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El mundo al revés, los poderosos se unen y los débiles se dividen

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Estos días vemos que, en el estado español, las fusiones bancarias siguen su camino, pues el BBVA intenta, de nuevo, la compra del Banc de Sabadell; por el contrario, hoy, 1 de mayo, vemos que los sindicatos CCOO y UGT siguen manteniendo sus estructuras independientes, y los partidos independentistas, igual. Y sobre este sinsentido va este escrito.

Es sabido que las relaciones humanas son complejas y variadas, como se explica en las siguientes relaciones, sintetizadas en famosas expresiones:

La conocida frase ‘la unión hace la fuerza’ apareció, por primera vez en la antigua Grecia, gracias a Homerus (Homero, s. VIII a.C.) y Aesopus (Esopo, s. VII a.C.);

La expresión ‘divide et impera’ era uno de los consejos incluidos por Sunzi (s. VI a.C.) en su ‘El arte de la guerra’, así como en la estrategia seguida por Gaius Iulius Caesar (Julio César, 100 a.C. – 44 a.C.) en su lucha contra los galos, y, posteriormente, en Niccolò di Bernardo del Machiavelli (Nicolás de Maquiavelo, 1469 – 1527) citando al mitológico rey Teseo que, para llegar al poder, explotó las divisiones de los atenienses.

Y, para cerrar el circulo, la expresión ‘tertius gaudens’, el tercero riendo (Georg Simmel, 1858 – 1918), es decir, el que, sin participar, se aprovecha del conflicto entre otros dos, que se presenta, también, como el que se aprovecha, ante la precariedad ajena: ‘año de enfermedades, ganancia de los médicos’.

En este contexto, el tercero puede optar por: no hacer nada y cínicamente aprovecharse (‘tertius gaudens’); arbitrar (‘tertius supra partibus’); o incendiar más la situación, para su beneficio; confirmando el principio jesuítico ‘numquam duo, semper tres’, si bien la relación a tres siempre es más inestable, máxime con el ‘tertius miserabilis’, cuando, en una relación triangular, dos abusan y acusan a un tercero.

Y, como sabemos, una cosa es la teoría, y otra la práctica, la realidad, pues vemos que el lema ‘la unión hace la fuerza’, basado en la frase ‘concordia res parvae crescunt’ (las cosas pequeñas florecen en la concordia), de la obra ‘Bellum lugurthinum’, escrita por Gaius Sallustius Crispus (Salustio, 86 a.C. -34 a.C.), es adoptado, de forma cínica.

Así, vemos que ese lema de ‘la unión hace la fuerza’ aparece como lema nacional en muchos países: Bélgica, Bolivia, Bulgaria, Canadá, Georgia, Grecia, Haití, Malasia, Países Bajos, República Sudafricana, EUA, etc.; pero la realidad que contrastamos a diario, y en todos los órdenes, es que la unidad habitualmente está ausente, pues lo que impera es la competitividad.

También podemos constatar que, desgraciadamente, son los poderosos, en cualquier ámbito, los que imponen su estrategia, para seguir garantizando o incrementando su poder, su control; y para ello, aplican, sin ningún tipo de escrúpulo, su unidad, para hacerse más fuertes, y, en paralelo, la división de los oponentes. Es decir, combinan la ‘la unión hace la fuerza’, para ellos, y el ‘divide et impera’, para los demás.

Tenemos muchos ejemplos recientes aquí mismo, en el reino español, pues vimos que:

  • ante el referéndum independentista catalán del 1 de octubre del 2017, el PP y el PSOE se unieron con la totalidad de los poderes del estado (monárquico, judicial, policial, económico, mediático, etc.) contra el movimiento independentista, realizando, asimismo, todas las maniobras torticeras para dividirnos.
  • y ahora, la mencionada fusión bancaria que, en realidad, busca la españolización de la economía, eliminando toda empresa financiera en Catalunya, como ya hicieron con La Caixa (actual CaixaBank). Si bien es preciso recordar que tanto La Caixa como el Banc de Sabadell, en el 2017 ya mostraron su servilismo al estado español, trasladando sus sedes sociales fuera de Catalunya, siguiendo las órdenes de Felipe VI, y, por lo tanto, traicionando su filosofía original y a los impositores que históricamente les hicieron crecer.

Otro desgraciado ejemplo español, como he citado, lo tenemos con los dos sindicatos más importantes, CCOO y UGT, el primero, históricamente unido a los partidos de izquierdas, y el segundo al PSOE. Pero, en el año 1988, acordaron la unidad de acción sindical, debida a las gestiones de Nicolás Redondo (UGT) y Antonio Gutiérrez (CCOO).

Esta unidad de acción sindical sería positiva para la defensa de los trabajadores, confirmando el lema ‘la unión hace la fuerza’, si realmente hubiese comportado la unión real de ambos sindicatos. Pero no, ambos prefirieron y siguen prefiriendo mantener sus estructuras, sus líderes, sus mandos, en definitiva, sus prebendas, por lo que la unidad se limita a la gestión, y aún.

Es penoso ver que los bancos, al fusionarse, lo primero que buscan es la rentabilidad, cerrando oficinas, despidiendo trabajadores, etc., pero, esos dos sindicatos, hacen justo lo contrario, no buscan las sinergias, puesto que su objetivo prioritario, como he dicho, es mantener sus propias estructuras, con el sobrecoste que comporta. Pero, claro, nadie quiere perder su cuota de poder, sus prebendas, etc.; y eso lo digo con conocimiento de causa, ya que estuve afiliado a CCOO durante muchos años, realizando gestiones en el área de formación, y me permitió conocer su funcionamiento, rivalidades (internas y externas), sus ambiciones, sus narcisismos particulares, etc.

Igualmente, si nos centramos en los partidos independentistas (Junts, ERC y Cup), vemos más de lo mismo, unos líderes con unos egos desmesurados, que tienen, como objetivo prioritario, la perpetuación de su respectiva estructura, es decir, de su empresa de colocación y de distribución de prebendas.

Y así, vemos que el PSOE/PSC (Pedro Sánchez y Salvador ISLA (Illa)), actúan aplicando la estrategia de ‘tertius gaudens’, aprovechándose, cínicamente, de la rivalidad de los partidos independentistas, que ellos mismos alimentan, pues es fácilmente observable que el PSOE anuló a ERC, sometido al síndrome de Estocolmo, tras los años en prisión de su líder Oriol Junqueras. Y, de ese modo, ambos partidos siguen con estratagemas propias al ‘tertius miserabilis’, acusando al tercero, a Junts, al que atribuyen todos los males, y causantes de todas las plagas egipcias, si Carles Puigdemont consigue recuperar el poder el próximo día 12.

Pero no nos engañarán los miserables son ellos, Pedro Sánchez, Salvador ISLA y Oriol junqueras, etc., no somos nosotros, los ‘terceros’, en esa relación, ya que Carles Puigdemont ha sido el único que ha mantenido su honorabilidad con la máxima ética y moralidad, no como los otros citados.

Ante esa situación, los independentistas deberíamos buscar la unidad, no hay otra alternativa victoriosa, como lo refleja la siguiente realidad:

‘El vuelo de los gansos:

El vuelo de los gansos es el más claro ejemplo de las ventajas de trabajar en equipo. Vuelan formando una V, porque cada pájaro, al batir sus alas, produce un movimiento en el aire que ayuda al ganso que va detrás. Volando en V, el grupo aumenta un 70% su poder de vuelo, comparado a que cada pájaro lo hiciera solo.

Cada vez que un ganso se sale de la formación y siente la resistencia del aire, se da cuenta de la dificultad de volar solo y, de inmediato, se reincorpora al grupo, para beneficiarse del poder del compañero que va delante: la unión hace la fuerza.

Cuando un líder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrás y otro ganso toma su lugar: unidos vencemos, divididos caemos.

Los gansos que van detrás producen un sonido y lo hacen con frecuencia para estimular a los que van delante a mantener la velocidad: todos debemos estar dispuestos a asumir las responsabilidades.

Cuando un ganso enferma o cae herido, dos de sus compañeros se salen de la formación y lo siguen para ayudarlo y protegerlo, y se quedan con él, hasta que esté nuevamente en condiciones de volar, o hasta que muere: una palabra de aliento aumenta las fuerzas’.

(https://amp.expancion.com)

Por lo que sería positivo que los independentistas tuviéramos la inteligencia social del ganso, procurando la unidad mediante la ayuda y la solidaridad. Y que evitásemos los personalismos desmesurados e inmerecidos, como la escoba del siguiente cuento:

‘La escoba y el recogedor:

En el jardín de la casa, arrinconados tras un contenedor, escondidos de la vista de los curiosos, se encontraban un recogedor y una escoba. La escoba era tremendamente altiva y siempre presumía y se pavoneaba delante del recogedor: mi trabajo es mucho más importante que el tuyo, repetía una y otra vez la escoba.

Una noche, hizo mucho viento y, a la mañana siguiente, aparecieron caídas muchas hojas y ramas secas por todo el jardín.

La escoba se levantó y empezó a barrer, tiesa y orgullosa, haciendo un gran montón, pero, al no poder recogerlas, las dejó allí.

¿Quieres que te ayude?, dijo el recogedor, ofreciendo su ayuda a la escoba a pesar de todos sus desaires.

La escoba, que era muy soberbia, mirándolo con desprecio, no se dignó a contestarle.

Esa noche volvió el viento, y todas las hojas volaron de nuevo por el jardín, echando a perder el trabajo del día anterior.

Repitiéndose, al día siguiente, la situación del día anterior.

Y durante la segunda noche, el viento volvió a esparcir todas las hojas.

La escoba, desesperada, miró al recogedor que, esta vez, miró hacia otro lado; pero la escoba insistió pidiendo ayuda al recogedor.

¿Me puedes ayudar, por favor?, nunca voy a terminar de limpiar el jardín sin tu ayuda, admitió con humildad la escoba.

Y así, entre la escoba y el recogedor echaron todas las hojas al contenedor, dejando el jardín muy limpio, dándose cuenta de que, juntos, sin falsos orgullos, formaban un buen equipo’.

(https://www.guiainfantil.com)

En definitiva, que los independentistas debemos ser inteligentes, formando un gran equipo, con la fuerza que genera, y evitando los personajes que buscan protagonismo y, claro, evitando y combatiendo a los que buscan dividirnos, para aprovecharse del mar revuelto que están provocando todos los unionistas españoles.