El reino de los Borbones, continuista del franquismo con apenas disimulo, se sustenta en el mantenimiento de la monarquía, por encima de todo y, en segundo lugar, la unidad del reino, su ‘negocio familiar’. A tal fin, la estructura del estado se ha configurado para mayor gloria de los borbones y garantizar su ‘tinglado’, del que son beneficiarios, como buenos vasallos e hidalgos.
Sabemos que la pertenencia a la UE les exige un maquillaje más sofisticado, pero, en realidad, hasta cierto punto, ya que el orgullo de mostrarse tal como son, les supera. Y, de todos modos, el club de ‘mercaderes’, que es en realidad la UE, tampoco es excesivamente rigurosa, y acepta y deja hacer a sus miembros lo que mejor les convenga, lo hemos visto con el maltrato y desprecio a los inmigrantes de Siria, de los sub-saharauis, etc., el pasotismo ante la actuación de la policía patriótica española el día 1 de octubre del 2017 contra los votantes catalanes, y la persecución desde ese momento, etc.
Por eso, yo me apunto a la idea de Groucho Marx (1890-1977): ‘Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo’, es decir, como España.
Desde el primer momento, el estado quiso imputar a los líderes independentistas el delito de rebelión que, en realidad, corresponde a un alzamiento armado. Pero, su propio sentido del ridículo les hizo bajar un escalón, y dejarlo en sedición, un delito que no es homologable en los códigos penales de la UE, por eso no prosperaron las sucesivas órdenes de extradición. Y todos sabemos que no corresponde ni ese delito, ya que no fue un ‘pronunciamiento tumultuario’, fue una manifestación pacífica; y el referéndum, aún hoy día sigue siendo legal (J. L. Rodríguez Zapatero, los despenalizó)
Y, consecuentemente, quedó en evidencia que el estado español debería actualizar su código penal, para alinear el delito de sedición, al concepto y sentido generalizado en la UE.
Pero, como todo jugador tramposo, Pedro Sánchez convirtió esa ‘necesidad de adaptación’ en un comodín para ‘ceder’ a los partidos y conseguir el apoyo a su candidatura a jefe de gobierno; y, una vez conseguida la poltrona, utilizó ese mismo comodín durante los primeros tiempos, y la primera sesión de la mal llamada mesa de diálogo. Y, ahora, desde hace unos meses, nos dice que él querría actualizar el citado delito de sedición, pero que no ve la mayoría precisa en el congreso; cuando ni lo ha discutido, pues se daría cuenta de que sí que tiene margen para actualizarlo. Pero, realmente, no quiere, no le interesa, pues va en contra de su ADN, y máxime, vistos los negros sondeos electorales del PSOE, considerando que el año próximo habrá elecciones municipales y generales.
Con estos precedentes, ahora, tras el dictamen del comité de derechos humanos de la ONU, reconociendo que el estado español violó los derechos de nuestros líderes independentistas; y que en ese dictamen se insta al estado para que adopte las medidas precisas para que no vuelva a suceder, y le fija un plazo de seis meses para que informe de las medidas adoptadas al respecto, teóricamente, se ve ‘obligado’ a mover ficha, pues tiene la pelota en su tejado.
Es preciso destacar, asimismo, que ese comité de la ONU, como otras entidades internacionales en su momento, ha negado la violencia de los manifestantes, por lo que la suspensión de los líderes fue arbitraria y tomada de forma parcial; pues debería haberse esperado a la sentencia.
Y claro, ante ese dictamen, que a nivel internacional ha tenido un considerable eco, en los medios españoles, subvencionados y paniaguados, prácticamente ha sido eclipsado el dictamen. Mientras que la ministra de transporte, Raquel Sánchez, señaló que ‘el ejecutivo entiende que las resoluciones judiciales se ajustan a la ley (…) pero que está dispuesto a mejorar la legislación para que sea equiparable a los estándares de las legislaciones más avanzadas’, si bien sin concretar ni los plazos, ni la forma.
Y la vicepresidenta segunda del gobierno, Yolanda Díaz, de Unidas Podemos, recordó que ‘el ejecutivo ha tomado el camino correcto, al apostar por el diálogo y desterrar la actitud de confrontación que ejerció el PP, pues el reencuentro y el diálogo son las únicas alternativas que existen’. Qué vergüenza y desfachatez, para seguir en su poltrona.
Esta claro el doble juego:
- el estado sabía (es impensable que no lo supiera) que sus resoluciones y sentencias, serían contestadas en todas las instancias de justicia imparciales; pero tanto les dio y les da, ya que, en el mejor de los casos, ya habrían pasado unos años, que los líderes imputados ya habrían ‘purgado’ y, siempre cabrán recursos, que pagará el estado, como hará al final, si se impone alguna sanción. Y, mientras tanto, entre los jueces, se felicitarán, condecorarán y ascenderán.
- y respecto a Pedro Sánchez, pasará como en el caso del delito de sedición, que ahora dice que sí, que harán la adaptación precisa, pero ese compromiso quedará en el cajón del olvido, y también se pasará por alto el plazo de seis meses fijado por la comisión de la ONU, pues en ese momento estará en plena campaña electoral, y no querrá arriesgarse.
Ese es el nivel ético, moral y cívico de Pedro Sánchez. Un político mentiroso, que nos ha engañado muchas veces, y que, todavía hoy día, incomprensiblemente, hay masoquistas que quieren seguir creyendo, pues ya les va bien.
Tenemos claro, y nunca olvidaremos, que el PSOE, dio su total apoyo al PP, a Ciudadanos y a Vox, para la aplicación del artículo 155 de la constitución, y destituir a nuestro gobierno y también a la presidenta del Parlament, y a los líderes sociales. Y tenemos claro que el PSOE siempre apuntala al estado, junto con el PP, pues ambos se autoconsideran los padres del inmutable régimen de 1978.
Por eso, por muchas críticas que vengan de estamentos internacionales, el PSOE y el PP nunca se replantearán los cimientos del estado, nunca revisarán ni tomarán medidas para que jueces prevaricadores sigan en sus importantes puestos.
En el reino de España, como vemos, se está en contra del ‘panta rei’ (todo fluye), ya que aquí, lo único que fluye son las influencias y los negocios públicos. Del grupo del IBEX35, ya no nos extraña nada, pero aquí también deberíamos ser transparentes, ya que hay situaciones, como los negocios de Roger Junqueras (Ferrovial, el 061, Pedalem, etc.), que no quiero negar que hayan sido adjudicados todos legalmente, pues no tengo información, pero que, por ser quien es, requieren una transparencia y claridad informativa, que no se da.
Y, si en un momento determinado el reino español se viera obligado a hacer una mínima limpieza interna, se limitaría a un mero repintado, guardando toda la basura debajo de las alfombras, si bien dudo que tengan tantas. Y si hicieran alguna modificación del código penal o de cualquier otro documento legal, pasaría como en el siguiente cuento sufí:
‘Los dos banquetes
El califa de Bagdad tenía dos visires y ambos eran fantásticos en su trabajo. Elegantes, con un gusto exquisito y de buen trato, que no conseguía averiguar cuál de ellos era el mejor.
Un día, los cortesanos pidieron al califa que les pusiera a prueba, para comprobar cuál de ellos era el mejor.
Muy bien, dijo el califa, ambos tendrán que organizar un banquete. El que consiga el más elegante y refinado, se ganará el título de mejor visir.
Al cabo de unos días, llegó el momento. El primer visir en organizar el banquete dejó a todos asombrados por la perfección. Desde la selección de los invitados, hasta la elección y ejecución del menú … no había nada fuera de lugar. La música perfecta en el tono correcto …, los poemas, la decoración.
¡Es insuperable! Dijeron los cortesanos.
De hecho, eran muchos los que le daban ya por vencedor.
Pasó una semana y llegó el turno del banquete del segundo visir.
Para sorpresa de todos, era exactamente igual que el de la semana anterior: los mismos invitados, el mismo menú, la misma música …
Los cortesanos estaban desilusionados, porque consideraban este banquete un plagio del anterior. Y estaban convencidos de que el califa nombraría al primer visir, como ganador.
Sin embargo, para mayor sorpresa de todos, el califa dijo:
‘Tenemos ya un ganador de esta prueba y es el califa que ha organizado este segundo banquete, que jamás olvidaremos’.
Los cortesanos no pudieron ocultar su expresión de extrañeza y desaprobación.
El primer visir se adelantó, extrañado, y preguntó: ‘¿Cómo nombraba vencedor a alguien que había copiado todo lo que él creó?, y añadió: ‘Permítame, gran califa, ¿debido a su gran inteligencia, debemos tomar como ironía lo que acaba de decir … o tal vez sus ojos hayan visto aquello que nuestros humildes ojos no han sido capaces de percibir…?’
El califa, entonces, respondió: ‘La razón de mi decisión es muy sutil. Se debe, sobre todo, a que el visir segundo ha conseguido rememorar de golpe aquello que ya habíamos olvidado, recreando de nuevo el mismo banquete, ha conseguido devolvernos a todos la felicidad que había pasado. El segundo visir nos ha aportado tres nuevos tesoros a lo que ya vivimos en el pasado banquete: el recuerdo, el reconocimiento y la victoria de la aniquilación del pasado. No puede haber nada más dulce que esto’.
(https://tucuentofavorito.com)
Pues bien, sabemos que, efectivamente, si al final Pedro Sánchez, o su posible sustituto Alberto Núñez Feijóo, del PP, se ven ‘obligados’ a modificar alguna ley, para ‘adaptarla’ a las europeas, lo que harán es como el segundo visir, copiar la actual legislación, sin apenas matices perceptibles, y el ‘califa’ de la UE, se dará por satisfecho, pues entre socios no se atacan, y, en todo caso, dirán que es un asunto interno.
Un ejemplo de esa ‘adaptación’ la hemos visto recientemente con el proyecto de ley de secretos oficiales, una ley franquista todavía en vigor, prácticamente íntegra, que Pedro Sánchez ha retocado, pero poniendo unos límites (50 años + otros 10), que hace imposible que nuestra generación podamos conocer las vergüenzas y delitos: del postfranquismo, del 23 F, del Gal, de la ‘policía patriótica’, del espionaje mediante el ‘Pegasus’, etc.
Y así nos va, y nos irá, si no hacemos nada, y seguimos en el sofá de casa, instalados en nuestro estado depresivo, considerando que no hay nada que hacer, que todos son iguales, etc.