*Publica El Colegio Mexiquense libro de Gloria Guadarrama y Emma del Carmen Aguilar Pinto dedicado a revisar la investigación académica en esas materias; recibe elogios por su valentía, claridad y contundencia
La investigación y las publicaciones especializadas en género y mujeres enfrentan todavía la falta de reconocimiento de la comunidad científica, pese a que la violencia contra las mujeres es un problema social que se ha destacado en los últimos años y por ello ha llamado la atención de los especialistas, en especial las mujeres académicas, que se cuentan entre las primeras en el esfuerzo de visibilizar la situación.
La presentación del libro Deshilando la madeja. Algunos hilos en la trama de la institucionalización de la investigación académica sobre mujeres y género en México, de Gloria Guadarrama Sánchez y Emma del Carmen Aguilar Pinto, publicado por El Colegio Mexiquense, confirmó que, como se señala en la contraportada del volumen, «en el panorama aparentemente terso de la academia y de la investigación científica, existen fisuras, intereses económicos, políticos y visiones dominantes sobre la sociedad».
En el libro se abordan algunos de los obstáculos que ha enfrentado la consolidación de los estudios de género en México, tarea que fue bienvenida por las comentaristas de la obra, las investigadoras Patricia Román Reyes y Flor Marina Bermúdez, quienes hicieron exposiciones detalladas del contenido del trabajo y coincidieron en elogiar la claridad, valentía y contundencia con la que se aborda la desigualdad que afecta a una parte de la academia, que se traduce en la falta de reconocimiento a quienes hacen estudios de género y mujeres, así como a la producción intelectual respectiva como un campo disciplinar específico.
Román Reyes, investigadora del Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población de la UAEM, destacó que las autoras toman una postura clara y la expresan con voz contundente respecto al hecho de que la academia es un espacio de desigualdad, de luchas e intereses que entran en conflicto entre sí y con la ética y la moral, al poner en controversia la dignidad humana, porque cualquier forma de desigualdad atenta contra esta.
Asimismo, Flor Marina Bermúdez Urbina, investigadora de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, hizo un análisis pormenorizado de los tres capítulos del libro, cuya lectura, dijo, hace pensar, reflexionar y preguntarse sobre la trayectoria, el trabajo, las instituciones, las publicaciones y vida académica en que la investigación sobre mujeres y género sigue sin alcanzar un espacio definido, claro y reconocido.
En su turno, Emma del Carmen Aguilar Pinto, quien trabajó el libro durante la estancia postdoctoral que hizo en El Colegio Mexiquense, dijo que la manera en que se institucionaliza un campo disciplinario está ligada a valores, de suerte tal que las disciplinas pueden ser vistas como instituciones políticas cuyo reconocimiento -o no- arroja luz sobre el lugar que tienen en la construcción del conocimiento.
Gloria Guadarrama Sánchez, profesora-investigadora de El Colegio Mexiquense, subrayó que los estudios de género y mujeres pasan por el tamiz de los intereses y las tramas que se tejen en las instituciones, al tiempo que expresó su reconocimiento a quienes apoyaron en el proceso de la investigación y la edición del libro.
Por su parte, el presidente de El Colegio Mexiquense, César Camacho, consideró que asuntos delicados como la desigualdad y la violencia de género no se pueden dejar solo al gobierno, pues tienen una dimensión pública que es la suma de lo gubernamental y lo social.
Refrendó que como una institución al servicio de la sociedad, El Colegio Mexiquense trabaja para que la investigación, la docencia y la divulgación del conocimiento contribuyan a mejorar la vida de las personas con propuestas susceptibles de convertirse en políticas públicas.