Dado el oportunismo de Pedro Sánchez, vimos cómo el president Carles Puigdemont pasó de ser considerado un prófugo de la justicia que debía ser juzgado, después de las elecciones del pasado julio, y ‘haciendo de la necesidad virtud’, Sánchez lo consideró un líder con el que negociar su investidura; y ahora, esa ‘necesidad’ le hace encumbrar a ERC y desmerecer a Puigdemont. Y sobre esa volatilidad mental y sus consecuencias, va este escrito.
Tras la entrevista a Pedro Sánchez, publicada ayer 16 en La Vanguardia, que ya comenté en mi escrito, vemos que los medios de comunicación unionistas se prodigan en esa línea, para reforzar la idea de la presidencia de Salvador Illa, respaldada por ERC y por Sumar/Comuns.
Y, obviamente, el reverso de esa defensa unionista, lo vemos con la crítica al president Carles Puigdemont, al que tratan como un iluminado, un inmovilista anclado en el ‘desgraciado 2017’, como lo consideran.
Y por extensión, esos adjetivos nos los aplican a la totalidad de los independentistas ‘residuales’, como nos perciben.
Por eso, me he acordado de un interesante escrito que leí hace unos días, titulado ‘Del EXILIO al INSILIO, un camino por conocer y reconocer’, de Betty Puerto, en el que explica la situación en Colombia, señalando que:
‘(…) existe un profundo y muy antiguo desplazamiento interno que hasta hace poco más de una década es reconocido como un delito de lesa humanidad.
(…) El desplazamiento forzado transfronterizo es un hecho victimizante que aún no tiene el reconocimiento que se merece dentro de Colombia, a pesar de la ardua lucha de las organizaciones de víctimas en el exterior que abogan y demandan para que se reconozca y se tipifique como tal.
En el mismo sentido, existe un fenómeno mucho menos conocido, mucho más invisibilizado, que ocurre en conflictos armados y se enmarca en el éxodo que obliga a las personas al desplazamiento forzado transnacional, se trata del ‘insilio’.
(…) El insilio es el estar dentro del país de origen, pero forzado al silencio. La persona insiliada, lo está en su propio país, donde eso propio le es ajeno, donde eso propio es territorio peligroso. Esto no solo es una violación a un derecho humano, también constituye una situación que permanece en el tiempo y su impacto varía de acuerdo con la edad, la condición social y las redes de apoyo con las que se cuente; el insilio abarca el campo de la socialización, la escuela, lo vecinal, lo cultural, lo expresivo, la participación ciudadana, las construcciones sociales y las expresiones y comportamientos sociopolíticos.
Este fenómeno, además, define profundamente las relaciones materno – filiales entre madres obligadas al desplazamiento transfronterizo y los hijos e hijas que quedaron en Colombia (…) El insilio se refiere a los familiares afectados por el exilio de sus familiares, pero que se quedaron aquí (…)’
(https://search.app/XiMQE28WvzzVmYCo7)
Buscando información sobre el ‘insilio’, también me parece interesante la lectura del siguiente escrito, de Allín Bullentini, titulado ‘El Insilio: La nueva voz que emerge entre las y los sobrevivientes de la última dictadura’, del 2022, en Página12 (Argentina), en el que la autora explica:
‘La palabra ‘insilio’ no existe en el diccionario, pero para un grupo de mujeres militantes de los 70 y golpeadas por la última dictadura cívico militar – eclesiástica-, define las secuelas que les dejó el terrorismo de Estado: ‘Parecía que estábamos viviendo, pero era todo una mueca’ (…) algún hermane, algún sobrine o compañere secuestrade, detenide, desaparecide, insilio es la palabra que define las secuelas que el terrorismo de Estado dejó en sus propias subjetividades, en lo más íntimo de aquellos días de angustia, de miedo, de despersonalización, y el nombre que le pusieron a una iniciativa que busca amplificar sus historias y las de quienes vivieron lo mismo. Esta es una sociedad que tiene en su seno miles y miles, no sabemos cuántos, de sobrevivientes que sufrimos el insilio en el más absoluto silencio y aislamiento. Queremos encontrarnos, abrazarnos, compartir lo que vivimos’, dice María del Carmen Torres, una de las impulsoras.
(…) Julia Soulier tenía 15 años y militaba en el centro de estudiantes de su colegio Nuestra Señora de Loreto y hasta que terminó el secundario tuvo que ‘soportar’ que la preceptora y la vicerrectora le preguntaran por su hermano Luís y su novio de entonces, Miguel. Ambos habían sido secuestrados. También su otro hermano Roberto, y su cuñada. Todos fueron desaparecidos en La Perla. ‘durante años me sentí vigilada en el colegio’. Años después supe que el profesor de filosofía era el que pasaba los nombres de estudiantes militantes al Arzobispado de Córdoba’, apuntó.
Vivió su insilio sin moverse media cuadra de su casa, adonde militares acudieron durante los tres años que siguieron al secuestro de sus hermanos a extorsionar a su papá. ‘Le pedían plata con la promesa de que los iban a cuidar y cuando lo dejaron en la ruina lo amenazaron con que me iban a llevar a mí’. Durante años caminé las calles de mi barrio sin que mis amigos supieran el terror que tenía de que me secuestraran (…)’
(https://search.app/L8QosASCeWR1eJbJ7)
Me parece que no sería abusar del término ‘insilio’, ni de su filosofía originaria, si lo aplicásemos, por ejemplo, a las mujeres en el mundo islámico, pues, en el fondo, el machismo potencia negativamente las características de ese exilio interior; como lo es la pobreza, en el primer mundo, unos grupos invisibilizados, unos insiliados más.
Asimismo, es evidente que la compleja e injusta situación colombiana y argentina, y de otros muchos estados, no es, en absoluto, comparable a la situación catalana, pues, aquí tenemos paz; una paz violentada por la represión del estado y de sus tentáculos (poderes judicial, policial, mediático, etc.), pero, relativamente en paz, si la comparamos con esos estados; y, relativamente violenta, si la comparamos con los estados europeos con tradición democrática.
Es importante recordar que el pasado 31 de enero del 2023, el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) respondió en sentencia al juez Pablo Llarena que todo país de la UE tiene que respetar las órdenes de detención que le pide otro socio comunitario, excepto si se producen vulneraciones de derechos de forma sistémica en el país emisor y también si van dirigidas contra un Grupo Objetivamente Identificable de Personas (GOIP).
Y, claro, el TJUE se refería, específicamente, a los independentistas catalanes, como GOIP.
Así, se reconocía que nosotros, como GOIP, éramos perseguidos indiscriminadamente, por formar parte de ese grupo, por pensar y querer lo que queremos; lo que comportó y sigue comportando, un cierto silencio derivado de la propia autocensura, por temor. Y por eso, me parece que podemos considerarnos insiliados; máxime cuando, después del anticonstitucional discurso del 3 de octubre del 2017, del infame Alfonso VI, llamando a todos al ‘a por ellos’, que éramos nosotros.
Y así seguimos, pues los catalanes unionistas, se ríen y burlan de los independentistas, esto lo vemos en la manifestación de la avenida Meridiana de Barcelona, por citar un ejemplo.
Y desgraciadamente, los independentistas que se han ido apoltronando en sus respectivos sofás, pensando que ya hicieron lo que pudieron y que nuestros líderes nos engañaron; desafortunadamente, también se apuntan a la crítica fácil a los que nos consideran ‘recalcitrantes nostálgicos’.
En definitiva, que así es nuestro insilio. Y tengo claro que si, por desgracia, al final fuera investido president de la Generalitat Salvador Illa (PSC/PSOE), nuestra situación de personas insiliadas, se agravaría, pues, las burlas, la despersonalización, etc., aumentarían.
Es evidente, y que ha quedado bien demostrado, que los independentistas somos pacíficos y democráticos, y hemos asumido y asumiremos los resultados que, democráticamente, resulten de las elecciones, y de sus pactos posteriores. Y no ofendemos ni ofenderemos a los unionistas, sea el resultado que sea al final; así que ellos no podrán aducir, nunca, que son menospreciados, como sí que lo somos nosotros, nuestra lengua y nuestra cultura.
Por todo ello, estoy convencido de que si ERC ‘la acierta mal’ (como decía el conde Luzano en el cantar del mío Cid, al que me referí en mi escrito de hace un par de días) en este caso, siguiendo con ese poema, ERC se dedicará a ‘mantenella, sostenella, defendella y no enmendalla’, por lo que veremos, de nuevo, a personajes de ese partido, como Gabriel Rufián, volviendo a sus andadas, que todos recordamos y no olvidaremos.
Por eso, pido a los militantes de ERC, que, en el momento de ser consultados, actúen con total ética y moral, de acuerdo con sus conciencias. Una buena noticia sobre el particular, es ver hoy, un escrito firmado por 300 personalidades de ese partido, algunas muy relevantes, pidiendo un cambio de toda la cúpula; pero veremos cómo actúa Oriol Junqueras, veremos su inteligencia emocional y su nivel de empatía.