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Ese país es una isla imaginaria citada en la novela fantástica ‘Peter Pan’ (1904), de James Matthew Barrie (1860-1937); en esa isla hay personajes de todo tipo: el capitán Garfio, el hada Campanilla, Wendy, etc.
La psicología popular, ha denominado como ‘síndrome de Peter Pan’, para determinar a la persona que no crece nunca; y también en psicosociología, como característica de determinadas sociedades modernas.
Pero, en el presente escrito, con la expresión del ‘país del nunca más’, me refiero a España, a la España cañí, la de los castellanos viejos, la de los cristianos viejos, con su herramienta del tribunal de la Inquisición, para eliminar y controlar a los diferentes, a los ‘nuevos’, por no tener la sangre pura, como la suya; pues, para ellos, la de los nuevos estaba mezclada con la de los musulmanes y después con la de los judíos, etc.
No queremos pertenecer a un reino anclado y construido con dichas premisas, que mantiene a sus vasallos en una permanente inmadurez narcisista, colérica, manipulada. Siempre hay honrosas excepciones y nunca es correcto generalizar, pero los gritos del ‘a por ellos’, y ver cómo salían de vitoreados los policías que venían a Catalunya a pegarnos, confirma esa imagen. Y, ni en ese momento, ni ahora, ha salido una supuesta (inexistente) progresía española, para defendernos o, cuanto menos, entendernos.
Vemos que forman un todo homogéneo, con diferentes caras PP / PSOE, que en realidad son la misma moneda.
Vemos que Pedro Sánchez, que se vanaglorió diciendo ‘¿de quién depende la fiscalía, pues eso?
Pues eso, ahora vemos que su fiscalía, insta al juez instructor Pablo LLarena, para que sea más duro con los exiliados, y que también se les imputen los delitos de desórdenes agravados. Es decir, que en apenas unos pocos días, el aparato judicial se ha cargado la reforma legislativa al respecto, ese es su respeto a la separación de poderes.
Pero en España nunca ha existido esa separación, es un ‘totum revolutum’, un revoltijo de cosas sin orden, dirigido por el monarca, claro; su piedra angular.
Eso lo sabía Pedro Sánchez, pues aún con sus escasas luces y gran soberbia, sabía que sucedería esto. Y que su fiscalía, y sus abogados del estado, limarían los flecos reformistas aprobados. Así, Sánchez juega con las dos cartas. Una para engañarnos a todos (bueno, a los de ERC) y la otra, para contentar a sus votantes, y aplacar la fiera de más a la derecha, pues el PSOE, también es pura derecha, como hemos visto, al no derogar, como había prometido, la ley mordaza, por ejemplo.
Y en ese funambulismo, Sánchez es un artista, como se describió en su ‘manual de resistencia’, pues tiene esa habilidad especial de desenvolverse ventajosamente entre diversas tendencias u opiniones opuestas, para contentar a todos.
Y, por desgracia, vemos que ERC, en lugar de reconocer el gran engaño del diálogo (pues la eliminación del delito de sedición era una demanda europea), sigue empeñado en defender las ventajas del diálogo. Y, para mayor vergüenza, que será imperdonable e inolvidable, si tras todo esto, al final, el dinosauro español consigue la repatriación de Carles Puigdemont, veremos que ERC no sólo es la quinta columna del estado, es que ya es el propio estado.
El jurista Joaquín Urías, ex letrado del tribunal constitucional, ha reconocido hoy, que ciertamente, Puigdemont, ahora será más fácilmente extraditable.
Antes esa afirmación, que un periodista ha expuesto a Patricia Plaja, portavoz del ejecutivo catalán (de ERC), en la rueda de prensa posterior a la reunión del ejecutivo de hoy, Plaja ha tenido la cara dura y desvergüenza de decir que el president Puigdemont, desde el primer momento, les pidió que en el diálogo no hablasen por él ni para él.
Obviamente, eso es verdad, el president legítimo está en otra esfera, en la de los juzgados internacionales.
Pero, que aquí, ERC favorezca y apoye unos cambios legislativos del código penal, que vayan contra las posibilidades de nuestros líderes en el exilio, como he dicho, es pasar todas las líneas rojas.
Sabíamos que el objetivo principal de ERC era facilitar el retorno de su portavoz, Marta Rovira, en Suiza. Y eso ya lo ha conseguido, pues ella estaba imputada por sedición y desobediencia, no por malversación; y ahora se hará rogar y buscará el momento más mediático para regresar y capitalizar las próximas elecciones municipales de mayo.
Pero aún así, veremos si finalmente la fiscalía no da una vuelta de tuerca, como en los otros casos, y también le imputa desórdenes, todo cabe.
Y también veremos si las inhabilitaciones de ella y de su jefe Junqueras se limitarán, o también el prestidigitador juez Marchena hará otra lectura imaginativa de castellano rancio, para hacer honor a su papel de lazarillo, de pícaro, figura muy popular en el siglo XVI, como expresó la novela ‘La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades’, de autor desconocido.
Yo no me creo que los de ERC sean tan cándidos que desconocieran y desconozcan la realidad judicial, policial, política, económica, mediática, etc., del estado español, como para dejarse engañar. Y si no eran tan ingenuos, y aún así pactaron y nos vendieron sus ‘logros’ como grandes victorias, sólo cabe esperar que más pronto que tarde, todos ellos vayan a parar, directamente, al noveno circulo del infierno, en concreto a su cuarta zona, según describió Dante Alighieri (1265-1321 en su ‘Divina Comedia’ (1320), donde están destinados los culpables de traición, malicia y fraude.
Sabemos que ERC refleja también el bifrontismo del PP/PSOE, y así, un día dicen ser los únicos independentistas de verdad, los prácticos y realistas; y a los pocos minutos, muestran la cara pactista con el estado, al que ya han perdonado el espionaje más bestia de la democracia, y también, las agresiones que nos infligieron.
Eso lo veremos también el próximo jueves, en la cumbre hispano – francesa, ya que Pere Aragonès se prestará a ejercer el papel de besamanos, y poner su mejor cara, en ‘defensa’ de unos intereses: pedir que apoyen el catalán en el parlamento europeo; cuando Sánchez y Macron son los culpables de que no se hable en los parlamentos español y francés. ¿Por qué no les pide eso? Claro que eso sería demasiado incisivo y molesto para los autoinvitados que vienen como ‘Pedro por su casa’, como una gran acción de marketing, diseñada por los ‘señoritos’ de la Moncloa. Y encima, podrían molestarse.
Estamos muy hartos de tanto teatro, como el de los monarcas, y la sucesión de funerales, en las que se ve, de forma forzada, la distancia entre el rey Felipe y su padre, el emérito. Otro de los grandes engañados, pues le convencieron para que abdicara, y por eso todo se le ha caído encima. Si hubiera hecho caso a Isabel II del Reino Unido, que le dijo, en cierta ocasión, que las monarquías eran para toda la vida, otro gallo le hubiera cantado.
Efectivamente, es pavoroso tener una monarquía que no fue refrendada de forma directa y específica; y tener que soportar unos Borbones que sólo vigilan por su negocio, es fatal. Pero aún es mucho peor entrever que detrás de todos ellos, hay otras manos oscuras, que ‘aconsejaron’ la abdicación. ¿quiénes son esos mafiosos?, ¿qué poder tienen?, ¿qué defienden? Y no saber eso, aún es mucho más terrorífico, pues cabe pensar en Florentinos (y no como Dante, precisamente) y Luciferinos.
Seguro de que se tardarán décadas en conocer la intrahistoria real, aquí la transparencia y la claridad no funcionan. Pero estoy convencido que Juan Carlos, de haber sabido cómo acabaría siendo tratado, no hubiera dimitido. Ahora sabemos con más detalle sus chanchullos de todo tipo, pero desconocemos los de Felipe, claro, pues ahora el intocable es él. En total, los españoles no han ganado nada; y nosotros, que no esperábamos nada, tampoco, claro.
Como dijo Mark Twain (1835-1910), ‘La honestidad es la mejor de todas las artes perdidas’; y en esa línea, John Stuart Mill (1806-1873): ‘Una persona puede causar mal a otros no solo por sus acciones, sino también por su inacción. En cualquier caso, es justamente responsable ante ellos por el daño’. E Immanuel Kant (1724-1804): ‘En obrar por simpatía, por compasión, por caridad, no hay absolutamente ninguna moralidad’.
Y en estas estamos, en un momento en el que estos pensamientos han sido olvidados, si es que fueron sabidos.
Así que poco o nada podemos hacer, si no hay una verdadera revolución, pero de 90 grados, pues ya estamos cansados de giros de 360 grados, que nos devuelven al punto de partida, como pasó con la transición / traición.