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Tras la eliminación del delito de sedición del código penal, ayer conocimos la revisión de la sentencia del ‘juez’ Manuel Marchena contra los líderes independentistas catalanes.
Sabemos que Marchena, dentro del marco normativo, tiene la autoridad y potestad para juzgar y sentenciar, pero todos sabemos, también, que no podemos esperar que actúe como el encargado de administrar justicia y aplicar las leyes.
No es ninguna sorpresa, la brújula de Marchena no señala el norte, su única señal, doctrina y credo es la unidad de su España. Y no es un caso aislado, ya que toda la cúpula del poder judicial, elegida de forma endogámica, tiene ese común denominador en su ADN.
Tampoco viene de nuevo que Marchena, y el poder judicial en su conjunto, no acepte la división de poderes, pues se creen por encima del poder ejecutivo y legislativo.
Y eso, Marchena lo ha demostrado, de nuevo y de forma clara, en la revisión de su propia sentencia, no acatando la reforma del legislativo, ya que, mediante subterfugios, ha mantenido su sentencia inicial, en cuanto a las penas resultantes.
Era iluso pensar que personajes tan endiosados como Marchena, aceptasen que su sentencia original fuera modificada sustancialmente. Ellos se consideran ‘la ley’, y su discrecionalidad en la interpretación jurídica, ‘va a misa’, y con sus sentencias marcan doctrina para futuras actuaciones, obviamente.
Marchena quiere superar al inquisidor Tomás de Torquemada (1420 – 1498), el gran inquisidor castellano. Y siempre pasa igual, Torquemada que era descendiente (*) de musulmanes conversos (denominados también moriscos), pasó a ser el más sanguinario perseguidor de esos ciudadanos, basándose en denuncias anónimas, con el visto bueno de los reyes ‘católicos’, Isabel y Fernando y el Papado. El nombre de Torquemada se convirtió en sinónimo de crueldad, intolerancia, torturas, fanatismo, etc., que se ajustaba a la realidad, ya que fueron innumerables las víctimas torturadas y quemadas en la hoguera, como ‘acto de fe’.
(*) Álvaro Fernández de Torquemada estuvo casado con una conversa de primerta generación.
Esa persecución se amplió a los judíos, después de su expulsión de los reinos de Castilla y Aragón (40.000 emigraron, perdiendo todos sus bienes, y 50.000 fueron bautizados y pudieron seguir viviendo en sus casas, pero estigmatizados (denominados marranos).
Torquemada falleció el 16 de setiembre de 1498 y enterrado en el monasterio de Santo Tomás de Aquino de Ávila, y una buena prueba de su mal recuerdo fue que, en 1832, es decir más de tres siglos después, su tumba fue saqueada, sus huesos robados y supuestamente incinerados ritualmente, de la misma manera que los actos de fe que practicaba.
Evidentemente, la responsabilidad no fue exclusiva de Torquemada, ya que el Santo Oficio actuaba bendecido y propiciado por el Papado y por Isabel y Fernando, como he dicho.
Las fidelidades llevadas al extremo son perniciosas, como, por ejemplo, el emperador romano Calígula (Cayo Julio César Augusto Germánico, nacido el año 12 y asesinado el año 41 d.C.), que, tras haber recuperado la salud, ordenó asesinar a varias personas de su familia y amistades próximas, que habían prometido sus vidas a los dioses, si el emperador se recuperaba, como sucedió. Y un buen ejemplo de prepotencia y desmesura, fue que Calígula quiso nombrar a su caballo preferido, Incitato, que vivía en pleno lujo, como cónsul y sacerdote.
Ciertamente, el miedo puede justificar ciertos vasallajes, pero también el ansia de poder y ambición explica esa sumisión humillante.
En el actual reino español estamos acostumbrados a infidelidades y abusos de poder, lo vimos ya en sus orígenes, con un rey elegido por el dictador y asesino Francisco Franco, que había jurado los principios fundamentales del franquismo, y, en un ‘plís plás’, se ‘olvido’ y se mostró como un monarca democrático (sin ser votado); y, después del fallido golpe de estado del 23 de febrero de 1981, ese rey, Juan Carlos I, se hizo ‘el loco’, abandonando a los implicados (y que ahora sabemos, que el rey e incluso Felipe González, líder de la oposición, conocían y estaban plenamente informados).
También lo hemos visto con la actuación inconstitucional de Felipe VI, extralimitándose de sus funciones con su discurso del 3 de octubre del 2017, y el lanzamiento del ‘a por ellos’ de todos los poderes del estado contra los independentistas catalanes. Y, claro, con la aprobación y seguidismo de todos los ‘españolistas’, desde Mariano Rajoy, Pedro Sánchez y ‘tutti quanti’, es decir, de los mal autollamados ‘constitucionalistas’.
Y volviendo con el funcionario (en el peor sentido del término) Marchena, es preciso comparar su sentencia original y su revisión actual:
Sentencia original:
Sedición y malversación: Oriol Junqueras 13 años de prisión y los mismos de inhabilitación absoluta, Raúl Romeva, Jordi Turull y Dolors Bassa, 12 años de prisión y los mismos de inhabilitación.
Sedición: Carme Forcadell, 11 años y 6 meses de prisión e igual tiempo de inhabilitación; Joaquim Forn, y Josep Rull a 10 años y 6 meses de prisión y los mismos de inhabilitación; y a Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, 9 años de prisión y los mismos de inhabilitación.
Ahora bien, tras la eliminación del delito de sedición y la modificación del de la malversación, el tribunal del supremo, presidido por el funcionario Marchena, que, como dice el catedrático de derecho penal, Josep M. Queralt, ‘actúa más de supremo que de tribunal’, ha considerado que la sedición no se puede sustituir por desórdenes públicos, y que la malversación fue de la más grave, por eso:
Junqueras, Romeva, Turull y Bassa mantienen su inhabilitación inicial, mientras que a los restantes se les considera la condena extinguida. En el caso de los líderes sociales (Sánchez y Cuixart) a los que sí que les ha imputado desórdenes públicos (con la consiguiente amenaza ante futuras manifestaciones masivas), la inhabilitación es inferior a la condena ya cumplida.
Al no haber especificado, en la sentencia inicial, cuántos años de pena correspondían a cada uno de los delitos considerados, ahora, le ha permitido a Marchena, hacer un giro copernicano, propio del mejor tahúr del Mississippí, (pero sin la ‘simpatía’ de Mel Gibson en la película ‘Maverick).
Así, la malversación que inicialmente fue considerado un delito medial, para la consecución del fin de la sedición, ahora bpasa a ser el delito central.
La lógica señala que, al no haber el delito de sedición, decae la malversación medial (ya que no era para enriquecimiento propio), pero a lógica fantasiosa de Marchena no es racional, como vemos comparando la inicial sentencia máxima, la de Junqueras, a 13 años de prisión e inhabilitación por sedición y malversación con la de Carme Forcadell, sentenciada por sedición a 11 años y 6 meses de prisión e inhabilitación. Y con esa comparación, cabría deducir que, a la malversación, por diferencia, le correspondía 1 año y 6 meses.
Pero el funcionario Marchena, no debe saber restar, y quitar el delito de sedición casi es inocuo.
Esta actuación del poder judicial es demencial, injusta, y propia de un reino tercermundista. Como lo es, también, la respuesta que ha dado el PSOE, considerando que el tribunal supremo les ha dado la razón y los hechos del 2017 continúan siendo delito, y que la reforma del código penal, eliminando la sedición, y modificando los desórdenes públicos y la malversación, está en línea con su programa de no despenalizar la causa del 2017.
Obviamente, el mentiroso Pedro Sánchez, con su idea de ‘desjudicializar’ el conflicto, lo único que ha hecho es dividir a los independentistas, nada más y nada menos; y, desgraciadamente, ERC tragó el anzuelo y sigue enganchado a él, pero, ahora, confiando en la justicia europea. Y ‘ahora’ Junqueras ve ‘voluntad de venganza en el tribunal supremo’, pero sigue sin ver el engaño del PSOE.
Vicent Partal, en su editorial de Vilaweb de ayer, 13 de febrero, señaló que los líderes políticos que se sometieron al estado español cometieron varios errores: menospreciar la propia declaración de independencia, reconocer la autoridad española, confiar que la sumisión lingüística y la contrición les favorecería, y, después, confiar en el PSOE.
Y esos errores los pagamos y pagaremos muy caros, ya que, a mi modo de ver, el reino español está en pleno efecto túnel, en un mundo paralelo, con inmensos agujeros negros, y en su multiverso se cree el summum, el no va más. Así, nos llevan a todos en su fantasmagórico tren negro, sin luces, en la noche y dentro de un gran túnel interminable.
Para finalizar, me parece interesante y motivadora la siguiente fábula africana:
‘La leona y el avestruz
Había en la Sabana dos futuras mamás embarazadas al mismo tiempo: una leona y un avestruz. Las dos dieron a luz a dos crías a la vez, pero los retoños de la leona nacieron muy débiles, mientras que las crías de la mamá avestruz, nacieron rebosantes de salud.
La leona contemplaba con mucha envidia cómo los polluelos de la mamá avestruz crecían sanos, mientras que los suyos apenas crecían, y siempre estaban enfermos. Decidió, entonces, quedarse con los hijos del avestruz.
Un día, aprovechando un descuido del ave, fue hasta su nido y depositó allí a sus cachorros leones, mientras que agarró con fuerza a los polluelos de avestruz y se los llevó a su guarida.
¡Pobre mamá avestruz cuando llegó y vio allí a los leones! Pero, aún sabiendo que había sido la leona la que se había llevado a sus hijos, no podía hacer nada… la leona era muy fuerte y acabaría matándola si osaba a exigirle que le devolviera a sus crías.
La mamá avestruz, destrozada por la pena, fue en busca de ayuda, caminando por toda la Sabana africana, en busca de algún animal que pudiera decirle qué hacer.
Sin embargo, la leona tenía atemorizados a todos, y ninguno quería ponerse del lado del avestruz, hasta que un día, llegó hasta el lugar en donde vivía una mangosta, que a pesar de ser pequeña, era muy inteligente. La mangosta, conmovida por el dolor de la mamá avestruz, le dijo:
No te preocupes, yo te ayudaré a recuperar a tus hijos.
El avestruz, asombrada, preguntó: Pero ¿cómo lo vas a conseguir con lo pequeña que eres?
Tengo una idea, dijo la mangosta, necesito que convoques a todos los animales a una asamblea esta misma noche, junto a aquel árbol bajo el que se ve un termitero con un agujero … ¿lo ves?, señaló entonces la mangosta. Más adelante hay otro agujero de salida, que no se ve desde aquí.
Sí, si lo veo, haré lo que me dices.
La mamá avestruz comenzó a avisar a todos los animales de la Sabana: ¡Reunión extraordinaria!, la mangosta convoca a todos los animales …
Los animales comenzaron a correr la voz, y el aviso llegó también hasta la leona, que decidió acudir a la reunión. Así que esa misma noche, los animales se reunieron junto al árbol de los termiteros. Entonces, la mangosta se subió a uno de los agujeros excavados por las termitas y comenzó q decir:
Queridos animales, estamos aquí reunidos para solucionar un gran problema: el avestruz denuncia que sus hijos fueron secuestrados por la leona.
Todos dieron un grito de terror. ¿Cómo era capaz la mangosta de hacer esa acusación delante de la leona? La leona, por su parte, rugió.
Haya calma, continuó la mangosta. A ver, jirafa … ¿no crees que las crías de la leona son suyas? No sé, dijo asustada la jirafa, yo siempre las he visto con ella … deben ser sus hijos.
Y tú, elefante, ¿piensas que las crías de la leona son suyas? El elefante, totalmente aterrorizado ante la mirada de la leona, respondió: Bueno, siempre va con ellos … eso es que serán sus hijos…
Muy bien, os haré la pregunta de otra forma, insistió la mangosta. ¿Pensáis que un animal de pluma puede dar a luz a un animal de pelo? No, contestaron todos.
¿Y creéis que un animal de pelo puede tener unas crías con plumas? No, volvieron a responder los animales a coro.
Muy bien, pues queda claro: las crías de pluma que están con la leona, son en realidad las crías del avestruz.
La leona entonces arrancó en un ataque de ira al ver que su trampa había sido descubierta por todos, y se lanzó contra la mangosta, para matarla. Pero ella, que era muy lista y se había imaginado el desenlace, se metió en el termitero y salió sin ser vista por el otro extremo.
La leona, cegada por la ira, se quedó esperando a que saliera la mangosta, un día, y otro, y otro más … hasta que murió de hambre. La mamá avestruz, por su parte, pudo por fin recuperar a sus crías y vivió feliz’
(https://tucuentofavorito.com)
Me parece que la mangosta, metafóricamente, puede simbolizar a los tribunales internacionales de justicia. Mientras que todos los animales, miedosos y acomodaticios, pueden representar a los independentistas ‘dialogantes’, y, obviamente, la leona simboliza el estado y a los españolistas. Mientras que la mamá avestruz, puede simbolizar a Carles Puigdemont y a los independentistas de base que seguimos manteniendo la ilusión y deseos del 2017.
Y si queremos salir del actual túnel negro en el que estamos desde hace siglos, no podemos seguir callados y sumisos en su fantasmagórico tren negro sin luces, en esa larga noche.
En mi escrito de ayer cité la película ‘The Banshess of Inisherin’ (Almas en pena de Inisherin) ambientada en la imaginaria isla de Inisherin, de la costa oeste de Irlanda, y muestra cómo dos amigos un día se encuentran en un momento que uno de ellos rompe su relación y de ahí surgen todo tipo de desencuentros, que, mediante una dramática escalada, llega a un final bastante duro. Y en esas están los partidos independentistas, pues ERC, ya de entrada, decidió romper la estrategia unitaria, que había funcionado muy bien con el ‘JuntsxSi’.
Y ahora, pasados cinco años desde el 2017, siguen con su discurso, mostrando que su objetivo real, se ciñe, única y exclusivamente, al mantenimiento y control del poder autonomista.
Por todo eso, si la única estrategia, ahora, es confiar en la justicia internacional, nunca conseguiremos nada. Pues lo fundamental es que la ciudadanía esté constantemente movilizada, que es lo que ERC evita. Y así, nunca, nunca, conseguiremos nada.