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El estado español, nuestro Moriarty

Amadeo Palliser Cifuentes    amadeopalliser@gmail.com

Se que efectuar la comparación del estado español con el personaje Moriarty, que ahora citaré, es excesiva, pero hay muchos rasgos coincidentes, por lo que me parece adecuado hacer un cierto paralelismo.

‘El profesor James Moriarty es un personaje de ficción que aparece en las historias de Sherlock Holmes, escritas por sir Arthur Conan Doyle (1859-1930).

Moriarty es un genio criminal que Sherlock Holmes describe como ‘el Napoleón del crimen.

(…)

Este personaje únicamente apareció en una de las novelas: ‘El problema final’ cuando Holmes, a punto de desmontar el círculo criminal de Moriarty, se ve forzado a huir hacia Europa continental, para escapar de las represalias de Moriarty. Éste le sigue y la persecución acaba arriba de las cascadas de Reichenbach, donde el encuentro aparentemente acaba con Holmes y Moriarty precipitándose al vacío, a la muerte.

En esta historia, Moriarty es presentado como un maestro del crimen que protege casi a todos los criminales de Inglaterra a cambio de su obediencia y una parte de sus beneficios.

Holmes, por su parte, descubre a Moriarty siguiendo la idea que muchos de los crímenes que investigaba, no eran incidentes aislados, sino que formaban una cadena de crímenes.

Moriarty juega un papel directo sólo en otra historia de Holmes, ‘El valle del terror’, ambientada antes de ‘El problema final’, pero escrita posteriormente. Pero se cita en otras cinco novelas.

(…)

El doctor Watson nunca conoce a Moriarty, sólo consigue verlo de lejos en ‘El problema final’, y se basa en las narraciones de Holmes.

(…)

Holmes describe a Moriarty de la siguiente manera: ‘Su trayectoria ha sido extraordinaria. Es un hombre de buena familia y excelente educación, obsequiado por la naturaleza con unas dotes matemáticas fuera de serie.

(…)

Pero nuestro personaje tenía tendencias hereditarias diabólicas (…) Es el Napoleón del crimen (…) Permanece inmóvil, como la araña en el centro de su telaraña, telaraña que tiene miles de radios y él nota perfectamente la más mínima oscilación de cualquiera de ellos. Apenas actúa, se limita a planificar.

(…)

Conan Doyle buscaba acabar con Holmes de una manera gloriosa, es decir, acabando con un criminal tan poderoso y peligroso, que cualquier otra actividad sería trivial en comparación con ésta.

(…)

Finalmente, debido a las presiones sociales y a problemas económicos, Doyle decidió recuperar a Sherlock Holmes’

(Wikipedia)

Ahora, repasada la historia de este personaje novelado, me parece que es interesante resaltar las siguientes coincidencias:

El estado profundo español, como Moriarty, permanece en el centro de su telaraña, y controla todos los hilos.

En sus respectivos centros, ambos se dedican a planificar las acciones precisas.

Ambos son de ‘buena familia’, al menos si nos limitamos al aspecto económico.

Y ambos tienen una herencia genética, (su ADN), que es perniciosa para la colectividad; el estado español tiene la ideología borbónico-franquista, y Moriarty la criminal.

Sherlock Holmes podría ser, metafóricamente, el independentismo catalán y, especialmente, Carles Puigdemont, pues ambos deben huir a Europa, escapando de la persecución del estado español / Moriarty.

El enfrentamiento entre Holmes y Moriarty en las cascadas suizas de Reichenbach, una de las cataratas más altas de los Alpes (250 m), no deja de ser una metáfora de la confrontación que mantiene Carles Puigdemont con el estado español en las instituciones europeas. Unas instituciones que, al estar conformadas por los propios estados, tienen la fuerza precisa para acabar con Puigdemont, pero, a la vez, en esta persecución alocada e ilegal, el propio estado español también acabará cayendo al vacío de la citada cascada, al menos en cuanto a prestigio y reconocimiento, ya que ha demostrado, internacionalmente, que puede ser muchas cosas, todo, menos un estado demócrata.

Es curioso también buscar paralelismos entre Holmes y el doctor Watson, su amigo, pues:

‘El último caso que el doctor Watson compartió con Holmes como compañero de habitación fue el de ‘Los tres Garrideb’, en junio de 1902. En agosto del mismo año, Watson se muda a Queen Anne Street. El siguiente caso, con el doctor ya viviendo en su propio domicilio, pero interviniendo de todas maneras, es el de ‘El cliente ilustre’, ocurrido en setiembre de 1902.

(…)

En enero de 1904 Holmes da por terminada su carrera y se retira a una granja en la costa de Sussex (…) Finalmente, tras diez años de retiro, Holmes accede a entrar de nuevo en acción en vísperas de la Primera Guerra Mundial, por motivos patrióticos. Este último caso es ‘Su última reverencia’, de agosto de 1914. Aquí, Holmes actúa como espía (…) contando con el apoyo del doctor Watson (…)’

(Wikipedia)

Obviamente, estos vaivenes entre ambos amigos, Holmes y Watson, metafóricamente, guardan un paralelismo entre los partidos independentistas, especialmente JuntsxCat y ERC.

Y en estos años tan complicados, con unos retos gigantescos, si, realmente, los dirigentes de los partidos independentistas quieren seguir el sentir popular, que queremos conseguir la independencia y configurar nuestra república, deberían tener presente que:

‘Nacemos únicos, pero sólo somos rentables en serie’

(Catherine Malabou, filósofa, La Vanguardia, 19 febrero 2014)

Pues únicamente colaborando, trabajando juntos, podremos hacer frente a este gran reto; ya que el ‘divide et impera’ de Julio César (100 c.C.-44 a.C.) es lo que ha estado y está fomentando el unionismo.

Malabou, también señaló que:

Cuanto más poder adquieren los partidos, más mediocridad promueven.

(…)

No actúas mal o bien solo porque hayas heredado unos genes buenos o malos, sino porque día a día has decidido actuar de un modo que, a su vez, va modificando tu mente que propicia conductas futuras.

Cuando usted decide beber una copa; aumenta la posibilidad de beber dos y abre la puerta al alcoholismo. Pero, aunque usted tenga predisposición genética, si no abre esa primera puerta, no será alcohólico.

Lo que decidimos hacer hoy determina qué haremos mañana y toda la vida, y así en toda la cadena de actos de nuestra vida: somos responsables de cada eslabón.

(…)

Los hechos no cambian; su recuerdo, sí. La memoria es un país en el que siempre somos extranjeros (…) pues no puedes pensar dos veces con el mismo cerebro.

(…)

El sistema nos quiere cada vez más en serie: que comamos igual; que vistamos del mismo modo y nos gusten las mismas películas; los mismos libros; los mismos programas de televisión, cuyo éxito depende de que los vean millones de individuos (…)’

(entrevista realizada por Lluís Amiguet, 19/02/2014, La Vanguardia)

Esta entrevista, que me ha facilitado una amiga, me ha parecido muy interesante, si bien discrepo en algunos aspectos, como no contemplar elementos relevantes de la psicología analítica (psicodinámica) o de la Gestalt (basada en la percepción), etc.; pero, a los efectos del presente escrito me ha parecido muy pertinente, ya que:

Pone énfasis en la incidencia del recuerdo (reelaborado continuamente) y, por lo tanto, actualizando los agravios y afrentas sufridas por los partidos independentistas en liza. Y ese presentismo, como ya comenté en un anterior escrito, es una de las grandes fuentes de la permanencia y continuidad de los equívocos.

Que el poder de los partidos, hasta cierto punto, es contraproducente, no ya sólo por la mediocridad que generan internamente, como señala la filósofa; si no que, al menospreciar a los partidos minoritarios, o menos fuertes, se `pierde la riqueza que comporta la diversidad.

Que somos responsables de cada eslabón de la cadena que vamos elaborando, y que las futuras decisiones estarán determinadas por las actuales, por el eslabón del presente, me parece evidente (sin entrar en el ejemplo de las copas citado por la Malabou, ya que me parece excesivamente conductista). Y esto deberían tenerlo presente los dirigentes (que no líderes) de los partidos independentistas, pues las decisiones que tomen estas semanas, respecto a la conformación del gobierno de la Generalitat, presidencia del Parlament, etc., determinará, inevitablemente, el futuro político de Catalunya.

Creo que en este momento es preciso que los dirigentes de todos los partidos independentistas hagan un esfuerzo para ir unidos, es lo que mayoritariamente se ha gritado siempre en todas las manifestaciones: unidad, unidad.

En ningún momento se ha pedido que esa unidad sea en el eje izquierdas / derechas; siempre se ha pedido esa unidad en el eje independencia / dependencia.

Y si ahora, a media jugada cambian de eje, lo que harán es traicionar la voluntad y los deseos mayoritarios del colectivo independentista.

No pretendo que todos vayamos con el cirio en la mano, la vida nos ha enseñado que el ‘ubuntu’ (término de la lengua bantú nguni, que se puede traducir como: ‘bondad humana’) no es lo que predomina, y menos en el sentido amplio de dicho término: ‘yo soy porque tu eres’.

Pero aún así, es preciso confiar en los otros partidos independentistas, y aunque la confianza sea un aspecto muy personal, es preciso trascender los personalismos. Nos jugamos mucho.

Para concluir, seguidamente incluyo una fábula al respecto, pues me parece un colofón optimista:

‘Un insurrecto había sido condenado a morir en la horca. El hombre tenía a su madre viviendo en una lejana localidad y no quería dejar de despedirse de ella.

Hizo al rey la petición de que le permitiese partir unos días para visitar a su madre.

El monarca puso por condición que un rehén ocupase su lugar mientras permanecía ausente, y que, en el supuesto de que no regresase, fuera ejecutado por él.

El insurrecto recurrió a su mejor amigo y le pidió que ocupase su puesto.

El rey dio un plazo de siete días, para que el rehén fuera ejecutado, si en ese tiempo no regresaba el condenado.

Pasaron los días. El sexto día se levantó el patíbulo y se anunció la ejecución del rehén para la mañana del día siguiente.

El rey preguntó por su estado de ánimo a los carceleros, y estos respondieron: ¡Oh majestad! Está verdaderamente tranquilo. Ni por un momento duda de que su amigo volverá.

El rey respondió con escepticismo.

Llegó la noche del sexto día. La tranquilidad y la confianza del rehén resultaban asombrosas. De madrugada, el monarca indagó sobre el rehén y el jefe de la prisión dijo:  Ha cenado opíparamente, ha cantado y está extraordinariamente sereno. No duda de que su amigo volverá.

Pobre infeliz, exclamó el monarca.

Llegó la hora prevista para la ejecución. Había comenzado a amanecer. El rehén fue conducido hasta el patíbulo. Estaba relajado y sonriente. El monarca se extrañó al comprobar la firmeza anímica del rehén. El verdugo le colocó la cuerda al cuello, pero él seguía sonriente y sereno. Justo cuando el rey iba a dar la orden para la ejecución, se escucharon los cascos de un caballo. El insurrecto había regresado justo a tiempo. El rey, emocionado, concedió la libertad a ambos hombres’

(www.viajeporindia.com)

Ya sé que es un cuento infantil, pero me parece que muestra bien la confianza entre amigos, y en la situación en la que estamos, aunque los dirigentes de los partidos independentistas no sean amigos, deberían dejar sus rencillas personales, sus discrepancias y sus ambiciones, ya que el objetivo que tenemos es enorme, muy importante, para como arriesgarlo por temas menores.

En caso contrario, nuestro Moriarty nos derrotará en todos los terrenos.