
amadeopalliser@gmail.com
La mayor parte de los españoles sabemos que, históricamente, el estado español es el negocio familiar, el cortijo, el coto de caza, de la extractiva monarquía borbónica y de su corte de ‘amistades’, en la actualidad, las 400 familias del régimen franquista que siguen beneficiándose y repartiéndose el pastel.
En mi escrito de ayer, finalicé comentando la nueva ‘ocurrencia’ del gobierno de Pedro Sánchez, de efectuar el futuro corredor ferroviario del Atlántico, haciéndolo pasar, ¡cómo no!, por Madrid, igual que el corredor del Mediterráneo. Por eso, señalé que eso tiene su ‘lógica’, pues todo el mundo sabe que, en contra de lo que dice la geografía, Madrid es una isla, rodeada por el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, por eso, los madrileños tienen el privilegio de poderse bañar en uno u otro mar.
La idea de que Madrid es una isla, la tomé del libro de Óscar Pazos: ‘Madrid es una isla. El estado contra la ciudadanía’ (editorial Lince, 2013):
‘En este libro se expone con cifras y datos cómo gracias al secuestro de los órganos de poder se ha creado en Madrid una trama de instituciones e intereses mediante la cual, el complejo político-económico español gobierna el país en su propio beneficio. Madrid, que se impuso como una solución totalizadora y unitaria para todos los retos e interrogantes de la modernización, se ha convertido en el gran problema político de los españoles.
Somos súbditos de una capital ególatra, y eso tiene enormes costes políticos y económicos para todos los españoles.
(…) El estado ha centralizado la banca y el sistema monetario, las grandes constructoras, las comunicaciones, las facultades, que son fábricas de altos funcionarios, de candidatos a los puestos más elevados de la judicatura. Controla la prensa, la investigación científica e incluso las artes y las letras con sus órganos gremiales de poder, como sus reales academias varias.
Casi todos los organismos de investigación están en Madrid, por ejemplo el Instituto Nacional de Oceanografía, donde tienen quince oceanógrafos estudiando el bacalao, o el canal de experiencias hidrodinámicas de la armada, para probar barcos y buques a 500 kilómetros de la costa.
(…) Y también muere en Madrid la economía, pues, a partir de los años veinte, unos pocos bancos centralizados en Madrid consiguieron que toda la economía pasase por ellos. Así, nuestra economía se vuelve deficitaria en sus intercambios con el exterior y aumenta su deuda neta. La industria financiera de Madrid se ha alimentado de la deuda del estado porque el estado esta a su servicio.
Rodo empezó con Felipe II, el rey absoluto que se encerró en su poder. Y ahí seguimos; el poder en España se recluye, no rinde cuentas ni da explicaciones. Y utiliza los recursos, como lo hacía la corte, para su provecho. Y manipula lo que puede a los medios a través de concesiones.
La dictadura franquista no mejoró las cosas. La depredación de la guerra (INcivil) se mantuvo en la postguerra. Fue una nacionalización económica promovida por los vencedores. En 1950, Madrid era la única de las actuales comunidades autonómicas que superaba los niveles de preguerra en PIB y renta familiar.
La democracia (mejor dicho, la pseudo democracia, como sabemos) trajo privatizaciones, cambiaron a los grupos y personas que dirigían las empresas por otros, pero Madrid no abandonó la política intervencionista y clientelar heredada y controlada a través de todos los organismos dependientes (patronales, colegios empresariales, asociaciones judiciales, fundaciones …); así ejerce la soberanía nacional a espaldas de los españoles y se reparten los beneficios.
(…) Decir que Madrid tiende a convertirse en un México DF con el resto de España como cinturón periurbano no es una exageración: el centralismo económico de Madrid es ya mayor que el de Londres o París si atendemos a la dependencia de la economía madrileña respecto a la gran empresa paraestatal.
(…) ¿Cómo acabar con todo esto? Sin un traidor dentro del sistema es imposible. Diputados que rompan la disciplina de partido y empiecen a actuar como portavoces de las iniciativas legislativas populares, gente que tire de la manta. Pero si se sigue reconcentrando el poder vamos a peor.
¿Madrid la ciudad más rica de España? Sí, en PIB y en renta per cápita, porque su negocio es el poder y quien está arrimado a él, saca tajada, es el beneficio de la capital’
(Ima Sanchís, La Vanguardia, 18 de marzo del 2013)
Óscar Pazos, que ahora ha publicado la segunda parte de ese libro, comenta, asimismo, que:
‘La constitución de Madrid como un centro de poder que aglutina todos los privilegios ha dado lugar a una burguesía madrileña potentísima que está presente en los órganos de poder y que tiene una cultura propia. (…) Una burguesía que nada tiene que ver con la catalana. Todas las capitales europeas son de media más progresistas que la media de su país, y en España es justo lo contrario. Aquí estamos en u proceso de desnacionalización, hacia Europa y hacia abajo, y esta pérdida de soberanía del estado hace que el poder madrileño, en sí mismo, se empiece a configurar como un poder independiente del estado español.
(…) El resultado es la España vaciada, pues se está empezando a articular una oposición política en Madrid en lugares donde siempre se votó en clave estatal, como Teruel. Se ha instaurado un ‘cursus honorum’ en el que si quieres progresar en la vida te tienes que ir a Madrid. Y si tienes una empresa la llevas ahí también, porque en este tipo de capitalismo actual, las relaciones son muy importantes. Y esto hace que cuánto más cerca de Madrid, peor lo pasan los territorios.
(…) Existe la visión de que el poder europeo se configurará a través de una serie de megaciudades, de ciudades globales, con peso político y económico. Es lo que denominan el hub Madrid.
(…) La idea de tejer una relación privilegiada entre Madrid y Iberoamérica respecto a Bruselas, igual que ahora hace con el resto de España, es una estupidez, porque las élites latinoamericanas son dependientes de los EUA, y después ellos van directamente a Bruselas.
Pero Madrid no puede ser esta gran ciudad global que quieren construir, no puede entrar en esta competencia de ciudades porque no tienen nada que ofrecer. Su cultura es otra: es la de gobernar, la intermediación, la de extraer recursos de alrededor y vaciarlo. Por eso necesitan un territorio que gobernar.
Madrid siempre ha querido emular a París, en este sentido. Pero París le cortó la cabeza al rey y le dio una república y una cultura republicana a los franceses. ¿Pero Madrid qué ha dado? ¿De dónde viene el fracaso nacional español? Pues del hecho de que Madrid nunca pudo dar una cultura al resto del país. Y ahora han hecho una ciudad burguesa y moderna, pero ¿cómo? Pues sacando los recursos de su alrededor. En cambio, París ya estaba hecha. Es otra historia.
El modelo real de Madrid es hacer un paraíso fiscal para ricos, pero esto no es un hub, no es una ciudad industrial ni un centro financiero.
(…) Hay un excepcionalismo madrileño, ya que tiene una acumulación de poder tan grande que compite con el estado, y más con un estado que se está vaciando de poder. Estas élites madrileñas son capaces de desafiar al estado. Antes Madrid se confundía con el estado, pero ahora se está independizando, está jugando un papel propio. Y es muy contradictorio porque a la vez reclama que es España.
Las élites están colonizando al estado, Azaña dijo que ‘las élites están acampadas sobre el estado’. El estado se hereda de padres a hijos. Una cosa curiosa es que los hijos siguen haciendo oposiciones para ser altos funcionarios. Y así controlan el estado e introducen su propia cultura. Hay unos poderes instalados dentro del estado que son básicamente madrileños’
(David Miró, Ara, 15 de diciembre del 2021)
Esa oposición Madrid vs estado, la vimos y vemos con los enfrentamientos de las presidentas autonómicas, Esperanza Aguirre contra Mariano Rajoy, y ahora, Isabel Díaz Ayuso contra Pedro Sánchez; es indiferente el partido que sea, pues tanto el PP como el PSOE tienen una misma ideología y comparten estrategia: vaciar España mediante la aspiradora madrileña, como expresó Ayuso: ‘Madrid es España y España es Madrid’.
Vicent Partal, en su editorial de ayer en Vilaweb, analizando el mencionado corredor Atlántico (y su ‘lluvia de millones’), apuntó que, históricamente, todas las capitales europeas están en la costa, o en la orilla de grandes ríos, que permitían el flujo de mercancías, por eso, señalaba que la capital de España, racionalmente, debería ser Sevilla; y que Madrid, no deja de ser más que un engendro inventado y forzado, para que los reyes tuvieran su negocio familiar cerca de sus cotos de caza.
Efectivamente, un reino así, como el español, debería ser rechazado por la ciudadanía en general, pero vemos que no es así, más bien al contrario. En el territorio español los borbones son bien aceptados y aprobados, a pesar de que se sepa que han ‘robado’ y que el rey emérito esté autoexiliado en Abu Dhabi, y que ahora, el ‘turno’ le toque a su hijo Felipe, ‘el preparaO’. Está claro que les gusta ser súbditos, y que no tienen el raciocinio suficiente para llegar a ser ciudadanos.
Los independentistas catalanes sí que tenemos claro que somos ciudadanos, con plenos derechos y deberes, por eso, con este reino nunca podremos convivir, ni queremos ‘conllevarnos’, según apuntaba el ‘españolísimo’ José Ortega y Gasset (1883 – 1955)
Y como ciudadanos, queremos definir nuestro país, nuestra República Catalana, sin los defectos del modelo español, pues sería nefasto que Barcelona pasase a ser también una isla (la Isla Tortuga de los piratas del Caribe) respecto al resto de nuestro país.
No queremos una Catalunya vaciada y aspiradora que esté contrapuesta a su capital. Y, claro, tampoco queremos una Barcelona alienada fraudulentamente del pensamiento independentista mayoritario en Catalunya.
No tenemos que aceptar que, en las próximas elecciones municipales, la infame Ada Colau pueda seguir siendo alcaldesa (ganada, en primera instancia, aprovechándose de las maquinaciones del corrupto estado contra Xavier Trías y, en segunda instancia, pactando con el impresentable Xavier Valls, que no quieren ni sus compatriotas franceses)
En definitiva, que tendremos mucho trabajo, pero, el primer paso será asegurar que la alcaldía de Barcelona recaiga en un independentista, un verdadero independentista; pero lo tenemos crudo, ya que Ernest Maragall como su partido ERC ya ha dejado de ser independentista y, Xavier Trías, al que esperaba votar, por justicia poética (que derrotase a Colau, ‘vengando’ su derrota de hace 8 años; pero, al ver que Trías también se está apuntando al autonomismo, para conseguir votos, y ver cómo se ha portado con Laura Borràs, creo que no merece volver a ser alcalde. Así que, lo tenemos francamente difícil.