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El instinto de imitar

Miguel Ángel Sosa
mangelsosar@gmail.com
@Mik3_Sosa

¿Realmente elegimos lo que deseamos o somos influenciados por las decisiones de los demás? Esta pregunta abre la puerta a una de las más intrigantes conductas humanas: la copia de elecciones sociales. Este fenómeno, observado tanto en animales como en humanos, describe cómo las personas tienden a valorar más algo cuando otros ya lo han elegido o aprobado. No se trata solo de relaciones amorosas, sino de amistades, decisiones laborales, consumo, ideologías, estilos de vida y formas de ser. Es una estrategia inconsciente para validar nuestras decisiones basándonos en el juicio colectivo.

Este comportamiento tiene raíces evolutivas. En el reino animal, muchas especies utilizan la observación para identificar recursos seguros o comportamientos efectivos. En humanos, este patrón se traduce en una tendencia a considerar más valioso lo que ya ha sido aprobado por otros: una marca, una tendencia, una carrera, un estilo de crianza o una opinión. «No deseamos lo que el otro tiene, sino lo que el otro valora», explica la psicóloga Marta Garrido. Esta máxima se aplica a todo aquello que define nuestra identidad social.

Las redes sociales han amplificado este efecto. Likes, comentarios y viralidad generan una validación visible que puede influir inconscientemente en nuestras decisiones. Al ver que algo es deseado, admirado o compartido, activamos un atajo mental: «Si muchas personas lo valoran, debe tener algo especial». Esto refuerza la idea de que nuestras elecciones, desde un libro hasta una opinión política, no siempre son tan autónomas como creemos.

Pero, ¿es esto negativo? No necesariamente. Comprender este mecanismo nos permite tomar decisiones más conscientes. Saber que estamos influenciados por la opinión colectiva puede ayudarnos a detenernos y reflexionar: ¿Estoy eligiendo desde mi deseo genuino o desde una necesidad de validación? Reconocer esta tensión interna es el primer paso hacia una autenticidad más profunda.

Además, este fenómeno nos habla de la importancia del valor social en nuestras interacciones. Elegir caminos profesionales, ideológicos o culturales no es solo una cuestión privada; es también un acto social. Buscamos pertenencia, aprobación y estatus a través de nuestras decisiones. La antropóloga Helen Fisher ha dicho que «el comportamiento humano no ocurre en el vacío; está inmerso en contextos culturales y sociales que moldean su expresión».

Explorar la copia de elecciones sociales nos invita a cuestionar los estándares que guían nuestras decisiones. ¿Por qué ciertos gustos, carreras o formas de vida se vuelven populares en ciertos momentos? La respuesta puede estar en la imitación social y la construcción colectiva del valor. Si ampliamos nuestra conciencia sobre esto, podemos abrirnos a formas más auténticas de vivir, elegir y convivir.

Al final, no se trata de eliminar la influencia social, sino de convivir con ella con mayor lucidez. La copia social nos recuerda que somos seres relacionales en todas nuestras decisiones. Pero también que, al reconocer nuestras motivaciones, podemos ejercer una libertad más profunda: la de elegir con autenticidad y no solo con aprobación.