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El estado español y la fábula de la rana hervida

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Como vimos ayer, la reunión entre Pedro Sánchez y Pere Aragonès (president de la Generalitat de Catalunya) se trató de una reunión meramente cosmética, para hacerse la foto, y quedar que quedarán, que los grupos técnicos se reunirán antes de fin de este mes de julio, para ir tratando los temas, pero sin la presencia de ambos jefes de gobierno.

Isabel Rodríguez, portavoz del gobierno del estado, en la rueda de prensa posterior, señaló que su gobierno está por el diálogo con Catalunya, pero que en la mesa de diálogo deberían participar los distintos partidos que conforman ambos gobiernos, es decir: PSOE y Unidas Podemos, por parte de Madrid, y ERC y Junts, por parte catalana. Y que hay unos temas que sobrepasaban las líneas rojas, por lo que son intocables.

Es evidente que ‘exigir’ que participe Junts, cuando ya de entrada Pedro Sánchez censuró a los candidatos propuestos por este partido (Jordi Sánchez y Jordi Turull), por no formar parte del gobierno de Catalunya y ser dos de los líderes indultados, pero con inhabilitación para cargos públicos. ERC, por su parte, ‘compró’ estos argumentos y, desde ese momento, fuerza a Junts para que sólo participen miembros del gobierno.

Esta exigencia, junto a las líneas rojas marcadas, hacen inútil del todo la continuidad de esa mesa de ‘diálogo’.

Asimismo, tras el descubrimiento del espionaje, como mínimo de 56 personalidades catalanas (políticos, incluido el propio Aragonès; abogados; periodistas; etc.) que comportó un aparente distanciamiento entre ambos gobiernos; y Aragonès puso como condición que, previamente, debería haber un ejercicio de transparencia, más dimisiones de responsables (no únicamente el cese de la responsable del CNI), el compromiso de no espiar más, el conocimiento de la información obtenida y la garantía de su borrado en todos los sistemas.

Pero, por lo visto, el espionaje mayor de toda Europa ya ha sido casi ‘olvidado’. Y todas esas exigencias, han quedado en el cajón.

Tal como señalé en mi escrito de ayer, las conclusiones de esa mesa de diálogo, si efectivamente empieza a trabajar, serán dos: que Pedro Sánchez conseguirá de nuevo el apoyo a sus presupuestos para el 2023; y Aragonès conseguirá una nueva promesa de revisar el delito de sedición del código penal (delito que no figura en ningún código penal europeo), y esa será la ‘desjudicialización’ que nos venderán.

Pero todos sabemos que el compromiso de eliminar la sedición ya figuraba en los pactos de investidura de Pedro Sánchez, y han pasado los años, y el tema sigue aparcado. Ese es el valor de la palabra del Pinocho Sánchez.

Asimismo, Sánchez blanquea su imagen de cara a sus socios europeos, mostrando que es dialogante.

Y lo triste, es que los responsables de ERC no quieran ver esa forma de proceder de Pedro Sánchez; que, además, siempre saca el miedo a que, si no gana él, lo harán PP y Vox, y todo será peor. Y que su gobierno progresista, como el mismo considera, es lo que necesita España, por eso me refería ayer a su adanismo y onfalismo (ónfalo, en griego significa ombligo), es decir, se considera el origen y dentro del universo, como buen narcisista.

Pero ¿qué es peor? Sabemos que la derecha siempre comporta recortes de libertades y derechos, pero también sabemos, y hemos constatado, que en cuanto hace referencia a la monarquía y la unidad de España, el PSOE y el PP, siempre van de la mano. Ya lo hemos visto estos días impidiendo que la comisión europea sobre el espionaje Pegasus pueda venir a España.

Por todo esto, me parece claro que el estado español en su conjunto aplica la técnica de la rana hervida, que es muy popular, pero que me parece ilustrativa, por lo que seguidamente reproduzco el siguiente fragmento:

‘La fábula de la rana hervida

Fue el filósofo francés Olivier Clerc quien ideó la fábula de la rana hervida, con la que poder explicar como cuando un cambio se produce de forma lenta en nuestras vidas, escapando a nuestra conciencia, la situación puede volverse insostenible y peligrosa.

La fábula se basa en una ley física real que viene a decir que si se introduce una rana en una olla y la velocidad del calentamiento de la temperatura del agua es menor a 0,02 grados C por minuto, la rana se quedará quieta y morirá al final de la cocción. Esto se produce porque la rana ajusta con el agua su temperatura corporal de manera gradual. Si la temperatura subiera a una mayor velocidad, la rana saltaría y escaparía. Cuando el agua esté llegando a su punto de ebullición, la rana ya no podrá ajustar más su temperatura e intentará saltar, pero ya no podrá hacerlo, pues ha malgastado su fuerza en ajustar su temperatura, y morirá.

Aplicado al ser humano, esta fábula hace referencia al desgaste emocional que se genera cuando nos encontramos atrapados en situaciones de las que se cree imposible escapar, por lo que se aguanta hasta salir quemado. En otras palabras, paulatinamente se va entrando en un círculo vicioso que provoca un deterioro mental y emocional hasta el punto de quedarse sin fuerzas. Y es que el adaptarse a una situación negativa que muy poco a poco genere un malestar mayor, hace que se normalice la situación, sin tomar consciencia de que las consecuencias pueden ser devastadoras. Ante ello conviene: identificar si alguna situación nos está quemando, poner un límite que no se esté dispuesto a sobrepasar y tomar la determinación de contemplar la posibilidad de vivir de otro modo. Vale la pena mantener presente la fábula para evitar consumirse en un dolor que puede evitarse a tiempo.’

(La Rueda, Carlos Hidalgo, 26/08/18)

Para finalizar, me parece que la gran mayoría de los independentistas catalanes nos estamos quemando, y estamos llegando al límite para poder reaccionar, sin que sea demasiado tarde.

En definitiva, no tenemos que normalizar ni blanquear la situación represiva actual, deberíamos saltar, ya que, si continuamos en el sofá de casa, acabaremos abrasados.