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El minuto de silencio y el dedo

Amadeo Palliser Cifuentes
Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Tal como apunté ayer, hoy todo el circo mediático ha centrado sus comentarios y acusaciones sobre la parcial inobservancia del minuto de silencio, por una parte de los asistentes al acto de recuerdo y respeto por las víctimas de los actos terroristas del 17 de agosto del 2017 en Barcelona y Cambrils.

Esto no deja de ser una estrategia burda para desviar el foco del problema. Y si encima pueden centrar todos sus ataques contra la presidenta del Parlament, Laura Borràs, recientemente destituida de forma ilegítima, aunque ella hubiese observado el protocolo y, por lo tanto, fuese ajena a los hechos, pero eso es lo de menos, claro, lo importante es intentar destruirla por lo que representa, ‘miel sobre hojuelas’.

Confucio (Kongzi o Kong Fuzi), hace más de 2500 años, dijo: ‘Cuando el sabio mira la luna, el necio mira el dedo’.

Y, en nuestro caso, la luna que señalamos es el corrupto estado español, cuya última expresión ha sido su ‘actualización’ de la ley de secretos oficiales, así que hasta dentro de 50 años, ampliables otros 10, no se podrá saber la basura que hay detrás de los atentados. Y, en su momento, vetar las comisiones de investigación en el congreso, junto con el PP, Cs y Vox. En esa misma línea, ayer, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, dijo que: ‘No se utilicen los atentados del 17 de agosto del 2017 en las Ramblas para alimentar teorías de la conspiración, porque los propios Mossos dicen que no tiene base alguna’, cuando la realidad es que falta mucha claridad, y toda investigación neutra y objetiva, precisamente, sería la mejor antítesis para desmontar toda ‘conspiranoia’.

Todos sabemos que la sacrosanta unidad de España está por encima de todo, de cualquier derecho fundamental, de todos los derechos humanos, como confirmó  en su momento José Manuel García-Margallo, por entonces ministro de asuntos exteriores del PP, al decir que: ‘el desafío soberanista de Catalunya es el más importante que enfrenta España, ya que, de una crisis se sale, un ataque terrorista se supera, pero la disolución de España es absolutamente irreversible’ (La Vanguardia, 11 de setiembre del 2016)

Pero, claro, al sistema le interesa una población necia, que se fije únicamente en el dedo, en el minuto de silencio, y en Laura Borràs, y que pase por alto otros aspectos colaterales relevantes, como la ausencia de Alba Vergés (de ERC), actual presidenta del Parlament en funciones, que fue sustituida por la representante del ¡PSC/PSOE!, o la ausencia casi generalizada de la totalidad de representantes del máximo nivel en el acto realizado hoy en Cambrils, como si se tratase de un atentado de segunda.

Pero, como digo, lo importante para el poder unionista es cargar las tintas sobre el minuto de silencio, discutiendo sobre si son galgos o podencos, como explicaba la fábula de Esopo (s. VI a. C.), cuando, en realidad sería mejor aplicar la siguiente fábula:

‘Fábula del sapo ventrudo

Un ventrudo sapo graznaba en su pantano cuando vio resplandecer una luciérnaga en lo más alto. Pensó que ningún ser tenía derecho a lucir cualidades que él mismo no poseería jamás. Mortificado por su propia impotencia, saltó hasta ella y la cubrió con su vientre helado. La inocente luciérnaga osó preguntarle: ¿por qué me tapas? Y el sapo, congestionado por la envidia, solo acertó a interrogar a su vez: ¿por qué brillas?’

(www.lavozdegalicia.es/amp/noticia/opinion/2019/07/29)

En un escrito anterior ya me referí al fenómeno del hybris o hibris, según el mito de la diosa griega respecto a la desmesura, la arrogancia y el orgullo del poderoso; y, como señaló Eurípides (485 a.C. – 407 a.C.): ‘Aquel a quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco’. Y todo apunta que vamos por ese camino, por eso quieren tapar cualquier brillo, por pequeño que sea.