El Kremlin ha abierto un nuevo frente de tensión con Occidente con el apresamiento del líder opositor ruso Alexéi Navalni nada más regresar al país tras haber sobrevivido un envenenamiento, decisión que ha desatado una fuerte condena internacional y puede traducirse en nuevas sanciones contra Rusia.
La lluvia de críticas desde el exterior se produjo nada más conocerse su aprehensión el domingo en el aeropuerto moscovita de Sheremétievo cuando llegaba de Alemania, donde se trató durante casi cinco meses de un envenenamiento con el agente tóxico Novichok, del que el opositor responsabiliza al presidente ruso, Vladímir Putin.