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El estado español es un pollo descabezado

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Hace muchos años que tengo esa imagen del reino español, así, en su conjunto, pero también sobre cada uno de sus poderes, superficiales o de sus cloacas, ya que nunca muestran un mero vestigio de inteligencia positiva, entendida, de forma amplia, siguiendo el diccionario de la RAE: Capacidad de entender o comprender, de resolver problemas. Conocimiento, comprensión, acto de entender, habilidad, destreza y experiencia.

Efectivamente, las emociones pueden ser positivas (afecto, aceptación, amor, diversión, humor, satisfacción, etc.) o negativas (aburrimiento, angustia, culpa, estrés, de opción, frustración, rencor, rabia, etc.). Y, en función de esas emociones, como motores, se determina el fruto de la inteligencia, ya que, podríamos decir, que hay inteligencia negativa como la de los asesinos, etc. (Esta clasificación entre la inteligencia positiva y negativa la acabo de improvisar para clarificar esta exposición, pero, con toda seguridad, no es nada novedosa, ya que es trivial).

Volviendo a la imagen del ‘pollo sin cabeza’, con ella me refiero al famoso ‘Mike the Headless Chicken o Miracle Mike’ (Mike, el pollo sin cabeza) que, en 1947, en Fruita, Colorado, EUA, vivió 18 meses después que su amo le cortase la cabeza. El dueño, un tal Oltsen, con el hacha le cortó la cabeza, pero no acertó la vena yugular, y le dejó una oreja y la mayor parte del tronco encefálico intacto.

El pollo no cayó, siguió andando, desgarbadamente, por lo que Oltsen decidió mantenerlo con vida, alimentándolo con una mezcla de leche, agua y granos de trigo, mediante un gota a gota. De ese modo, el pollo fue ganando estabilidad, pero incapaz de cantar.

Oltsen llevó a su pollo Mike a la Universidad de Utah, en Salt Lake City, para certificar el caso; y, posteriormente, fue mostrado por las cadenas de televisión, consiguiendo, su amo, ingentes cantidades de dólares. Hasta que, finalmente, el pollo falleció, tras 18 meses.

La explicación científica fue que la mayor parte de las funciones básicas (respiración, ritmo cardíaco, etc.) así como la mayoría de las acciones reflejas de un pollo, están controladas por el tronco del encéfalo, Mike consiguió sobrevivir, pues el hachazo no le cortó la arteria carótida, y un coágulo impidió que se desangrara.

(Fuente: Wikipedia)

Pues bien, ayer, tras leer el artículo del genial Gonzalo Boye, abogado de Carles Puigdemont y de sus compañeros exiliados y también diputados en el parlamento de la UE, me acordé, nuevamente de esa imagen del pollo decapitado.

En ese artículo, titulado ‘Más dura será la caída’ (haciendo referencia al informe del mismo título utilizado por la fiscalía general del estado, elaborado por el juez Manuel Maza, en octubre del 2017), Boye argumenta que la sentencia del 14 de octubre del 2019 contra los líderes independentistas, según la reciente sentencia del TJUE del 31 de enero pasado, está tocada de muerte. Y si el tribunal supremo no era el tribunal pertinente para ese juicio, por no ser el tribunal establecido por la ley, ahora tampoco lo es para revisar dicha sentencia, tras la modificación del código penal, ya que el tribunal supremo, y su titular Marchena, siguen sin ser los jueces predeterminados.

Pero al poder judicial español, y al conjunto de este carpetovetónico estado, le es bien igual; los jueces del TJUE le han cortado la cabeza, pero el ‘pollo’ Marchena sigue dando tumbos, sin rumbo, sin orden ni concierto.

Y Pedro Sánchez y su corte de plebeyos, encabezados por su ‘gurú’ Félix Bolaños, el ministro de la presidencia, siguen paseando las sentencias del ‘pollo’ Marchena, por todas las televisiones y medios de comunicación subvencionados, para sacar rédito, como hacía el granjero Oltsein con su pollo Mike.

Está claro que todo eso es una muestra de escasa inteligencia, ya que, como el pollo Mike, ejercen ciertas actividades mínimas, basales, pero no intelectuales.

Y lo desgraciado de todo ello, es que esas actividades mínimas basales, aquí, en el territorio de SU reino de SU España, todavía tiene suficiente fuerza para hacer mucho daño a los independentistas catalanes. En ese sentido, los poderes de ese nefasto estado siguen como el personaje Dullahan irlandés, al que seguidamente hago referencia.

Ya en la Edad Media corrió el imaginario jinete sin cabeza, remontándose a la mitología celta y alemana; y que fue popularizado por Washington Irving (1783 – 1859), en su cuento ‘La leyenda de Sleepy Hollow’ (1820)

Uno de los primeros referentes, siguiendo con la Wikipedia, se encuentra en el Dullahan irlandés o Dúlajan, perteneciente al reino de las hadas irlandés, activa en los condados de Sligo y Down; es una criatura sin cabeza, por lo general montado en un caballo negro, llevando la cabeza bajo su brazo derecho, con una horrible sonrisa de oreja a oreja y con ojos pequeños y negros. Se dice que, cerca de la medianoche, en días de fiesta o noches de banquete, este jinete salvaje puede ser observado en la oscuridad de los campos irlandeses portando su cabeza, que brilla intensamente con la fosforescencia de la materia en putrefacción, y que usa a modo de linterna.

El Dullahan dice un nombre, y es ese el momento en el que la persona nombrada muere inmediatamente.

Y, como ese caballero negro Dullahan, el ‘pollo’ Marchena y los demás jueces, citan a los líderes independentistas encausados, y ‘mueren políticamente’, como ayer, por ejemplo, hicieron con Josep María Jové y Lluís Salvador, ex dirigentes de ERC en el departamento de economía en el año 2017; pues además de pedirles 7 y 6 años de prisión, y sendas multas, el fiscal Pedro Ariche también les pide 32 y 27 años, respectivamente, de inhabilitación. Es decir, una inhabilitación para el resto de sus vidas. Peor que si hubieran hecho unos asesinatos múltiples.

Pero aquí, esos ‘pollos descabezados’ siguen aplicando su INjusticia, de forma desproporcionada, contra todos los miembros de lo que ahora somos ‘GOI’, grupos objetivamente identificados’; si bien está claro que, en su momento, la fiscalía no supo ‘entender’ que ‘M. Rajoy’ era ‘Mariano Rajoy’. Hasta allí llega su encéfalo, ya que cerebro no tienen.

El geógrafo griego Estrabón (62 a.C. – 20 d.C.) ya describió a los Blemmyes o blemios, los hombres sin cabeza; Plinio el Viejo (24 d.C. – 79 d.C.) también mencionó a los blemitas de Estrabón en sus obras, donde los equipara con las criaturas sin cabeza de los cuales hablaba Herodoto (484 a.C. – 425 a.C.). Ya en la Edad Media, el personaje ficticio sir John Mandeville (se desconoce el nombre del autor), en su obra ‘Libro de las maravillas del Mundo o Los viajes de sir Mandeville’, describió a los blemios como ‘criaturas de estatura sucia y de clase maldita que no tienen cabezas’.

Y en estas estamos, rodeados de blemios.

Ante una situación así, me parece interesante recordar el siguiente poema de Salvador Espriu (1913 – 1985), en su obra ‘Indesinenter’, escrita en 1967, y posteriormente cantada por Raimon. Indesinenter es un adverbio latino que significa ‘sin pararse, incesantemente’

Indesinenter:

Nosotros sabíamos

de un único señor

y veíamos como

se volvía

perro.

Envilecido por el vientre,

por el halago del vientre,

por el miedo,

se agacha bajo el látigo

con insensato olvido

de la razón

que tiene.

Roído, comido

de plagas,

sin parar lamía

la áspera mano

que le ha sujetado

desde tanto tiempo

en el barro.

Le habría sido

sencillo hacer

de su silencio muro

impenetrable, altísimo:

eligió

la gran vergüenza mansa

de los ladridos.

Nunca hemos podido,

sin embargo, desesperar

del viejo vencido

y elevamos en la noche

un canto a gritos,

pues las palabras rebosan

sentido.

El agua, la tierra,

el aire, el fuego

son suyos,

si se arriesga de una vez

a ser el que es.

Hará falta que diga

enseguida, basta,

que ahora quiera

andar de nuevo,

erguido, sin reposo,

ya para siempre

hombre salvado en pueblo,

contra el viento.

Salvado en pueblo,

ya el amo de todo,

no perro servil,

sino el único señor.

Espriu, habla de un perro sometido a un amo que lo maltrata, y, metafóricamente, ese perro es el pueblo catalán sometido al estado español. Por eso insta a al pueblo catalán a despertar y que se arriesgue a actuar por él mismo. El autor insiste indesinenter, sin pararse, incesantemente a esa liberación.

Es decir, o nos despertamos y nos levantamos ante esos ‘pollos descabezados’ o aceptamos mansa y vergonzantemente los maltratos del amo (o los tumbos sin rumbo de los pollos descabezados). De nosotros depende.

Y para eso, debemos diferenciar entre los sueños que proyectamos en nuestras imaginaciones y fantasías; los deseos, es decir, la pulsión vital que impulsa hacia lo que queremos conseguir; y los objetivos, que nos permiten realizar planes, hojas de ruta.

Si nos quedamos en los sueños o en los deseos, nunca conseguiremos nada; quizás ya nos conformemos con ellos, pues soñar despierto también es reconfortante. Pero si realmente queremos conseguir nuestros objetivos, debemos activarnos, dar el primer paso, así se empiezan los maratones, y eso permite llegar a la meta. Sin el primer paso, no hay carrera ni posibilidad de conseguir el triunfo final.

Por lo tanto, es fundamental tener un objetivo, y establecer un plan. No podemos dejarlo todo al azar, como el ‘teorema del mono infinito’ (*), que afirma que un mono, pulsando teclas al azar durante un periodo de tiempo infinito, podrá escribir cualquier texto dado, incluso el ‘Hamlet’ (1601) de Shakespeare (1564 – 1616).

(*) Émile Borel (1871 – 1956), en 1913, en su libro ‘Mécanique Statistique et Irréversibilité’ dijo que, si un millón de monos mecanografiaran diez horas al día, era extremadamente improbable que pudiesen producir algo que fuese igual a lo contenido en los libros de las bibliotecas. (…) Después, en 1970, la imagen de los monos se extendió hasta un infinito número de monos mecanografiando por un intervalo infinito, acabarían mecanografiando un texto legible.