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‘El fin justifica los medios’ y la ‘libido imperandi’

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Siguiendo con mi escrito de ayer sobre la justificación de Margarita Robles, ministra de defensa, de ‘invertir en defensa es invertir en paz y seguridad’ como síntesis de la política española, sierva acrítica de los todopoderosos EUA y la OTAN, nos muestran que, efectivamente, consideran que ‘el fin justifica los medios’, aunque sean engañosos y dañinos, amorales y faltos de toda ética, si con ellos se alcanza el fin deseado.

Esta frase siempre se ha atribuido erróneamente a Niccolò di Bernardo dei Machiavelli (Nicolás de Maquiavelo,1469-1527), si bien nunca la escribió, ya que lo más similar que se encuentra en su obra ‘El príncipe’ (1513), en su capítulo XVIII, encontramos:

‘En las acciones de los hombres, y particularmente de los príncipes, donde no hay apelación posible, se atiende a los resultados. Trate, pues, un príncipe de vencer y conservar el estado, que los medios siempre serán honorables y loados por todos; porque el vulgo se deja engañar por las apariencias y por el éxito; y en el mundo sólo hay vulgo, ya que las minorías no cuentan sino cuando las mayorías no tienen donde apoyarse’

Napoleón Bonaparte (1769-1821), en sus acotaciones en dicho libro, escribió: ‘Triunfad siempre, no importa cómo, y siempre tendréis razón’.

Y es así, los poderes nos consideran mero vulgo que se deja engañar por el éxito, y que no contamos, sino cuando sus votos son necesarios para la investidura, como hemos visto repetidamente en el gobierno español de Pedro Sánchez.

Pero, tal como señalé ayer, la cultura ha evolucionado, y esos postulados han sido superados, ya que ahora, en un contexto teórico moral y ético, se considera justo al revés, ‘que el fin NO justifica los medios’, pero esa formulación queda en el ámbito privado, y aún, pues, en la jungla social, desgraciadamente, sigue imperando la tesis napoleónica.

Ya en la Biblia se recogen testimonios en ese sentido, por ejemplo, el rey judío David (1040 a.C.-966 a.C.), que, para vivir en adulterio con Betsabé, ordenó que el marido de ésta, uno de los más valerosos y leales jefes, Urías, fuera enviado a primera fila de combate, para encontrar la muerte.

Está claro que el pragmatismo es necesario, pero antes de cualquier actuación, el responsable de la misma debería / deberíamos preguntarnos si ¿es correcta dicha actuación?

Aldous Huxley (1894-1963) explicó que ‘los fines no pueden justificar los medios, porque los medios usados determinan la naturaleza del fin que es alcanzado’; así que no hace falta recurrir a la filosofía ética kantiana (Immanuel Kant, 1724-1804), para comprender ese sentido.

Pero, como he dicho, la moralidad está ausente en el contexto del poder, de todo tipo y nivel. Lo vemos en la forma que tiene Pedro Sánchez de despreciar y dividir el independentismo catalán, por ejemplo. Hoy, precisamente, hemos tenido ocasión de oír de nuevo a su ‘fiel servidor’, en plan opusdeístico, diciendo que la España del 2023 es mucho mejor que la del 2017, que estaba crispada por nuestra culpa; y que ahora impera el diálogo, como ‘todos saben y reconocen’. Y claro, no reconoce que efectuar la cumbre hispano-francesa en Barcelona, sea una afrenta, la ‘vende’ como una posibilidad de la visibilidad de nuestra pacificación.

Es evidente que el poder comporta una determinada erótica, y que impera la ‘libido imperandi’, la ‘hybris’ griega, que significa la desmesura, la exagerada confianza en sí mismo, y un orgullo excesivo, como guía de toda actividad de mando.

Artur Shopenhauer (1788-1860) ya señaló el embrujo de lo prohibido. Gilles Deleuze (1925-1995)dijo que antes de que el hombre sea un ‘animal político’ (según Aristóteles) somos un ‘animal volitivo’, pues nunca dejamos de querer. Henry Kissinger (1923) reconoció que ‘el poder es el mayor afrodisiaco’.

Y ante este panorama, los partidos independentistas están discutiendo sobre ‘el parto de los montes’, siguiendo la fábula de Esopo (siglo VI a.C.)

Según esa fábula: ‘Los montes dan terribles signos de estar a punto de dar a luz, infundiendo pánico a quienes los escuchan. Sin embargo, después de señales tan asombrosas, los montes paren a un pequeño ratón’, refiriéndose a aquellos acontecimientos que se anuncian como algo mucho más grande o importante de lo que realmente terminan siendo.

(Fuente: Wikipedia)

Feliz María Samaniego (1745-1801) escribió esa fábula del siguiente modo:

‘Con varios ademanes horrorosos, los montes al parir dieron señales, consintieron a los hombres temerosos ver nacer los abortos más fatales. Después, con bramidos espantosos, infundieron pavor a los mortales. Y estos montes, que al mundo estremecieron, un ratoncillo fue lo que parieron. Hay autores que, en voces misteriosas, estilo fanfarrón y campanudo, nos anuncian ideas portentosas; pero suele a menudo ser el gran parto de su pensamiento: después de tanto ruido, solo viento’.

(https://es.m.wikisource.org)

Y en estas estamos, pues los partidos independentistas como ERC, nos quieren vender su humo. Nos quieren desmovilizados.

Y no debemos dejarnos engañar, ni por pequeños ratones, ni por su humo. Ya no nos alimentan las migas, queremos el pan entero, como canta Txarango:

‘Ja no ens alimenten molles. Ja volem el pa sencer’ (2017)

Ya no nos alimentan las migas

Ya queremos el pan entero.

Tenemos futuro, tenemos memoria

Fuego en las manos para tejer la historia

Llevamos en ellas un largo camino

Vivir quiere decir tomar partido.

No queremos humo, no queremos atajos

Aquí no venimos a hacer volar banderas

Contamos contigo, ahora no puedes fallar

Un día uno, para volver a empezar.

Gente de mar, de ríos y de montañas

Lo tendremos todo y se hablará de vida

Gente de mar, de ríos y de montañas

Lo tendremos todo y se hablará de vida.

Vamos lejos, seremos muchos

Empujemos hacia adelante

Quien siempre rebeldía

Recoge la libertad.

Que no nos engañe el miedo

El mañana hoy es nuestro

Tu y yo cogiendo el horizonte.

Ahora y aquí es el momento del pueblo

No será nuestro si no estamos todas

Es parte de ti, también es parte de mi

Vivir quiere decir tomar partido.

No tenemos en las manos los problemas del mundo

No tenemos todas las soluciones

Pero venimos con coraje y con sueños gigantes

Y para los problemas del mundo tenemos nuestras manos.

Nada para nosotros; para todas, todo

Al miedo y al racismo, pegarle fuego

Quien trabaja la tierra se la merece

El pueblo manda, el gobierno obedece.

Nuestras manos serán nuestro capital

Quien mueve el engranaje debe decidir

Crear, construir consciencia popular

Eterna divisa que nos guía; vivir libres o morir.

Gente de mar, de ríos y de montañas

Lo tendremos todo y se hablará de vida

(repetición)

Vayamos lejos, seremos muchos

Empujando hacia adelante

Quien siembra rebeldía

Recoge la libertad.

Que no nos engañe el miedo

El mañana hoy es nuestro

Tu y yo cogiendo el horizonte.

Seremos luz, seremos muchos

Empujando hacia adelante

Somos futuro y alegría

Siguiendo el paso de los años.

Gente de mar, de ríos y de montañas

Lo tendremos todo y se hablará de vida

(repetición)