catalana y, por lo tanto, incumpliendo SU constitución, que tanto dicen defender, como explico en este escrito.
El artículo 4.2 de SU constitución de 1978, dice, expresamente que:
‘Los Estatutos podrán reconocer banderas y enseñas propias de las Comunidades Autónomas. Estas se utilizarán junto a la bandera de España en sus edificios públicos y en sus actos oficiales’.
Pues bien, el represor españolista Salvador Illa, en su intervención en el 9è Fórum Regional de la Unió pel Mediterrani (UpM), conferencia de la sociedad civil euromediterránea, prescindió de la senyera, únicamente había SU bandera, la española (la franquista), y la de la UE, y, entre ellas, un gran vacío que debía haber ocupado la senyera, el símbolo de la institución que el president representa y del país que acogía este encuentro. Pero, claro, los colonizadores ni se molestan en disimular.
Y encima, el susodicho represor, tuvo la cara y la insensibilidad de decir que ‘Catalunya quiere volver a estar a la altura de su europeísmo abierto, con sus raíces y liderazgo mediterráneo (…) y para ello la Generalitat reestablece plenamente las relaciones con la UpM (…) Catalunya quiere ofrecer vías de paz’
Es un hecho políticamente inadmisible y un incumplimiento de SU constitución, por lo que debería dar explicaciones (que no las dará, ya que no tiene argumentos); pues ésta es SU normalidad, SU forma de gobernar para todos (todos los unionistas, está claro) Y encima, ese nefasto personaje, quiere ofrecer vías de paz para Oriente Medio, por lo que me parecen muy apropiados los refranes ‘dime de qué presumes y te diré de qué careces’, ‘quien de mucho presume, de mucho carece’.
Si en gobiernos anteriores hubiese faltado la bandera española, todos los partidos unionistas, fiscales, el poder judicial, el policial, el militar, el mediático, etc., todos, hubieran cursado denuncias, querellas y hubiera sido motivo de un gran escarnio. Pero, claro, ahora, ni la fiscalía actuará de oficio.
Y ese simple ejemplo nos confirma, nuevamente, que la democracia española es pura filfa, es un mero espejismo, una ilusión de sus creadores, de sus poderes. Y ese espejismo, esa ilusión óptica, nunca se había evidenciado de forma tan clara como lo hizo ayer el represor Illa, que, en sus alucinaciones patológicas, sólo ve la patria española.
Hay diferentes tipos de espejismos ópticos, entre ellos el denominado ‘Fata Morgana’, que es un espejismo superior muy complejo, propio de las frías regiones polares y también en las áreas desérticas, que aparece con alternancias de áreas comprimidas y estiradas, imágenes erectas e imágenes invertidas, debido a la fuerte inversión de las temperaturas que hace que las curvaturas de los rayos de luz dentro de la inversión, sean más fuertes que la curvatura de la Tierra.
Es interesante el siguiente caso, pues es un ejemplo documentado:
‘En su libro Pursuit: The Chase and Sinking of the ‘Bismarck’, Ludovic Kennedy describió un incidente que supuestamente tuvo lugar debajo del Estrecho de Dinamarca durante 1941, luego del hundimiento del Hood. El Bismarck, perseguido por los cruceros británicos Norfolk y Suffolk, desapareció de la vista en una niebla marina. En cuestión de segundos, el barco reapareció navegando hacia los barcos británicos a gran velocidad. Alarmados, los cruceros se separaron, anticipando un ataque inminente, y los observadores de ambos barcos observaron con asombro cómo el acorazado alemán revoloteaba, se volvía indistinto y se desvanecía. La vigilancia por radar durante estos eventos indicó que el Bismarck, de hecho, no había realizado cambios de rumbo’.
(Wikipedia)
Pues bien, me parece claro que, tanto acompañamiento, haciendo de bufón del rey, incluso en el desfile militar, en un helicóptero y en una fragata de la marina, al bufón Illa se le ha subido la temperatura españolista. Y, como ya comenté hace unos días: ‘que pena verlo satisfecho en ese papel de vasallo, mejor dicho, de bufón, como el enano Nicolasito Pertusato (1635 – 1710) de las Meninas (obra pintada en 1656, por Diego Rodríguez de Silva Velázquez, 1599 – 1660)’
Pero el represor Illa no ha engañado a nadie; y así, tenemos a Nicolasito Pertusato como president de la Generalitat, por obra y desgracia de ERC, y eso tampoco nadie debe olvidarlo ni perdonarlo nunca.
Así, el unionista y represor Salvador Illa, quiere despistar, jugando al mencionado efecto ‘Fata Morgana’, primero, introduciendo la bandera española en su despacho, después en sus discursos, y ahora, por arte de birlibirloque, haciendo de mago, con las bolitas, nos muestra la española y zas, nos quita la catalana. Está claro que es un alumno aventajado del gran tahúr Pedro Sánchez. Pero, todo está orquestado y bien diseñado, para ir españolizando las instituciones catalanas.
Y no olvidemos que el arte de birlibirloque proviene del término birlar (robar, hurtar, estafar, por sorpresa, con destreza y maestría) y ‘birloque’ (ladrón). Pero Illa no es maestro de nada, es un mero colonizador que su única ‘habilidad’ es la fuerza bruta de la metrópoli española.
Y en ese corrupto y opresor estado colonial español, entre sus ‘peculiaridades’ está la de ser conformado y sustentado mediante un matrimonio morganático (siguiendo, de ese modo con la mencionada cita del espejismo), pues mediante el matrimonio del PP y el PSOE, base de la transición / traición, consolidaron la unión sacramental entre dos partidos de rango teóricamente desigual: el franquista PP y el asimilado plebeyo PSOE.
Todos sabemos que la hada Morgana (Morgan le Fay) ‘fue’ un personaje de la mitología celta, personificación del mal, del odio y de la venganza, de la tentación y de la pasión.
Y el 1 de octubre del 2017, cuando queríamos votar y votamos, vimos que ese mal se personificó en la fuerza bruta policial, judicial, financiera y mediática, pues sufrimos su odio, su pasión y su venganza, alentada por el ‘a por ellos’ del nefasto Felipe VI (emulando a su antecesor Felipe V), que se expresó en el ‘que nos dejen actuar’ vociferado por esos teóricos guardianes de la ciudadanía, española, claro.
En la leyenda, Morgana, antagonista del rey Arturo, de Ginebra y de Merlín; y fue este mago el que acabó con Morgana, gracias a la espada Excálibur.
Ahora, los independentistas catalanes, seguimos teniendo a nuestro Arturo (Carles Puigdemont) pero nos falta un sabio que diseñe el camino hacia la República Catalana. Pero sabemos que esa salida, es única, y pasa por la DUI (declaración unilateral de independencia), esa es nuestra Excálibur. El president Puigdemont, en la clausura del congreso de Junts, ayer, recordó que la DUI sólo está aparcada, por si fallan las negociaciones.
Pero muchos creemos que eso es soñar con quimeras, pues el morganático estado español, nunca dialogará sobre nuestro futuro; un futuro que de cada vez está más encadenado por las ‘gestas’ del mencionado bufón Illa.
Y sabemos que esperar que venga la ninfa ‘Dama del Lago’ y nos entregue Excálibur, es no querer afrontar, aquí y ahora, el problema que tenemos.
Los españolistas, entre ellos el represor Salvador Illa, inspirados por el maligno ‘juez’ Manuel Marchena, pensaban que ‘muerto el perro, muerta la rabia’, es decir, que una vez aplicada toda la represión del estado, moriría el independentismo, y que la espada (la DUI) sería lanzada de nuevo al estanque, para que una mano mágica la acogiera de nuevo en su profundo y frío seno.
Pero no es así, pues, por más paradojas que nos imponga el estado español, entre ellas, la de tener como president de la Generalitat a un ‘salvador’ que ‘salve’ a su España, reprimiendo a los independentistas y a todos nuestros símbolos; muchos seguimos manteniendo vivas nuestras ilusiones, nuestros sueños, y nunca olvidaremos ni perdonaremos a todos los que nos impusieron el 155 de forma abusiva y anticonstitucional, es decir: el matrimonio morganático del PP y del PSOE, y su actual vasallo, ERC.
Y entre el grupo represor ‘socialista’, uno de los adalides fue (y sigue siendo), nada más y nada menos, que su Salvador, el bufón Nicolasito, que incluso había dicho que él hubiera aplicado ese castigo mucho antes, mostrando, de ese modo, la idea que tiene de la Generalitat, de nuestros símbolos, de nuestro País y de la sensibilidad de, como mínimo, 2 millones de catalanes que votamos por la independencia. Por eso no nos extraña ni nos ha engañado, introduciendo la bandera franquista (otra de las imposiciones de la transición / traición) y quitando la catalana.
No sé qué más podemos esperar, para movilizarnos, tomar las calles, hacerlas nuestras, y manifestar, de forma contundente y pacífica, que no aceptamos más ese vasallaje, que realmente seguimos bien vivos y coleando.